"Es un momento muy luminoso''

Roberto Peloni estrena el unipersonal `El brote' en el Teatro del Pueblo. Con dirección de Emiliano Dionisi, la obra indaga en las emociones de la vida cotidiana de las personas y sus inevitables desbordes. Se verá los lunes.

Roberto Peloni siente que está en un momento bisagra de su carrera. A horas de estrenar 'El brote' confiesa que este es el espectáculo al que "siento que más identidad le pude aportar. Lo que dice el personaje, la obra, el mensaje de la obra son cosas que siento que están muy arraigadas a mí''. ­

Después de haber estrenado, com director, 'Costa Presidenta' en el teatro Premier, ahora se prepara para subir al escenario del Teatro del Pueblo, bajo la dirección de Emiliano Dionisi, con este unipersonal que se podrá ver los lunes, a las 21, en la sala de la calle Lavalle 3636.­

"La historia habla del teatro, describe todo el mecanismo escénico del detrás, el trabajo técnico del actor, eso que me parece que es super interesante para la gente. El que se dedica al teatro es todo un universo que conoce muy bien, pero para el que no conoce está bárbaro porque se muestra toda la cocina''.­

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OTRO DESAFIO­

-¿Qué nos puede contar sobre 'El brote'?­

-Es la historia de un actor que pertenece a una compañía de teatro, de repertorio y va contando y describiendo a todo ese elenco con el que él comparte su trabajo, pero bueno a este personaje Beto siempre le tocan los papeles que en este caso se llaman 'los utilitarios', los servidores de escena que a veces ni siquiera tienen nombre, es un personaje chiquito pero es un actor muy trabajador, que prepara cada detalle y empieza a tener un encuentro con Quique, que es el que siempre le dan los protagónicos y tienen un enfrentamiento en escena, casi como que se desdobla la escena que ellos tienen que representar de la compañía y uno ya no sabe si están hablando de la escena o de lo que pasa entre ellos. Y Beto empieza a no poder manejar los embates que tiene esta profesión. ­

En 'El brote' usted interpreta varios actores y a su vez a los papeles que ellos personifican.­

-Sí, se va a armando ahí una especie de calidoscopio de personajes que es muy divertido porque es todo el tiempo entrar y salir inmediatamente de cada uno. También hay una idea muy despojada de la puesta desde el vestuario y demás, que no hay accesorios, la transformación se produce ahí en escena y bueno solamente con un cambio de luz.­

-¿Cómo se hace para entrar y salir de tantos personaje tan abruptamente en la misma obra? ­

-Fuimos como armando el recorrido, es un poco como cuando uno juega una carrera de autos en los videos juegos que con el tiempo cuando vas pasando de pantalla ya más o menos sabés donde hay una curva pronunciada, donde hay otra cerrada y fuimos entonces delineando un poco todo ese camino entre cada personaje, digamos como un jenga que vas poniendo una ficha y otra y de alguna manera hay algo de acumulación que se va generando por la misma acumulación del argumento y de todas las líneas argumentales que se van planteando. Fue un trabajo de casi un año en donde le dimos el tiempo que necesitaba al proyecto.­

-Este no es su primer unipersonal, ¿es un género en el que se siente cómodo trabajando?­

-Hice 'Peloni intensivo' que fue una idea y una producción de Lino Patalano y creo que este espectáculo termina como de encontrarme con el género, no sólo de unipersonal sino que el otro tenía algo más de café concert, esto es una obra. Un poco la diferencia entre uno y otro sería que yo en 'Peloni intensivo' necesitaba trabajar de una manera muy activa con el público como esa cosa de la respuesta inmediata y acá estoy desprendido del público, estoy enmarcado adentro de una ficción y de un camino que no hay ni una palabra de improvisación porque el relato está super bien construído y está tan lleno de detalles que cada piedrita que estoy dejando en el camino después termina construyendo una especie de paradón.­

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EN PLENITUD­

-¿Cómo está viviendo la experiencia de dirigir 'Costa Presidenta'?­

-Es buenísimo. Fue un proceso de mucha celeridad porque teníamos el desafío de agrupar varios artistas con un espectáculo que encabeza Costa, donde se sumaron los Macocos, Celeste Campos, Damián Bravo y un ensamble y creamos ahí un music hall que la verdad que está gustando muchísimo y aporta a la cartelera un tipo de espectáculo que esta bueno con personalidades muy distintas. Es precioso. Estoy muy feliz.­

-¿Disfruta más actuando o dirigiendo?­

-No, la actuación. La dirección me encanta, pero estoy acostumbrado a subirme yo. Entonces me pasó algo cuando estrenamos 'Costa Presidenta' que había toda una energía mía residual que no la terminaba de volcar. Me llenaba de sensaciones e imágenes, pero después les tocaba a los ínterpretes maravillosos que están sobre el escenario, pero es como que me falta el hacer. Siempre ponerle el cuerpo es lo que más me motiva, ese juego. El trabajo de la dirección también es un trabajo como más mental, y en la actuación hay algo más del cuerpo y de las emociones. Es casi una meditación actuar, hay algo de la repetición y de ir encontrando y habitando todos los días ese recorrido que es la gimnasia que más me divierte hacer y que más desafío me pone.­

-¿Cómo es volver a trabajar con Emiliano Dionisi?­

-Un placer inmenso. Nos conocimos en 2017 haciendo 'Cyrano de más acá', que fue una belleza de trabajo en todo sentido. Y encontramos ahí un maridaje entre los dos, una manera de trabajar muy amorosa y muy similar, entonces tenemos un entendimiento que es muy nutritivo. Es un placer, la verdad. Después hicimos la segunda versión de 'Huesito Caracú' en el Picadero y durante la pandemia hicimos algo por streaming que se llamaba 'Mientras tanto', que era un compilado de varios personajes de los musicales que me habían tocado interpretar.­

-¿Cómo describiría este momento profesional?­

-Para mí es un momento muy luminoso. Lo entiendo también como bisagra para mí porque me siento cada vez más personal como marcando ya una mirada, como de mucha plenitud, tener la posibilidad de que me llamen para dirigir un espectáculo bastante complejo técnicamente en calle Corrientes, no es algo que estuviera deseando y esperando, pero sí sabía que era algo que estaba ahí y como si intuitivamente supiera que iba a pasar. Y con este espectáculo que es el que siento al que más identidad le pude aportar, lo que dice el personaje, la obra, el mensaje de la obra son cosas que siento que están muy arraigadas a mí y que me gusta comunicar. Así que tengo una sensación de mucha plenitud, que creo que también se potencia con los dos años de pandemia que fueron tan difíciles para esta profesión. Es como si fuera una especie de destape. Es tan disfrutable hacerlo. Siento que me puse un desafío muy alto, pero que me lleva otra vez a muchos recuerdos de la niñez donde jugaba solo con una espada que se me iba haciendo pedazos con el tiempo y que yo la iba remendando y con esa espada yo jugaba a armar mis propias historias, no la usaba como el objeto que era sino que lo resignificaba y era como una especie de portal donde yo me ponía a jugar.­