Aburrimiento: ¿tiempo perdido o fórmula para activar la creatividad?

Distintos investigadores resaltan el valor del tiempo libre sin actividades prestablecidas ni uso de pantallas como una oportunidad para dejar aflorar la curiosidad y la creatividad. Dos pilares clave en el aprendizaje.

Aunque introducir y aceptar el aburrimiento puede resultar inicialmente incómodo tanto para los adultos como para los niños, con paciencia y práctica, puede fomentar un hábitat de curiosidad y creatividad, convirtiendo cada día en un abanico de hábiles descubrimientos. Así lo asegura Jamie Jirout, profesora asociada de la Facultad de Educación y Desarrollo Humano de la Universidad de Virginia, quien profundiza en la intrigante correlación entre la curiosidad de un niño y su capacidad de aprendizaje.
Según Jirout, la curiosidad se enciende cuando un niño percibe un vacío en sus conocimientos, lo que le impulsa a buscar información y reducir su incertidumbre.
Esta sed de respuestas alimenta la creatividad del niño, que empieza a inventar ideas o productos únicos y útiles.
Nuestra era digital, saturada de pantallas, puede preocupar comprensiblemente tanto a adultos como a niños cuando se trata de periodos prolongados de tiempo libre de tecnología y sin estructura. Sin embargo, Jirout asegura que esos intervalos pueden ser oportunidades de oro para que los niños cultiven su curiosidad, creatividad e importantes habilidades para la vida.
"La curiosidad se produce cuando un estudiante experimenta una laguna de conocimiento que le motiva a buscar información para resolver su incertidumbre. La creatividad se produce cuando los estudiantes generan ideas o productos novedosos y útiles", explica Jirout.
Ya sea durante el verano en casa, los fines de semana o en vacaciones, cualquier ruptura de la rutina puede proporcionar la plataforma perfecta para alimentar tanto la creatividad como la curiosidad de nuestros pequeños.
"Cuando los niños tienen la posibilidad de hacer lo que quieren, se sienten profundamente motivados para participar en actividades", afirma Jirout. "Esa motivación les proporcionará mucha experiencia y oportunidades para desarrollar distintas habilidades que quizá no adquieran en la escuela o en actividades más estructuradas en general, porque no tienen que crear toda la estructura ellos mismos", añade.
¿Cómo lograr que esto funcione? Se trata de estructurar el tiempo no estructurado. Jirout ofrece algunas estrategias. “Si a tu hijo le cuesta saber por dónde empezar, ofrécele una idea general de actividad. Ya sea construir un fuerte, crear una carrera de obstáculos o hacer un jardín de hadas, la clave es ser lo más impreciso posible. De este modo, el niño podrá tomar las riendas y explorar por su cuenta los distintos aspectos de la actividad”, subraya.
Además, crear su propia agenda de actividades durante unas horas puede enriquecer enormemente la sensación de control y autonomía del niño, a menudo ausentes en un día típico de escuela o colonia de vacaciones.
Estos momentos de aburrimiento pueden ser más enriquecedores que las actividades más estructuradas. Jirout señala que los niños cultivan mucho la resolución de problemas y el pensamiento creativo a partir de estas experiencias.
Cuando los niños son libres de seguir sus intereses, es más probable que se sumerjan a fondo en las actividades, adquiriendo experiencias y desarrollando una amplia gama de habilidades.
"En general, los niños no tienen tantas oportunidades de hacer las cosas que ellos mismos eligen", afirma Jirout. "Y estarán más motivados cuando tengan autonomía de elección. Por eso creo que es estupendo darles la oportunidad de decidir lo que quieren hacer".
Las actividades al aire libre son la “frutilla del postre”, con beneficios adicionales como el movimiento físico y la interacción con la naturaleza. El niño también aprende habilidades sociales y de colaboración al negociar la toma de decisiones y las ideas con sus amigos.
Para los niños algo mayores, el tiempo no estructurado también puede servir para aprender habilidades prácticas para la vida. "El verano puede ser un buen momento para ir caminando o en bici a un negocio cercano, comprar algunos ingredientes y volver a casa para cocinar", dice Jirout.
"O sin ni siquiera salir de casa, preparar un picnic para comer afuera es una gran habilidad que los niños pueden aprender", agrega.
TIEMPO LIBRE DE PANTALLAS
¿Pero todas las personas logran sacar el mismo provecho del aburrimiento? Según, un estudio reciente de la Universidad de Arizona, publicado en la revista “Creativity Research Journal”, en realidad las personas con una mentalidad creativa tienden a utilizar su tiempo libre de forma más eficaz mediante la exploración mental, permitiendo que un pensamiento progrese de forma natural a otro.
La investigación descubrió que las personas con mayores niveles de creatividad experimentaban menos aburrimiento cuando pasaban tiempo solas en una habitación. Además, durante los largos periodos de tiempo no estructurado provocados por las cuarentenas impuestas por el covid-19, los individuos creativos afirmaron sentirse menos aburridos y más comprometidos mentalmente.
