'Amor de don Perlimplín...'­

Lograda puesta de un poco transitado texto de Lorca­


'Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín', de Federico García Lorca. Dirección: Mariano Taccagni. Música: Carlos Gianni. Escenografía e iluminación: Alejandro Vázquez. Vestuario: Alejandra Robotti. Asistencia de producción: Marcela Russarabian. Asistencia de dirección: Rodrigo Villani. Actores: Marcelo Albamonte, Lucía Alfonsín, Francisco Cruzans, Beatriz Dellacasa, R. Villani. En El Método Kairós Teatro.­


 

­A fin de cuentas y por más que tenga un nombre tan simpático como sonoro -y bastante complicado de recordar-, 'Don Perlimplín con Belisa en su jardín' (1933) es una tragedia de Federico García Lorca, hecha y derecha.­

Algunos dirán que no está a la altura de las posteriores 'Doña Rosita la soltera' o de 'Bodas de sangre', y de hecho se trata de la obra tal vez menos transitada del enorme autor granadino. Sin embargo, el fuego lorquiano y su bella poesía están ahí, con la celebración de la entrega absoluta por amor. Termina mal, claro, pero antes de llegar a ese final, la alegre y lúdica versión comandada por Mariano Taccagni en El Método Kairós (sábados a las 18) se disfruta por la potencia de sus artistas y las acertadas decisiones de dirección.­

Acá se ve una apropiación del material, con modificación de personajes y expansión de otros, además de la inclusión de unos momentos cantados sencillamente estupendos. En este caso, a la potencia vocal de los intérpretes -se destacan el protagonista Marcelo Albamonte y el 'duende' Francisco Cruzans-, se suma la mágica música creada por Carlos Gianni.­

­SOLTERON­

Que Don Perlimplín sea un solterón anciano decidido a casarse por insistencia de su criada resulta difícil de creer al ver a Albamonte en escena. Sin embargo, el actor -alto, compuesto, lejos de la decadencia- logra convencer con su voz potente, firme y suave a la vez.­

Su Perlimplín, casado con los libros, le teme a las mujeres, incluso lo manifiesta explícitamente, pero termina enamorado de su esposa infiel. Esta sería la primera lectura del texto, pero otras interpretaciones son posibles -y fueron buceadas por los investigadores-. En esta puesta, las miradas más ambiguas sobre la trama en cierta forma se ven resaltadas.­

Algunos llegan a pensar que el intento del protagonista de hacerse pasar por un joven hombre de capa roja como `festejante' de su esposa, en realidad ocultaba que no podía corresponderle de ninguna manera, y menos sexualmente. Se piensa que era muy difícil para el autor, homosexual, ser explícito en esos primeros años '30, y este giro de guion le servía a los fines de calmar a los censores sobre las casi obvias connotaciones gay de la trama. ­

En conjunto, esa resonancia está muy presente en la versión de Taccagni -y sus duendes con esos movimientos ondulantes, amanerados y juguetones dan buena cuenta de ello-.­

Lo cierto es que director y elenco se divierten, hacen reír y consiguen emocionar. En el aire, esa idea triste de que en aquella época no se podía ser libre de expresarse como uno quisiera también surca la escena, escondida entre las bellas canciones y los movimientos insinuantes.­

­Calificación: Muy buena­

 

FOTO: GENTILEZA RUSSARABIAN­