Desde hace décadas vengo afirmando que es muy conveniente ver series de televisión para poder hacerse una idea sobre qué es aquello que está por suceder en un futuro cercano, o bien que ya está manifestándose en la actualidad, aunque se hable poco o nada de ello. Retrotrayéndonos en el tiempo a poco más de medio siglo, tenemos el ejemplo de Viaje a las estrellas -cuyo primer episodio fue estrenado el 8 de setiembre de 1966-, que ya nos introducía en el uso de un pequeño aparato de comunicaciones a distancia que podía sostenerse en una mano. Hoy es el celular que se ha convertido en una extensión misma del cuerpo humano.
Otro ejemplo. El 1 de noviembre de 2001, el canal de cable Fox puso al aire el primer capítulo de 24, una serie dramática protagonizada por Kiefer Sutherland como el agente Jack Bauer, centrada en la lucha contra el terrorismo organizado que actúa a nivel mundial. Lógico, hacía poco que había tenido lugar la caída de las Torres Gemelas. Pero lo que interesa señalar aquí es que, unos cuántos capítulos después -siempre en esa ficción- es elegido presidente de los Estados Unidos, un hombre de piel negra. No pasó mucho tiempo de eso y Barack Obama se convertía en el 44º presidente de los EE.UU. (2009/2017) En este caso, la serie 24 se adelantó a algo que, en el momento de emitirlo, parecía poco o nada posible.
Son dos ejemplos; pero hay muchísimos más. Por eso es que insistiré en que es muy útil analizar las tramas de las series que se emiten actualmente. ¿De qué tratan usualmente? ¿Qué temas suelen elegir? ¿Qué pareciera que nos están informando? ¿Qué panorama humano nos presentan?
Para mi investigación he recorrido cantidad de capítulos de series que podemos denominar, en general, como policiales. Se trata de las norteamericanas CSI, NCIS, SWAT y las francesas Candice Renoir y Balthazar. Es decir, dos culturas muy diferentes -la sajona y la latina- aunque entramadas por la globalización.
Pues bien, uno podría -prejuzgando, claro- pensar que si de tramas policiales se trata, se habrá de encontrar en sus capítulos asaltantes de bancos, ladrones de caminos, hábiles estafadores, secuestradores mafiosos, contrabandistas y narcotraficantes. Claro, eso es lo que normalmente podría suponerse. Pero no es así.
¿Sobre qué tratan estas series? Es sobre algo que si bien se menciona mucho en ámbitos profesionales y con mucha prudencia ya que siempre está el miedo a ser mal interpretado o considerado alarmista. Me refiero a la pandemia psicológica y psiquiátrica desatada en todo el mundo y que va incrementándose paulatinamente. No hay vacunas, ni comprimidos para combatirla. Lo que requeriría es una Humanidad más previsible, con una cantidad suficiente de serenidad y todo cuánto conduce a disminuir los niveles de violencia, sociales e individuales. Y téngase en cuenta que vivir estresado, nervioso, angustiado, ansioso, con actitudes depresivas y sentimientos de frustración también son hecho de violencia:
EL EJE
Volviendo a las series, estos policiales rara vez se ocupan en algún hecho delincuencial como los señalados. Si, aquí no suele haber ladrones, ni estafadores, ni mafiosos. En lugar de ello, el eje de los capítulos se centra -diría en el 90% de los casos- en personas con severos trastornos mentales, graves deterioros cognitivos, psicosis y esquizofrenias.
Abundan asesinos seriales, desdoblamientos de personalidad al estilo del Dr. Jekyll y Mr. Hayde, resentidos en busca de crueles venganzas, frustrados dispuestos a asesinar a quienes atribuyen ser la causa de sus derrotas.
Rara vez se hallará en un capítulo de CSI (Crime Scene Investigation) a un mafioso al estilo de Don Corleone centro de la escena. En cambio, si es más posible que se trate de alguien que asesinó a aquella chica que lo rechazó en su adolescencia y lo hace cuando ya pasaron 40 años de aquello, no había vuelto a verla nunca más, pero que reencontró tomando café en una mesa próxima a dónde él se encontraba. Sólo esa visión desencadenó un quiebre en su mente convirtiendo en criminal asesino a quien -hasta ese momento- era considerado un buen ciudadano.
Y lo más interesante de todo esto es que el mismo tipo de encuadre general suceda tanto en las series norteamericanas como en las dos francesas antes señaladas. El tema privilegiado hoy por guionistas y productores es el de los enfermos mentales peligrosos.
Una vez más, a través de estas ficciones se nos revelan hechos concretos que hacen al presente e invitan a reflexionar sobre las posibilidades de nuestro futuro. En esta ocasión, alertarnos sobre que estamos atravesando una pandemia psicológica y psiquiátrica cuyo desarrollo y desenlace aún no estamos en condiciones de conocer.