"Estoy especialmente interesado en la creatividad porque queríamos saber qué ocurre en la mente de las personas creativas, sobre todo en situaciones en las que nada limita sus pensamientos", afirma Quentin Raffaeli, autor principal del estudio y estudiante de posgrado del Departamento de Psicología de la UArizona.
En psicología y neurociencia, la mayoría de los estudios sobre los pensamientos humanos o bien incitan a los participantes a pensar de una determinada manera o bien les piden que informen sobre los pensamientos que han experimentado, pero se sabe menos sobre cómo surgen y se desarrollan los pensamientos de forma natural a lo largo del tiempo en contextos no incitados, afirma Jessica Andrews-Hanna, profesora asociada del Departamento de Psicología y autora principal del artículo.
"Aquí es donde entra en juego nuestro estudio", afirma Andrews-Hanna.
La historia está llena de anécdotas de científicos, artistas y filósofos famosos que disfrutaban estando a solas con sus pensamientos, y esas personas a menudo generaban algunas de sus mejores ideas durante los ratos muertos, comenta Andrews-Hanna.
"En la sociedad actual, ajetreada y conectada digitalmente, el tiempo para estar a solas con nuestros pensamientos sin distracciones puede estar convirtiéndose en un bien escaso", añade.
Los investigadores dividieron el estudio en dos partes. En la primera, pidieron a los participantes que se sentaran solos en una habitación durante 10 minutos sin acceso a dispositivos digitales. Sin ningún tipo de indicación, se les pidió que expresaran sus pensamientos en voz alta y en tiempo real. A continuación, se transcribieron y analizaron las grabaciones de 81 participantes.
Los investigadores evaluaron la creatividad de los participantes mediante un "test de pensamiento divergente", una prueba verbal de laboratorio que mide la capacidad de una persona para pensar de forma innovadora. Los participantes que obtuvieron buenos resultados en la prueba de pensamiento divergente tenían pensamientos que fluían libremente y se asociaban entre sí, a menudo indicados por frases como "esto me recuerda a" o "hablando de tal cosa…".
"Mientras que muchos participantes tenían tendencia a saltar entre pensamientos aparentemente inconexos, las personas creativas mostraban signos de pensar de forma más asociativa", afirma Raffaeli.
El primer experimento también descubrió que las personas creativas se concentraban más en sus pensamientos cuando se las dejaba solas sin distracciones, como teléfonos móviles e Internet.
"Las personas creativas se consideraban menos aburridas, incluso durante esos 10 minutos. También hablaban más palabras en general, lo que indicaba que sus pensamientos se movían más libremente", afirma Andrews-Hanna.
Para complementar sus hallazgos iniciales, los investigadores ampliaron su estudio en el contexto de un lapso de tiempo mucho mayor -la denominada pandemia de covid-, cuando muchas personas estaban a solas con sus pensamientos más a menudo.
Para el segundo experimento, más de 2.600 adultos respondieron a preguntas a través de una aplicación para teléfonos inteligentes llamada Mind Window, desarrollada por Andrews-Hanna y su estudiante de posgrado Eric Andrews. Los participantes que se identificaron como creativos dijeron sentirse menos aburridos durante la pandemia.
"A medida que aumentan nuestro exceso de trabajo, de horarios y nuestra adicción a los dispositivos digitales, creo que debemos hacer un mejor trabajo en nuestros hogares, lugares de trabajo y escuelas para dedicar tiempo a relajarnos con nuestros pensamientos", afirma Andrews-Hanna.
Los investigadores prosiguen esta línea de trabajo con su aplicación Mind Window. Animan a la gente a descargar y utilizar la aplicación para ayudar a los científicos a entender cómo piensan las personas de todo el mundo en su vida cotidiana.
"Entender por qué cada persona piensa como piensa puede conducir a intervenciones prometedoras para mejorar la salud y el bienestar", afirma Andrews-Hanna.
EFECTO SOBRE EL CEREBRO
Lo cierto es que el aburrimiento cambia la configuración del cerebro, permite desarrollar la imaginación y activa la creatividad, según confirma la experta educativa Natalia Serrano.
Esta investigadora del grupo Creatividad, Motivación y Autorregulación en el ámbito educativo (EDUCREAMA) de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), en España, aboga por dejar de lado las pantallas para “aburrirse” durante el tiempo libre.
El aburrimiento puede ser bueno o malo, “dependiendo del contexto”, porque en el ámbito escolar la pérdida de atención y concentración supone una reducción en el aprendizaje, matiza.
En los tiempos de espera, como por ejemplo la sala del médico o la parada del autobús, indica que es “habitual” ver a adultos, pero sobre todo a niños, con un dispositivo en la mano para entretenerse. En estos casos, recalca que utilizar una pantalla para evitar el aburrimiento es algo “negativo”, sobre todo en los menores, que se encuentran en pleno desarrollo.
Según esta doctora en ciencias biológicas, los dispositivos tecnológicos evitan el movimiento, que es “fundamental” en la infancia, porque segrega unas sustancias que posibilitan que las neuronas contacten entre sí y se fortalezcan.

