'Doctor Strange en el multiverso de la locura' ("Doctor Strange In The Multiverse Of Madness", EE.UU, 2022). Dirección: Sam Raimi. Guion: Michael Waldron. Actores: Benedict Cumberbatch, Elizabeth Olsen, Rachel McAdams, Xochitl Gomez. Duración: 126 minutos. Clasificación: apta para mayores de 13 años.
Que el Universo Cinematográfico de Marvel está agotado hace tiempo lo sabemos todos. Incluso ellos mismos, y por eso inventaron el multiverso. Como realidades paralelas, donde cada persona se repite en cada una. Según ellos, hay un poco más de 70 multiversos. O sea, más de 70 de cada uno de nosotros viviendo en simultáneo. La cuestión es que continúan esta historia sin fin con los restos de lo que quedó de "Avengers: Endgame". Por ende, con muy poco.
Marvel fue el primer perro en la historia del cine que se mordió la cola. Mató a sus dos principales pilares: Iron Man y Capitán América, y debilitó a su comodín, Hulk. Entonces, la franquicia se sostiene por la magia de Spider-Man, único superhéroe que le sigue rindiendo como al principio; y por la calidad y nombre de sus actores. En este híbrido que resulta ser "Doctor Strange en el multiverso de la locura" son las actuaciones de Elizabeth Olsen y Rachel McAdams las que logran que no se hunda el barco, o al menos, que los adultos no quieran irse del cine.
¿Pero por qué híbrido? Porque el desarrollo del filme, los efectos especiales (de una técnica depurada sin igual) y la estética lúgubre de la segunda mitad del filme tienen más genética Harry Potter que Avengers. La misma productora la publicita como la primera película de terror, pero la realidad es que uno percibe una absoluta pérdida de identidad.
UNIVERSOS PARALELOS
En esta ocasión, Doctor Strange (Benedict Cumberbatch) viaja junto a su fiel compañero Wong (Benedict Wong) a los universos paralelos para proteger a América Chávez (Xochitl Gómez), una chica a la que quieren matar para quitarle su poder de viajar por las diferentes dimensiones. La villana de turno, nada menos que la Bruja Escarlata. O sea: Wanda Maximoff, para adquirir esa virtud de poder ir al universo que desea la persigue por donde vaya.
Otro capricho argumental es que la Bruja Escarlata por momentos parece invencible, crea mundos imaginarios, vuela por todos los rincones del cielo, aparece y desaparece a su antojo pero para atrapar a Strange y a Chávez los corre por un túnel rengueando cual jugador de fútbol que acaba de acalambrarse en el minuto 90. Y cuando el filme da un pequeño guiño trayendo una selección de superhéroes entre vintage y desconocidos, su resultado es penoso.
La vara que mide la calidad de este estilo de películas podría ser cuántas veces un espectador las ve. Están las que se ven una sola vez y gracias, y las que se ven más de una vez. Las "Avengers" se ven más de una vez, incluso en el cine. Las dos de Doctor Strange, no. Ahora, en dos meses, llega "Thor: Love and Thunder", con Natalie Portman como nueva diosa, para reafirmar que lo que sostiene esta inentendible agonía marvelística son sus caras conocidas. Quién no quiere ver a la Mathilda de "El perfecto asesino" con el martillo del hijo de Odín.
Y para terminar con lo taciturno del filme, las escenas poscréditos. De las más flojas de todas. Poco seductoras y más de lo mismo (llámese convocar a otra mega figura de Hollywood). Pero no hay problema, el marketing ya hará que el público olvide este sofisticado paso en falso y renueve las esperanzas.
Calificación: Regular