UNA PEREGRINACION TRADICIONAL A LUJAN RECIBE EL VARAPALO DE UN OBISPO

Restauradores de la Cristiandad

Fuera de los reflectores, ignorada por los grandes medios gráficos, se celebra desde hace más de una década una peregrinación juvenil a Luján que es menos conocida que la que concluyó hoy, pero que sin embargo está en franco crecimiento. Es la peregrinación organizada por la asociación católica tradicionalista Nuestra Señora de la Cristiandad que este año tendrá lugar el fin de semana próximo. Una procesión que transcurre en un espíritu de recogimiento, de amor por la fe y la tradición, y que culmina todos los años en la Basílica de Nuestra Señora de Luján con la Santa Misa celebrada según el rito antiguo. El objetivo, único en su género en el mundo contemporáneo, es no solo rescatar ese tesoro litúrgico sino también vivir y reconstruir la Cristiandad.

Los fieles recorren en este caso los cien kilómetros que separan la ciudad bonaerense de Rawson del mayor santuario mariano del país. ¿Por qué Rawson? La idea de quienes iniciaron este proyecto era unir dos santuarios marianos y en ese sentido Rawson, esa pequeña localidad agropecuaria situada a 180 kilómetros al oeste de la capital, entre Mercedes y Chacabuco, ofrecía esa posibilidad, a la vez que presentaba el entorno rural anhelado. Allí se había criado también uno de los fundadores.

Desde Rawson son tres días de marcha a pie por caminos rurales, en los cuales los jóvenes rezan, cantan y forjan lazos de amistad.

A diferencia de la procesión multitudinaria de este fin de semana, que está organizada por la jerarquía eclesiástica, esta otra es coordinada por laicos. Comenzaron en 2009 siendo cuatro amigos, todos estudiantes universitarios, y hoy son más de mil los fieles que se congregan. La caminata se realiza siempre en agosto, fecha sin relación con el calendario litúrgico, aunque este año debió postergarse por la pandemia.

La experiencia local emula una iniciativa nacida en 1983 en Francia con un encomiable espíritu de resistencia nacional y cristiana. Muchos de los organizadores franceses habían vuelto de las peregrinaciones al santuario de Czestochowa (Polonia) asombrados por el fervor de un pueblo que asociaba su viaje religioso con el destino de la nación, según dejó escrito el ensayista francés Rémi Fontaine, uno de esos pioneros. Un espíritu movido por una apetencia de una nueva forma de vida.

Hoy, en Francia, son más de 10.000 los peregrinos que, al decir de Charles Peguy, marchan hacia el santuario mariano de Chartres, expresando la condición misma de la vida cristiana que es la de un largo peregrinaje y una larga marcha hacia el paraíso.

RESISTENCIA

Los tres días de marcha que insume el recorrido desde París a Chartres, que se cumple allí para la fiesta de Pentecostés, son vistos como una aventura humana y espiritual, una oportunidad única para compartir esfuerzos y consuelos, "para dejar atrás las comodidades, para abandonar el camino, a veces mediocre, de la vida cotidiana y partir, siguiendo a los santos, hacia el Cielo", como lo expresó este año el abad Alexis Garnier, de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro, capellán general de la asociación francesa.

Ese espíritu de resistencia nacional y cristiana es el mismo que anima a la rama argentina de la asociación, admite a La Prensa Nicolás Stier Laxague, de 34 años, un productor agropecuario que fue uno de los impulsores de la idea de replicar aquí la experiencia francesa y hoy es el mayor referente local.

"Hay, de hecho, un cierto espíritu de milicia católica que se ve en los estandartes, en los canto de marcha, en la reproducción de los capítulos que iban a la batalla en la era de la Cristiandad. Esa parte también está en la peregrinación. Le da un marco. Pero todo apunta a profundizar en la vida espiritual", aclara el ingeniero agrónomo.

Stier, cuyo padre es francés, vivió en Francia siete meses durante sus estudios. Allí conoció mucho la tradición. A diferencia de lo que ocurre en Francia, cuenta que aquí uno de los mayores desvelos de la asociación es que los jóvenes descubran y conozcan la Santa Misa según el rito antiguo, hoy llamada forma extraordinaria. Algo que en Francia ya tienen, porque siempre existió un movimiento litúrgico tradicional muy extendido.

"Allí no sólo la Fraternidad San Pío X está muy esparcida sino que además por todos lados, a media hora de donde te encuentres, hay una misa tradicional, sea del Instituto Buen Pastor, del Instituto Soberano Pontífice, de la Fraternidad San Pedro, de sacerdotes diocesanos o de monjes. Hay mucha vida monástica en Francia y hay monjes tradicionales por todos lados", comenta.

