Se cumple en la madrugada de este 24 de diciembre el sesquicentenario del hundimiento del vapor América en las aguas del Río de la Plata. La sociedad rioplatense utilizaba ese lujoso vapor construido en los Estados Unidos a cargo del capitán Bartolomé Bossi, que además era su propietario, y máxime en una fecha en la que las familias de Buenos Aires y Montevideo cruzaban el estuario para pasar ambas o alguna de las fiestas con sus seres queridos.
Luego de la exquisita cena y los consabidos paseos por cubierta, las mujeres se ponían a conversar y los hombres con los infaltables habanos hacían también sus corrillos hablando de la presidencia de Sarmiento, del tiempo que no cruzaban a Montevideo o que recién volvían, después la epidemia de la fiebre amarilla que había diezmado la ciudad, y de las últimas novedades; eran 140 pasajeros y unos 50 tripulantes.
Ya a la medianoche todos se retiraron a sus cuartos cuando alrededor de la una, una explosión en las calderas provocó un incendio, del que el capitán no se percató inmediatamente. El vapor Villa del Salto que había partido casi al mismo los pasó sin observar la catástrofe que se había producido. El vigía del Cerro observó el incendio y dio las primeras señales, pero el fuego invadió toda la nave, con el consecuente pánico, y todos trataron de salvarse de algún, donde también algunos tripulantes aprovecharon el caos en su propio beneficio.
LOS PASAJEROS
Clara Nougués de Monsegur rescató los nombres de algunos pasajeros: el sabio Germán Burmeister, Juan Antonio de Larrazábal en viaje de bodas con su esposa Josefa Villar; Alejo Arocena con dos sobrinos que acababan de perder a su padre en la epidemia de fiebre amarilla; Ramón Artagaveytia que se salvó en este naufragio para morir años después en el Titanic; el comerciante italiano Luis Viale, el matrimonio Augusto Marcó del Pont y su mujer Carmen Pinedo que se hallaba embarazada, entre otros.
Luis Viale era un italiano natural de Chiavari, cerca de Génova donde vio la luz en 1815. Dedicado al comercio, muy joven llegó al Río de la Plata siguiendo el camino de su hermano Bartolomé, establecido en Corrientes. Fue un destacado vecino de San Nicolás de los Arroyos, cercano a las necesidades de la comunidad que lo encontró entre los fundadores del Hospital Italiano y del Banco de Italia y Río de la Plata. Marchaba el también rumbo a Montevideo para celebrar la Navidad con sus relaciones. Fue uno de los que tomó su salvavidas y se tiró al agua. Al momento observó al matrimonio Marcó del Pont, y observando que ella no tenía salvavidas se lo entregó. Marcó del Pont murió lo mismo que Luis Viale, Carmen logró salvarse y el 8 de julio de 1872 nació Carmen Agustina Isabel Marcó del Pont, de la que hay numerosa descendencia, entre ellas el bisnieto de la niña que se salvó, el actual jefe de gobierno de la Ciudad, que seguramente honrará en este aniversario el gesto de ese hombre a quien le debe su existencia y es un ejemplo para la comunidad.
El gesto de Viale mereció el reconocimiento de la sociedad de la época, ejemplo acabado de solidaridad, un gestopro vida podríamos llamarlo hoy; cuando 110 personas fallecieron en el trágico accidente.
EL MONUMENTO
A los pocos días José Marcelino Lagos tuvo la feliz iniciativa de publicar una carta en el diario La República destacando el gesto de Viale y se formó una comisión presidida por el comodoro de marina José Murature que por suscripción popular costeó un monumento que se instaló en la tumba en el cementerio de la Recoleta, y se inauguró el 24 de diciembre de 1893.
Esta obra fue realizada por Eduardo Tabacchi (1835-1901) un escultor italiano, formado en la Academia de Brera, que perfeccionó sus estudios en Florencia, Roma, Nápoles y Milán, donde abrió un taller en el que formó a muchos escultores, algunos de ellos muy reconocidos. Seguramente vinculado a los porteños, le encargaron la estatua para honrar a Viale, que presenta a un hombre con un salvavidas en la mano en actitud de ofrecerlo. De cuerpo entero, espigado y alto; inclinado sobre el río, sostiene en su mano el salvavidas mientras que con el otro brazo echado hacia atrás parece tomar impulso.
El monumento fue trasladado posteriormente a la avenida Costanera Sur, donde se emplazaba el antiguo balneario municipal en 1928 y también al cumplirse el 50 aniversario de la hazaña se impuso el nombre de Viale a una calle de Buenos Aires el 28 de diciembre de 1921.
El arte volvió a reunir a otro italiano, el tercero para recordar el pintor Eduardo de Martino que nació cerca de Sorrento en 1840. Estudió en la Escuela Naval de Nápoles, y sirvió en la marina italiana, pero abandonó su carrera de marino para dedicarse al arte. Espíritu aventurero, llegó a nuestras costas, lo mismo que a las de Uruguay y Brasil. Tomó lecciones del artista oriental Juan Manuel Blanes e interesado por la historia rioplatense, ya destacado marinista y pintor, documentó no pocos episodios de nuestro pasado naval. En 1889 realizó en Buenos Aires una exposición de sus obras que tuvo gran interés. Los últimos años de su vida, radicado en Inglaterra, los pasó como artista de la Corona, pintor de la corte en los reinados de Victoria Y Eduardo VII, pinturas suyas se conservan en el Museo Nacional de Bellas Artes, en el Centro Naval, como en museos del exterior. Falleció en Hampstead, Inglaterra en 1912.
El incendio del vapor América, motivó dos obras que hemos encontrado. Una de 1889, de 92 x 62 cm. que se exhibe en el Museo de Arte Marítimo de Ushuaia; otra en el Museo Naval de Artes Visuales de Montevideo, de 152 x 251 cm, realizada en 1872 al año siguiente del suceso.
Y finalmente una que nos sorprendió al descubrirla hace poco y que se encuentra en el primer piso en el Museo Sarmiento de la ciudad de Buenos Aires, que sin duda merece rescatarse en este año del sesquicentenario de la tragedia, a cuyas autoridades debo la amabilidad de la foto que ilustra esta nota.
Así el héroe, junto a dos compatriotas que con su arte lo honraron, se encuentran reunidos en estas líneas de homenaje.