Ruta de la seda: ¿Progreso o amenaza?

La Argentina intenta sortear la crisis económica y la falta de inversiones con nuevos acuerdos comerciales. "No conocemos los detalles de lo que firmamos", sentencia el analista Patricio Giusto.

"Aquel que gobierna por medio de su excelencia moral puede compararse a la estrella polar, que permanece en su sitio. En tanto, todas las demás estrellas se inclinan ante ella", dijo hace más de 2.500 años el filósofo chino Kung Fu-Tse, más conocido como Confucio (551 - 479 a. C.).

En la última gira del presidente Alberto Fernández, la comitiva argentina resaltó el acuerdo logrado por 23.000 millones de dólares para obras de infraestructura y el ingreso de nuestro país a la Ruta de la Seda. Pese a ello, no fueron pocos los actores del arco político que le criticaron la poca firmeza para defender los intereses nacionales y el descuido de las relaciones con Estados Unidos, cruciales para un acuerdo con el FMI.

Para explicar este panorama, La Prensa dialogó con Patricio Giusto, consultor político y director del Observatorio Sino-Argentino, quien resaltó la importancia de un acuerdo comercial para el ingreso a este bloque pero con severas críticas al manejo de las relaciones exteriores por parte del Gobierno.

"Yo siempre fui un defensor del ingreso de la Argentina a esta iniciativa, más allá del rechazo de Estados Unidos por cuestiones políticas. Sin embargo, lo que más me preocupa es cómo estamos ingresando: con mucho secretismo, sin conocer los detalles de lo que firmamos y las implicancias concretas de los acuerdos".

-El monto, 23.000 millones de pesos, ¿es una inversión insignificante teniendo en cuenta que se trata de una potencia mundial y de un valor mucho menor al préstamo otorgado por el FMI al gobierno de Mauricio Macri?

-No, al contrario, creo que es muy significativo, pero reitero: faltan los plazos, las condiciones y gran parte de eso es la refinanciación de 14.000 millones de dólares por obras que están paradas o a un ritmo muy lento, en su mayoría por cuestiones de incumplimientos por parte de la Argentina. No sabemos cuántos de esos dólares van a llegar ni cuándo.

-Alberto Fernández pidió ingresar al Brics. Por el volumen de la economía argentina no parece probable...

-Es politiquería pura de esta diplomacia muy precaria e improvisada que ha exhibido el gobierno de Alberto Fernández desde que asumió. No tiene ningún sentido ingresar a los Brics porque es un foro de cooperación muy específico que nació en un contexto particular, que incluye a las principales economías de los diversos continentes. Argentina tiene buen vínculo con los Brics, pero se trata de un foro geopolítico, no económico.

UNA SOLA CHINA
 

-La Casa Rosada adhiere al concepto de "una sola China" para obtener el apoyo sobre Malvinas. ¿Es correcta la estrategia o perdemos las relaciones con Taiwán?

-La adhesión de la Argentina al principio de "Una sola China" data de 1972 cuando establecimos relaciones con la República Popular, en línea con la previa decisión del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, de normalizar relaciones. Todos los países de Occidente siguieron esa posición y hoy Taiwán tiene apenas 14 socios pequeños. De hecho el más importante es Paraguay. Es la postura correcta, pero también es correcto mantener las relaciones con Taiwán, que tiene una oficina económica y cultural en Buenos Aires. Desde que ingresó a la ONU, China nos ha apoyado en la causa Malvinas y eso es muy importante. Que la segunda potencia mundial apoye nuestro reclamo soberano no es menor, y así fue la respuesta del Foreign Office, muy fuerte, porque cuando China habla de Malvinas pesa más que cuando lo hace la Argentina.

-Washington no vio con buenos ojos la gira y los acuerdos. De hecho, el legislador republicano Matt Gaetz afirmó que esta unión entre Argentina y China es una amenaza para la seguridad de Estados Unidos. ¿Es así?

