Siete días de política

A la presidenta se le complicaron las finanzas y la re-reelección

La desconfianza de los mercados obligó al gobierno a ratificar el pago de la deuda. Pero la incógnita principal sobre el futuro no es económica, sino política: ¿cuánto durará el kirchnerismo?

Después de un breve descanso por problemas de salud la presidenta utilizó su ritual aparición por TV para ratificar que la Argentina no entrará en un nuevo "default". Se vio obligada a hacerlo porque los bonos se habían desplomado después de conocerse fallos judiciales norteamericanos favorables a los denominados "fondos buitre".

Lo sucedido presenta varias paradojas. La más obvia es que el gobierno prioriza el pago de la deuda hasta el punto de entregar sus escasos dólares a los acreedores, mientras se los niega a los ciudadanos de a pie con un cepo que aún no se sabe cuántos votos le costará.

Otra paradoja es que la economía enfrenta problemas -inflación, déficit fiscal, emisión exagerada- pero ninguno capaz de ponerla en riesgo de cesación de pagos o que justifique una calificación tan desatrosa como la de Grecia. Se espera que las divisas provistas por el campo permitan recomponer el stock del Banco Central el año próximo y que la reactivación brasileña tenga una repercusión local favorable. La situación global, de acuerdo con economistas "K" y no "K" es también de moderado optimismo.

¿Por qué, entonces, la incertidumbre y el pésimo clima financiero y de inversión? Por dos causas que están vinculadas: la mala praxis política y las dudas de que por el actual camino empedrado de errores la presidenta consiga la reelección indefinida.

Los fallos adversos en cortes norteamericanas se dan después de una serie de gruesas equivocaciones estratégicas como la del canciller Héctor Timerman decomisando -alicate en mano- equipo militar de ese país y el de sentarse a negociar con Irán por la AMIA, pegándole el tiro de gracia a las compromisos asumidos sobre el combate del terrorismo. Aquí probablemente está el origen de lo que la presidenta llamó una "campaña antiangentina", pero no se podía esperar otra cosa de una política exterior coincidente con las opiniones de Hugo Chávez y Luis D"Elía.

La incertidumbre financiera se ve agravada, además, por la incertidumbre política. La causa principal de los problemas del gobierno en este terreno es la furiosa embestida contra el grupo Clarín que aceleró de rebote la pelea por 2015. En su afán por acorralar en los tribunales a su archienemigo, presionó y amenazó groseramente a la Justicia con un efecto contraproducente: unificó la oposición dispersa y sin liderazgo ante la amenaza de una aventura autoritaria.

Así, los radicales se pusieron a la cabeza de un operativo para calmar los temores de los jueces y se las ingeniaron para encolumnar a toda la oposición del Senado detrás de un compromiso público: el no a la reforma de la Constitución y a cualquier intento de re-reelección de Cristina Fernández. Consiguieron 28 legisladores por el no, lo que impide que progrese un proyecto reformista hasta por lo menos la próxima renovación parcial del cuerpo el 10 de diciembre de 2013.

Si bien la confiabilidad de los políticos es baja y el "borocoteo" un arma usada con eficacia por los gobiernos "k", el haber cerrado la puerta de una de las Cámaras a la "re-re" tuvo un fuerte impacto en toda la dirigencia, en especial, entre los peronistas (ver Visto y Oido). Contrarrestó, asimismo, la fuerte ofensiva continuista que había obtenido dos éxitos: la aprobación del voto a los 16 años y del recurso de "per saltum".

El golpe al kirchnerismo fue tan fuerte que el diputado de "la Campora" Larroque terminó generando un incidente en la Cámara de Diputados con un agravio inesperado al socialismo, que casi pone en riesgo la aprobación del "voto joven". El proyecto había dividido a una oposición a la deriva que a la hora de votar iba a mostrar sus disidencias, pero el torpe ataque la unió en el retiro del recinto.

Algo similar sucedió pocas horas después cuando la diputada Diana Conti dio un tratamiento grotescamente rápido a la ley del "per saltum" en la Comisión de Asuntos Constitucionales.

La oposición denunció la maniobra y se retiró en bloque. Tanto Larroque como Conti evocaron los procedimientos de Herminio Iglesias con los cuales parece muy difícil que se pueda revertir la opinión negativa que hoy tiene cerca del 70% de los votantes sobre la premanencia de la actual presidenta en la Casa Rosada después de 2015.