En Toulouse, donde Stier residía, sus amigos lo invitaron a la peregrinación de Chartres. Fue a partir de estas experiencias que tiempo después pensó que podían replicarse en la Argentina.

Este año, las peregrinaciones de Nuestra Señora de la Cristiandad se harán también en España, y ya se realizan en Estados Unidos. En Argentina comenzaron a replicarse en Santa Fe, en Mendoza y en San Rafael.

"El hecho de que sean tres días tiene una razón de ser, como un retiro espiritual o un ejercicio ignaciano, para que uno vaya penetrando en los misterios de la fe, de la oración, de la vida interior. Un día es demasiado fugaz", señala Stier.

"La nota distintiva de esta peregrinación es su ambiente de recogimiento, de oración, de contemplación y de solemnidad, que se aprecia en los cantos (gregoriano incluido) y en la liturgia. Todos los días se celebra la Santa Misa y también se rezan todos los misterios del Rosario. Los peregrinos, a los que acompañan algunos sacerdotes, reciben un librito que incluye el misal, un devocionario, un examen de conciencia y meditaciones", precisa. "Y a todos se los invita a hacer la consagración a la Virgen María según el método de San Luis María Grignion de Montfort".

Los peregrinos son mayormente jóvenes. El promedio de edad es de 21 años. Caminan entre seis y siete horas por día y duermen en carpas. La primera noche hay un fogón y guitarreada y la segunda una exposición del Santísimo que dura hasta la mañana siguiente, según Stier.
"El objetivo es que la peregrinación sea un caudal de gracia para las almas que vengan", añade.

Un ambiente sano, constructivo, de recogimiento, donde descubrir tal vez la vocación sacerdotal o quizás iniciar una amistad que resulte más adelante en la formación de una familia cristiana, como de hecho ya ha ocurrido.

Este año se encontraron con una restricción, que no vino de las autoridades civiles, como podía esperarse, sino del propio obispo diocesano. "Un mes antes de la peregrinación, con muchos inscriptos, gastos realizados y la organización encaminada, recibimos de monseñor Jorge Eduardo Scheinig, obispo de la diócesis Mercedes-Luján, a través del rector de la Basílica y de su vicario, presbíteros Lucas Miguel Figueroa y Daniel Eduardo Guerra, aviso de que no podemos rezar la Santa Misa como acostumbramos", denunciaron desde Nuestra Señora de la Cristiandad.

La prohibición apela a la reciente carta apostólica en forma de motu proprio papal Traditionis Custodes, publicada el pasado 16 de julio, que tiene el evidente sentido de restringir el acceso a la liturgia romana anterior a la reforma de 1970, aunque delegando en los obispos diocesanos la facultad de decidir en cada caso. El motu proprio representa una marcha atrás respecto de la liberalización concedida por Benedicto XVI en el 2007 en Summorum Pontificum. La prohibición de monseñor Scheinig sería la primera en el país desde la publicación del documento de Francisco, o la primera en todo caso que trasciende.

DESOBEDIENCIA

En una posterior reunión con el obispo, que se extendió durante más de una hora, y en la cual estaban presentes sus dos vicarios, el rector de la Basílica y un experto en derecho canónico -quien empezó explicando el motu proprio papal-, monseñor Scheinig reiteró su rotunda negativa, y fue más lejos para decir que todo aquel que celebra hoy la Santa Misa con el rito extraordinario "desobedece al Papa", según contó Stier. Desde el arzobispado confirmaron a La Prensa la decisión de monseñor Scheinig, y explicaron que se debe a "motivos pastorales" y que "obedece a los fundamentos expuestos por el Papa Francisco en su carta apostólica".

Desde Nuestra Señora de la Cristiandad se señaló que "esta prohibición explícita por parte de nuestro obispo nos entristece profundamente, ya que nos niega la posibilidad de ofrendar a la Virgen María el sacrificio incruento de su Hijo en su casa de Luján. Se nos excluye por nuestro carisma".

"Se pretende que escondamos el tesoro que hemos recibido y cuya transmisión a más almas sedientas de la Verdad consideramos nuestro deber", prosiguieron. "La belleza de la Liturgia romana se ve menospreciada y ocultada como la lámpara bajo el celemín (Mt. 5, 15). Y nosotros, como fieles hijos de la Iglesia católica, nos sentimos profundamente dolidos a causa de la intolerancia de nuestros pastores frente a la Tradición y el Magisterio". La declaración concluye sin embargo diciendo que tendrán "una razón más para ofrendar las oraciones y dolores de la marcha durante esos tres días".