Mirador político­

La reacción de CFK­

­Políticos, analistas y encuestadores están seguros de una segunda derrota del gobierno el domingo. No lo están, en cambio, respecto de la reacción de Cristina Kirchner que definirá el rumbo de los dos años que quedan de gestión. Será ella quien tenga la opinión decisiva sobre ese rumbo.­

La coalición gobernante tiene tres sectores: el del presidente, el de la vice y el de Sergio Massa. El de Alberto Fernández se desvanece a la velocidad a la que aumenta su confusión mental. Es decir, rápido.­

Según propia confesión le costó mucho entender por qué había sido derrotado en las PASO. Tampoco entendió por qué los votantes lo culpan de la crisis. Sentado en su despacho de la Casa Rosada parece preguntarse ¿y a mí por qué me miran?­

Su nivel de despiste sería cómico, si no fuera el presidente. Les recomendó a los cordobeses "integrarse" a la Argentina votando al kirchnerismo. En las primarias abiertas casi el 70% votó contra el gobierno; los cordobeses, en realidad, representan sólo una modesta parte de la "antipatria" para decirlo en términos caros al peronismo.­

Más prudente Cristina Kirchner optó por el silencio. Un problema de salud la autoriza a esperar el resultado de la provincia de Buenos Aires sin adelantar su estrategia.­

En su caso la incógnita es si volverá a avanzar sobre el gabinete, pero en esta oportunidad desplazando completamente a los "albertistas" o si continuará usando su poder de veto y presionando por una política económica dirigista e inflacionaria. Si desplaza a Fernández, deberá hacerse cargo de la situación. Si sigue con un gabinete "mixto", el resultado más probable será un agravamiento de la crisis. No hay buenas opciones, sólo malas o peores.­

El tercer miembro de la coalición, Massa, también está alejado de la campaña, aunque no de los planteos surrealistas del presidente. La semana pasada ante un auditorio de financistas desempolvó el discurso fundacional. Dijo que el lunes próximo "termina una etapa en Argentina". Lo que calló es que el pretende que la siga otra etapa peronista, partido que va por la enésima reencarnación.­

En apariencia quiere gobernar desde el Congreso con una alianza entre el oficialismo y la oposición, aunque con Massa nada es seguro. Propone como primera medida de la "nueva etapa" la aprobación del presupuesto 2022. La idea no podía ser más banal. Primero porque es el oficialismo el que tiene frenado el proyecto en Diputados, segundo porque el proyecto es un texto de ciencia ficción y tercero porque la aprobación por parte del Congreso de gastos y recursos que se corrigen con DNU resulta por completo irrelevante.­

En suma, con un presidente que no sabe por qué perdió y un diputado que cree que la economía se resuelve aprobando el presupuesto la única carta que le queda al oficialismo es la de la vice. Ella deberá hacerse cargo de la crisis, porque es la que tiene los votos en el sector y porque gobernar a través de un sustituto la dejó al borde de la bancarrota política.­