El teatro explora la ciencia ficción

Pocas veces la escena independiente transita mundos futuristas, como ocurre en la obra 'No es fácil escucharla'.

Algo está ocurriendo en Juwaña Este, uno de los dos territorios en que quedó dividida esa ciudad futurista a causa de una guerra por el aire puro que libran los adultos en la frontera, y que ha convertido a miles de adolescentes en meras fuerzas productoras. Un sistema operativo conocido como Guará controla el rendimiento de cada uno de los 'recursos' en la planta desalinizadora que El Patrón y la Sra. Díceros conducen con mano de hierro. Pero el anhelo de iniciar una nueva vida y la necesidad de reencontrarse con los afectos que quedaron del otro lado del muro harán que tres de los jovencitos se empeñen en desestabilizar el férreo sistema industrial que les ha sido impuesto.

En estos términos se plantea el argumento de 'No es fácil escucharla', obra de corte distópico estrenada en el marco del Festival Akróasis de nuevos dramaturgos. Con libro de Victoria Municoy, música y letras de canciones de Fernando Nazar, la propuesta transita un género infrecuente en el teatro nacional, el de la ciencia ficción, a través de una historia con destellos de humor que interpela al espectador sobre cuestiones como la explotación infantil, el auge capitalista y la contaminación ambiental.

"Las primera imágenes vinieron a mí en un viaje por el norte del país'', cuenta Vicki Municoy, oriunda de La Plata, actriz y maestra de teatro musical. "Viajaba en auto por una zona tremendamente seca, con mucho calor; sonaba 'The Dark Side of the Moon', de Pink Floyd, y empezaron a aparecer imágenes en mi cabeza. Eran postales muy contundentes, algo intergaláctico, de seres vivientes pero no humanos'', describe. "Las fui anotando sin saber bien con qué fin''. Inicialmente, aquellos apuntes desordenados se convirtieron en el argumento de una muestra de fin de año con sus alumnos, y más adelante, en el material que le permitió ingresar al taller de dramaturgia que dirige Pedro Velázquez, antesala de su participación en el Festival Akróasis, en cuyo marco se estrenarán este año nada menos que doce obras.

 

EQUIPO

Ya en Akróasis, el libro se reconfiguró casi por completo dado que las condiciones de realización no permitían contar con varios decorados ni un elenco numeroso. "Además -admite la dramaturga-, el universo que había planteado era demasiado amplio y me resultaba imposible bajarlo al papel. Recorté la cantidad de personajes y también el mundo creativo, poniendo el foco en un único espacio y en solo tres adolescentes''.

A partir de una convocatoria abierta por el Festival se sumaron al proyecto el compositor Fernando Nazar y el director Wilfredo Parra. "No me considero letrista ni hago música, por lo que escribí bocetos de lo que quería que contara cada canción y Fernando les dio un vuelo maravilloso'', confiesa la autora.

Para Parra, artista venezolano radicado en la Argentina desde 2014, la posibilidad de incorporarse al equipo fue una tabla de salvación en medio del freno impuesto por la pandemia. "Acababa de suspender un proyecto teatral y estaba en la nada, buscando alguna motivación artística para seguir adelante. El azar y el criterio de Pedro Velázquez hicieron que me asignaran esta obra que me enamoró desde el primer minuto'', concede. "Me gustó que los protagonistas son adolescentes y que transcurre en un mundo futurista. Soy de consumir contenidos relacionados con realidades distópicas que me nutren la imaginación. Este era el proyecto justo para mí''.

-¿Qué complejidades surgen al abordar un género como la ciencia ficción en el teatro independiente?

-Llevar estos mundos al escenario es complejo, pero yo soy un loco ambicioso que no ve imposibilidades sino que enseguida imagina formas viables de contar una historia en un contexto como este. Al dedicarme a varias disciplinas tengo muchas herramientas como para poder darle una vuelta a ciertas situaciones y hacer que el presupuesto escaso o la falta de tiempo no sean un impedimento para lograr una puesta atractiva.

En efecto, Parra se inició como actor y cantante en su tierra natal (protagonizó 'Pippin', entre otros títulos), pero una vez radicado en la Argentina ejerció alternativamente como director, escenógrafo, vestuarista, iluminador, diseñador gráfico y de proyecciones, siempre en la escena alternativa, en obras como 'Sombras de libertad', 'La isla del tesoro' y 'Lápices, un musical con memoria'. "En Venezuela no existe una movida de teatro musical independiente, por eso no emprendí mucho allá. Cuando llegué a la Argentina me presenté a varias audiciones pero me topé con cosas dentro de la gestión de los proyectos que no me cerraban del todo. Eso me motivó a involucrarme en el área de producción para hacer que la situación cambie. Elijo trabajar de una forma más horizontal y más humana de lo que se suele hacer acá'', sostiene.

 

ORFANDAD

El elenco de 'No es fácil escucharla' está compuesto por Brisa Marcote, Nicolás Sousa y Catalina Marín (como los adolescentes que intentan escapar de la opresión de los adultos), Juan Ockasio (El Patrón) y Marián Lorena Vázquez (Sra. Díceros). En los rubros técnicos destacan Carlos Enrique Vargas (diseño de vestuario), Camila Ciccone (escenografía) y Karina Velis (producción general). Luego de cumplida su participación en el Festival Akróasis, la obra continúa en cartel en el teatro Border (Godoy Cruz 1838), los sábados a las 17.30.

-Vicki, ¿qué despierta en usted la imagen de esos chicos que son víctimas de la sociedad que les legamos los adultos?

-La primera imagen que viene a mí es la de orfandad, un tema que puede sonar a cliché, es cierto. Pertenezco a la generación del '90 y crecí viendo 'Chiquititas' y ese estilo de programas. Pero esta orfandad que planteo excede la ausencia de los padres y alude a la pérdida de la niñez, algo que es indispensable para la construcción de la identidad. Por eso no quiero que se encasille a esta obra dentro del género infantil, con todo el respeto que siento por las propuestas para chicos. Creo que de esta obra el adulto también puede llevarse algo del mensaje que me propongo dar. La libertad de los niños, el contacto a través del juego, el poco filtro que manejan, desprovisto de las capas que después uno le va agregando a la palabra a medida que crece: todo eso quiero preservar y resaltar.

Aunque restan sólo dos funciones para el cierre de la presente temporada (mañana y el sábado 25), tanto el director como la autora le auguran larga vida a 'No es fácil escucharla'. "Es un proyecto que se hizo más ambicioso con el paso del tiempo. No veo que esta sea la versión final de la obra, es nuestra primera oportunidad de poner el producto a prueba. Ahora hay que seguir haciendo que crezca'', concluye Wilfredo Parra.