Verborrágicos: mi relación conmigo
Hay personas que en un comienzo parecieran ser agradables, pero con el paso de las horas su discurso se va tornando agotador y lo que podía ser una charla interesante se convierte en un monólogo intolerable.
Se puede puntualizar la verborrea como una alteración cuantitativa en el flujo del lenguaje. Cuando sucede, hay un aumento en la velocidad y una arborización del discurso, dónde hay poca prolijidad en lo que se está expresando y pocas posibilidades de ser interrumpido. Es muy difícil poder brindarle feedback a una persona verborrágica ya que no es lo mismo hablar que comunicar ideas correctamente.
Es entonces la verborragia, esa necesidad imperiosa de hablar, muchas veces puede ser por un estado de excitación creciente, en algunos casos puede ser síntoma de algún tipo de trastorno, y en otros, suele ser algo que sucede con personas egocéntricas a las que solo les interesa hablar de sí mismos.
Todos podemos hablar más de la cuenta en alguna ocasión, de todas maneras, hay una gran diferencia entre hablar más de la cuenta y ser verborragico, es decir, hablar sin parar, no permitiendo el feedback y sin poder escuchar al otro. La verborrea se encuentra, muchas veces, en el límite de lo patológico, inclusive se puede considerar, en algunos casos, como tal. Se trata de un síntoma que demuestra la imposibilidad para establecer una adecuada comunicación con los otros.
La línea de la conversación de la verborrea es repentina, puede cambiar constantemente y estar repleta de términos que no vienen a cuenta. La persona habla continuamente, aún cambiando la temática, con tal de poder continuar diciendo algo. Se convierte en un monólogo muy expresivo, a pesar de estar carente, en muchas oportunidades, de sentido alguno: generalmente el tema de conversación suelen ser ellos mismos.
Frente a una persona con estas características, definir cuánto se conoce a esa persona ayudará a saber si esa conversación verborrágica es su estilo de comunicación constante o solo un estado momentáneo debido tal vez a alguna circunstancia ansiógena o estresante. De ser así, tenerle paciencia y permitirle ese espacio de expresión.
Si esa verborragia es uno de los rasgos característicos, siempre realiza discursos largos centrados en sí mismo, es sano y necesario poner un límite, y no ser parte de su juego psicológico.
Es importante tener en cuenta que muchas veces el silencio y la economía de palabras son mucho mejores comunicadores. Si tus palabras no pueden superar lo que dice el silencio, entonces es preferible guardarlas.
Dr. Flavio Calvo
Doctor en psicología, docente, tallerista y autor
@calvoflavio (M.N. 66.869)