Silvestre, de Buenos Aires a Misiones

Emiliano Dionisi escribió y dirige en el Centro de Experimentación del Colón otro gran espectáculo para las familias. Al compás de la música barroca narra en ‘Este no es un cuento silvestre’ el descubrimiento personal de un adolescente que debe mudarse de la Capital a la Mesopotamia.

Emiliano Dionisi lo hizo de nuevo. Acaba de estrenar en el Centro de Experimentación del Colón (CETC) un encomiable espectáculo teatral-musical destinado a niñas, niños y sus familias, que además de alentar el acercamiento de nuevos públicos a ese ámbito cuasi sacro, vuelve a instalarlo como un dramaturgo y director (además de actor y docente) fundamental en la escena actual por la calidez de su mirada y su elevado vuelo creativo.

La propuesta le llegó esta vez a través de Marcelo Birman, director del Instituto Superior de Arte del Colón (Isatc). “De entrada nomás me dio total libertad para encarar el proyecto por donde me pareciera mejor”, confía y agradece Dionisi, cuya obra ‘Este no es un cuento silvestre’ se hermana de algún modo con otra de Gonzalo Demaría dentro de un ciclo denominado ‘Tierra de cuentos y leyendas’.

La fábula escrita por Dionisi está protagonizada por un adolescente porteño, el menor de cinco hermanos, que por decisión de su madre debe viajar a radicarse junto a ella en la provincia de Misiones. Esa mudanza transforma la vida del muchacho de un modo impensado, modificando su mirada sobre el entorno y animándolo a enfrentarse a la fiereza que habita en él. “La naturaleza y los animales -explica el autor a La Prensa- alimentaron en mí una poética ligada con mitos y leyendas inventados para el caso, que terminaron hablando sobre los duelos y la dificultad de crecer, cuestiones quizás no tan transitadas en el teatro para las infancias”.

El equipo artístico está compuesto por el Ensamble Barroco y alumnos de Danza y Canto de la Especialización en Ópera Barroca del Isatc. Junto a ellos brilla con luz propia el joven actor Tomás Castiglione, formado en la Compañía de Teatro Musical Juvenil y en la escuela Proscenio, quien supo ser asistente de dirección de Dionisi en obras como ‘Sueño’ y ‘Mabel, una tragicomedia escocesa’, del tríptico ‘Bardo criollo’.

Castiglione personifica al Silvestre al que alude el título, que con una gestualidad cincelada al detalle junto al director y el aplomo de un artista consumado lleva a pasear al público por paisajes cargado de vegetación y fauna, y de atrapantes historias. “Trabajar con ellos ha sido algo hermoso -comparte Dionisi-; bailarines, cantantes, músicos, son todos gente muy formada y con un nivel de disciplina verdaderamente sorprendente. Artistas con predisposición, con oído, con estudio; el proceso fue muy rápido y disfrutable. Me dieron muchas ganas de seguir investigando por esos lares”.

 

MONOLOGO

Si bien el cuadro general se compone de una docena de músicos, cuatro bailarines y otros tantos cantantes, la propuesta tiene la particularidad de que toda la voz hablada recae únicamente en el actor. La obra se convierte así en un gran monólogo en el que el protagonista le presta su garganta al resto de los personajes, que a su vez se corporizan en los bailarines y vocalistas, quienes sólo rompen esa convención al momento de entonar las canciones.

-¿Cómo escogió la música que acompaña la acción?
-Con la premisa de que el repertorio correspondiera al período barroco, nuestro director musical, Manuel de Olaso, me propuso que fuesen composiciones de Jean-Philippe Rameau. De manera que investigamos su obra en profundidad y seleccionamos pasajes realmente hermosos.

-¿Qué posibilidades le brinda un espacio como el del CETC, ubicado en el sótano del Colón?
-Es un ámbito muy hermoso y muy particular a la vez. Con sus columnas y sus recovecos resulta una suerte de laberinto que creo que dialoga muy bien con el material. Y me gusta también darle la posibilidad a la gente de que lo conozca.

La coreografía de ‘Este no es un cuento silvestre’ lleva la firma de Margarita Fernández, “una grande que inmediatamente se puso al servicio del material”, cuenta Dionisi. “Y además es una gran titulera -la elogia-. Ayer les decía a los bailarines que debían salir a escena ‘con la cabeza fría y los pies calientes’. ¡Una genialidad! Son esas pequeñas enseñanzas que te van dejando los grandes maestros, que siento que me las llevo para siempre”.

 

FARO DE CULTURA 

En apenas veinticuatro horas el espectáculo agotó las entradas de todas las funciones previstas para las vacaciones de invierno y aún no hay confirmación de que vaya a continuar en cartel en agosto. Sorprendido por el interés del público, el creador de ‘Romeo y Julieta de bolsillo’ y ‘Los monstruos’ lo atribuye “al Cólon, que es un faro de cultura al que la gente se acerca ávida de ver qué pasa”. Pero el dato le sirve también para reflexionar sobre el modo en que la temporada teatral infanto-juvenil se ha ido achicando. “Me provoca cierta pena -dice- que los títulos para chicos los puedas encontrar sólo en las vacaciones invernales. Sueño con que podamos tener teatro para la familia todo el año, sobre todo en salas públicas como el Colón y el San Martín. Entiendo las cuestiones presupuestarias, pero si seguimos acostumbrando al público a que sólo hay teatro para chicos estas dos semanas vamos a tener un problema”.

Y agrega: “Los chicos necesitan el teatro, como también lo necesitamos los adultos; es una fuente de cultura. Y además representa una apuesta de nuestra parte a los públicos futuros. Si queremos que la gente siga yendo a las salas, si queremos tener en unos años un público exigente y vibrante, debemos construirlo desde la infancia”

-‘Recuerdos a la hora de siesta’, su anterior espectáculo para las familias, cautivó a la crítica y el público por igual. ¿Lo considera un antes y un después en su carrera?
-Para mí fue una alegría enorme ante todo. Que haya sido recibido con tantas ganas por la gente me resultó algo hermoso y hace que las cosas que pueda hacer a futuro sean recibidas de la manera que está pasando ahora con este estreno. Pero lo que más me gustó fue escuchar a colegas que al salir de la función se decían ‘tenemos que hacer un infantil’. Si mi trabajo sirve para inspirar a otros, para hacer que más artistas se metan sin prejuicios en el teatro para niños, siento que ganamos todos.