-Hay que tomar con mucho cuidado las repercusiones en Estados Unidos y sobre todo del ala radical del Partido Republicano. Matt Gaetz, que es un posible precandidato presidencial y una figura muy ascendente, tiene la postura dura e histórica de los halcones de su partido, donde hay cosas que uno puede decir que son ciertas pero de la forma ideologizada y en clave geopolítica. Eso no nos tiene que preocupar. Lo que tenemos que cuidar es la relación con la Casa Blanca y saber equilibrar todo lo que hacemos con Beijing. Por otro lado, hay que ser cuidadosos con declaraciones como la que hizo AF en Moscú, absolutamente disparatas que ni el propio Vladimir Putin esperaba tanto, al ofrecer a la Argentina como puerta de entrada en Latinoamérica. Fue una afrenta directa e innecesaria a los Estados Unidos.

-¿Qué es lo más trascendente que se lleva el Gobierno de esta gira: la inversión en infraestructura o el apoyo político?

-No lo sabremos con claridad hasta que no se conozcan los detalles concretos de esos proyectos. Creo que está todo supeditado a que nosotros no entremos en default con el FMI. Aunque parezca raro, China tiene la misma postura que Estados Unidos y otros países en tanto y en cuanto Argentina no cumpla con el organismo. Si no cumple con el FMI va a ser difícil ver dólares chinos en nuestro país. La importancia de esto la veremos en función de otras cuestiones que tienen que pasar antes.

DIPLOMACIA

-En una entrevista reciente dijo que en este viaje por Asia se vio la "peor diplomacia posible". Dio la sensación de que esta comitiva carece de protocolo y de cómo manejar las relaciones internacionales.

-Efectivamente, porque uno puede decir: "La diplomacia de Kim Jong-un en Corea del Norte no me gusta porque es mala y agresiva, pero es una política nuclear que tiene por fin una autonomía y amedrentar a Corea del Sur y su principal aliado, los Estados Unidos. La diplomacia de Alberto Fernández no sabemos bien qué es. El dice las cosas que se quieren escuchar en ese momento. No sabemos en qué punto queremos profundizar las alianzas con China, con Rusia y descuidamos el vínculo con Norteamérica, que es estratégico. En cuanto a lo protocolar, hay un desmanejo en el tema con políticos de barricada, muchos de ellos teniendo errores protagónicos por cómo se visten, cómo hablan, los gestos que hacen. El gesto inoportuno de nuestro embajador Vaca Narvaja exhibiendo su sinofilia fervorosa, su amor a China y no tanto lo que debiera ser, su amor a la Argentina y a los intereses nacionales, eso no es funcional, porque impactan y afectan la imagen del país. Eso disminuye la capacidad negociadora. Llevaron gente inexperta.

-¿Está afectada la soberanía argentina? Además de ofrecer la entrada a Latinoamérica de Rusia, también hay que recordar la base china en Neuquén, la construcción de centrales nucleares y la depredación pesquera.

-Después de que el presidente dijera eso ante Putin hubo alguna concesión, pero no trascendió. La cuestión de la pesca ilegal es un tema complicado en la relación con China pero muchas veces se apunta únicamente a ese país y no a los barcos con bandera japonesa o de Portugal que también están pescando ilegalmente. Nos tenemos que preocupar en términos globales. Rusia tiene mucho interés en penetrar con armamento en la región y meterse en el sector científico-tecnológico, algo en lo que China ya ha avanzado.

-En los "90 hubo relaciones carnales con Estados Unidos. ¿Hoy son con China y Rusia?

-Viendo en retrospectiva, la de los "90 fue una de las políticas más razonables de la Argentina desde 1983 a la fecha. Quedó ese rótulo de las relaciones carnales con Estados Unidos pero tengamos en cuenta que Carlos Menem viajó tres veces a China. Le dio también importancia a ese vínculo, que era muy incipiente y muy lejos de lo que es ahora. Pese a una afinidad clarísima con Washington, hubo una visión para destacar de Menem en ese momento. Fuimos incluso aliados extra OTAN y eso no desdeñó la relación con China. Hoy no creo que sean relaciones carnales con chinos y rusos, sino que hay un acercamiento. Son relaciones que este gobierno quiere privilegiar pero veremos cómo avanzan los proyectos firmados en Beijing para darnos cuenta si hay un realineamiento.