Además, ese movimiento es esencial para el desarrollo del sistema nervioso y también para potenciar la creatividad, que es una capacidad inherente al ser humano, necesaria para aprender y adaptarse al entorno como modo de enfrentarse a diferentes situaciones.
“Si cuando nos aburrimos nos ponemos delante de una pantalla, perdemos oportunidades de explorar nuestro entorno, seguir aprendiendo, abrir nuevas expectativas y conocer alternativas que nos van a permitir establecer nuevas conexiones”, resalta.

En este sentido, apunta que solo hay que dejarle una caja de cartón a un niño, que seguramente se entretenga más que con el juguete que contenía esa caja.

“Una caja tiene múltiples usos, permite al niño abrir su imaginación, que es un arma muy poderosa que permite aprender, adaptarse y buscar soluciones ante los problemas”, asegura esta experta.
De cara al mundo laboral, un trabajador puede tener muchos títulos y puede saber mucho, pero lo que se busca actualmente es su capacidad para desarrollar la innovación y la originalidad.
En ese sentido, insiste en que el aprendizaje a través de las pantallas no es multisensorial, ya que el ser humano aprende a través de los sentidos y recibe estímulos a través de ellos.
Así, en algunos centros educativos se enseñan las tablas de multiplicar con ejercicio físico o los niños aprenden a escribir las letras con los dedos en una bandeja de arena, ha explicado Serrano.
“Desconectar en ciertos momentos es muy bueno”, subraya, “porque nuestro cerebro, que no descansa, necesita resetearse para recibir información de forma subconsciente”.
Por último, alude al “mito de la multitarea” entre los adolescentes, que desmiente que sean capaces de hacer varias tareas a la vez, ya que “cuanto más tiempo pasan con las pantallas, peores son sus funciones ejecutivas, su capacidad de planificación, memorización y atención”.