"Geografías", en el Patio de Actores
Humor y ternura en una obra sobre lo esencial de la vida
Las apuestas por lo sencillo y entrañable suelen ser las más difíciles en teatro. Un texto dulzón de más o alguna canción amorosa fuera de lugar pueden hacer naufragar las mejores intenciones. Por evitar estos clichés, y por muchos otros motivos, "Geografías" (viernes a las 20.30 en Patio de Actores) resulta de visión imprescindible. Funciona como ejemplo de cómo resolver estas cuestiones complicadas en el de por sí complicado ejercicio de crear dramaturgia y llevarla a escena. Hay amor, humor y ternura en la obra, pero sin glucosa alguna.
La historia que cuenta, claro, es simple pero profunda. En una noche de verano de 1992 en una parada de colectivos de Boedo, Federico (un joven con Asperger) se encuentra con Marcia, una mujer que acaba de separarse de otra. Esas características particulares de ambos personajes podrían dar lugar a dos obras diferentes, pero ninguna de ellas está enfatizada en "Geografías". No se trata de detalles menores -que bien podrían haber sido ahondados con buenos resultados-, pero la búsqueda acá pasa por otro lado.
El texto pertenece a Leandro Airaldo, multipremiado por "Enamorarse es hablar corto y enredado" (obra que todavía está en cartel en El Camarín de las Musas aunque fue estrenada en 2018). En esa pieza, Airaldo apela al diálogo, al poder de la conversación, pero el cruce se da entre un hombre de campo y una muchachita de ciudad en un banco de plaza.
En el caso de "Geografías", Federico es ritualista, sabe mucho de astronomía, odia la aventura. Marcia, en cambio, necesita dar vueltas por la ciudad sin un rumbo fijo, viajar por placer en colectivo.
LA DIRECCION
Lo trágico o lo oscuro están en el ADN de la producción del director Marcelo Moncarz -habría que recordar "Reconstrucción de una ausencia", con el excelente Jorge Gentile-. En esta nueva oportunidad, Moncarz -que pronto volverá a dirigir a Eleonora Wexler en el teatro Picadero- se jugó por la luz, por una obra muy cálida, chiquita en el buen sentido.
En notas recientes dijo que sentía que con "Geografías" "podía contar algo". La obra habla de países, de planetas, de calles, de barrios, de nombres, y todo eso en un pretexto para hablar de un encuentro"", expresó.
Pero ese encuentro se hace creíble en gran medida por el trabajo de ambos actores quienes, guiados con precisión por Moncarz, despliegan toda la profundidad necesaria. Nicolás Asprella logra hacer real un personaje que daba para el estereotipo. Se muestra concentrado en todo momento y con gran sensibilidad a pesar de lo robótico y repetitivo de su criatura.
Por su parte, Cecile Caillón juega un rol que transita el duelo de la separación. Marcia es relajada, curiosa, se saca el traje de trabajo -excelente el vestuario de Jorge López- y se entrega al encuentro con un ser nuevo en su vida.
La búsqueda de Airaldo pasa por lo entrañable, por la reparación, por transitar juntos este tiempo que tenemos. En un mundo en guerra, muchas veces ácido y plagado de grietas, "Geografías" nos recuerda lo esencial. No pontifica, claro. Simplemente, funciona como advertencia sobre cómo elegimos vivir este tiempo que nos toca.