Setsuko Kaneto, ícono de la cocina nipona
La dueña de Ichisou, restaurante del barrio de Balvanera, fue reconocida por su trayectoria y por su contribución a la difusión gastronómica japonesa. “Sentí una emoción profunda”, le dijo a La Prensa. Su llegada al país, la importancia de la familia y el amor por los platos tradicionales.
Setsuko Kaneto llegó a la Argentina, junto a sus padres Hajime y Misao, a principios de los años 60. Toda su vida estuvo ligada a la cocina tradicional japonesa, desde muy chica. Hoy, miles de platos preparados después, la señora Kaneto fue reconocida por su trayectoria y por su contribución a la difusión gastronómica nipona.
Cuando era muy chica y vivía en un pueblo de Japón, su madre tenía un puesto en el que vendía udon, fideos gruesos de harina de trigo con caldo. “Me quedaba con ella cuando volvía de la escuela y me gustaba ayudarla”, cuenta Setsuko a La Prensa. Luego, al llegar a Buenos Aires, la historia no fue distinta. Su familia abrió un restaurante en el barrio porteño de La Boca, convirtiéndose en los primeros en abrirle la puerta de la cocina tradicional japonesa a los porteños y turistas. Unos cuantos años después, el local se mudó a Balvanera. Desde entonces ‘Ichisou’, ubicado en Venezuela 2145, es un templo de sabores nipones, donde sirven platos típicos como udon, nabe (significa olla o cazuela), ramen, champon y taiyaki.
Pero hay costumbres japonesas que sí valen la pena romper. Una de ellas es que el hijo, el mayor principalmente, debe ser el heredero en la familia; y la otra, que las mujeres no pueden preparar sushi porque se cree que tienen las manos más calientes y esto afectaría los ingredientes al ser manipulados.
Setsuko fue quien continúo, con laureles, el negocio familiar y su hija Alejandra Kano es una de las más reconocidas sushiwoman del país.
El aporte de la señora Kaneto a la gastronomía nipona en el país tuvo su reconocimiento, más allá del que le brindan a diario sus clientes. La asociación Club Gastro Japo, que nuclea a restaurantes japoneses del país, le entregó un premio “Homenaje a la Trayectoria” durante la tercera edición de la “Gastro Japo Food Week” (fue del 25 de agosto al 1 de este mes). Con orgullo, recibió la distinción junto a Alejandra y estuvo presente el embajador del país asiático, Takahiro Nakamae.
- ¿Qué sintió con este reconocimiento?
- Cuando me dijeron que querían entregarme este premio lo creí innecesario, pero cuando lo recibí sentí una emoción profunda. No pude contener las lágrimas. Los japoneses estamos acostumbrados a trabajar. Es parte de nuestra vida. No esperamos premios por hacerlo. Fue muy lindo el reconocimiento de parte de la generación más joven.
- ¿Cómo comenzó su historia con la gastronomía japonesa?
- Arrancó cuando yo era pequeña y mi madre abrió en Japón un udonya (local que vendía fideos con caldo, un plato muy típico de allá). Yo me quedaba con ella cuando volvía de la escuela y me gustaba ayudarla atendiendo a los clientes.
- De lo que aprendió de sus padres, ¿qué es lo que más tiene presente a la hora de cocinar?
- El orden. La cocina tiene que estar siempre ordenada.
- Existe un dulce muy tradicional llamado taiyaki, ¿qué es y qué importancia tiene en la cocina japonesa?
- El taiyaki es infancia. Es una masa rellena tradicionalmente con anko (pasta de dulce de poroto) con forma de pescado. Tai significa besugo y Yaki, asado. Hasta existe una canción en Japón sobre el taiyaki.
- Hoy comparte el amor por la cocina tradicional japonesa con su hija Alejandra y ambas rompen con imposiciones culturales y de género.
- Yo nunca hice sushi. Siempre me dediqué a la cocina caliente. En mi época seguramente hubiese sido imposible hacerlo. Tal vez por esa razón ni siquiera lo intente. La elaboración del sushi era tarea exclusiva de los hombres y no se cuestionaba. Mi hija fue la primera en romper con esa tradición.
- ‘Ichisou’ fue pionero, uno de los primeros restaurantes de comida japonesa tradicional en Buenos Aires. ¿Qué significado tiene para usted este lugar? ¿Por qué se llama así?
- ‘Ichisou’ es la unión del nombre de mis padres. El nombre lo creó mi marido en homenaje a ellos. Para mí es todo. Mi hogar, mi sueño, mi motor. Mi marido y yo agradecemos poder seguir trabajando a esta edad. Nos mantiene vivos. Y que los clientes sigan viniendo después de tantos años...estamos muy agradecidos.
- ¿Qué le recomendaría del menú a quienes vayan por primera vez?
- El menú degustación es lo mejor para poder probar de todo un poco. Es bien tradicional, pero a su vez con sabores más amigables para el paladar occidental.