El Loco Gatti hizo realidad el viejo sueño de Armando
El baúl de los recuerdos. Boca ganó la Copa Libertadores en 1977 al vencer en la definición por penales a Cruzeiro en la tercera final. Así se cumplió la meta fijada por el presidente xeneize una década antes.
En 1963 a Alberto J. Armando, presidente de Boca, se le ocurrió que la Copa Libertadores iba a ser una competición muy importante, aunque en ese entonces todavía no despertaba gran interés. Para iniciar la conquista de América contrató como mánager en los papeles y como técnico entre las sombras a una gloria del fútbol como Adolfo Pedernera, el genial centrodelantero de La Máquina de River en la década del ´40. Poco después, los xeneizes perdieron la final con el Santos que giraba en torno a Pelé. El sueño del dirigente se hizo realidad exactamente 14 años después, cuando el equipo dirigido por Juan Carlos Lorenzo doblegó a Cruzeiro en la definición por disparos desde el punto penal luego de igualar 0-0 la tercera final copera. La consagración fue posible porque Hugo Orlando Gatti detuvo el remate de Vanderlei que cerró la serie.
“Mirá, te voy a ser sincero, porque a esta altura del partido no estoy para chistes. La pelota me pegó. Me tiré y me pegó. Vanderlei le dio justo a mi izquierda, y ganamos la Copa. Fue el destino, porque antes Raúl había tocado la pelota en un penal y se le metió adentro”. La confesión de Gatti en la intimidad del vestuario no le quitaba valor a su obra. El Loco voló hacia la punta correcta y se topó con la pelota para darle a Boca el título que perseguía desde hacía muchos años.
La atajada fue el punto final de un triple duelo copero con Cruzeiro, el campeón reinante que un año antes había vencido a River en el duelo decisivo. Todo comenzó el 6 de septiembre, cuando las huestes del Toto Lorenzo se impusieron 1-0 con un gol de Carlos Veglio en la Bombonera. Cinco días después los brasileños ganaron en el Mineirao por el mismo resultado gracias a un violento tiro libre de Nelinho -un especialista en la materia- que resultó inatajable para el arquero.
El 14 de septiembre de 1977, 14 años y tres días después de la caída contra el Santos de Pelé, Boca y Cruzeiro disputaron el tercer cotejo en el Estadio Centenario, de Montevideo. En realidad el partido debió haberse jugado el martes 13, pero la neblina que cubrió la capital uruguaya demoró 24 horas la definición.
Lorenzo, un viejo zorro del fútbol, había construido un equipo que respetaba fielmente el ADN azul y oro. Firmeza defensiva, espíritu de sacrificio y eficacia. Desde las excentricidades de un arquero fuera de lo común como Gatti, pasando por la firmeza de Vicente Pernía, Francisco Sá (faltó en los últimos dos partidos contra Cruzeiro y lo reemplazó un sobrio José Luis Tesare), Roberto Mouzo y Alberto Tarantini, la personalidad del Chapa Rubén Suñé en el medio, acompañado por el constante ir y venir del Chino Jorge Benítez y la clase de Mario Nicasio Zanabria, más la peligrosidad del Heber Ernesto Mastrángelo y de Darío Felman y la sutileza del Toti Veglio en la ofensiva, Boca sentía que había llegado su momento.
Si bien la neblina no se había disipado, permitió que la finalísima fuera posible. El cotejo fue tan duro y parejo como lo habían sido los dos anteriores. Nadie regalaba un centímetro cuadrado de terreno. Vestido con una poco habitual camiseta blanca, Boca tomó la iniciativa y acechó sin éxito la valla de Raúl, quien respondió muy bien ante los intentos de Jorge Ribolzi (reemplazante del Chino Benítez), Felman, Mastrángelo y Veglio. Las huestes del Toto dominaban y no pasaban sobresaltos contra un Cruzeiro que se limitaba a aguantar el asedio.
La igualdad no se quebró a lo largo de 120 minutos. Se hizo necesario recurrir a los remates desde los doce pasos. Lorenzo les pasó un papel a sus jugadores con los apellidos Pernía, Tesare, Zanabria, Felman y Mouzo y una indicación. Decía “abajo”, una señal clara de que estaba prohibido patear a media altura.
Los futbolistas se pusieron de acuerdo en el orden para ejecutar. Raúl no pudo con Mouzo, Tesare, Zanabria (Marito no hizo caso y apuntó alto, cerca de un ángulo), Pernía y Felman. Por el lado de los brasileños anotaron Darci Menezes, Neca, Morais y Livio Damiao.
El último remate estaba a cargo de Vanderlei. Gatti siempre consideró que “atajar un penal es cuestión de suerte”. Se arrojó hacia la izquierda y quedó en la historia al acertar la dirección del disparo del defensor. Boca ganaba, por fin, la Copa Libertadores. El Loco, el mismo que se tenía una fe ciega pero dejaba en manos del destino lo que pudiera pasar cuando le pateaban un penal, acababa de hacer realidad el viejo sueño del Puma Alberto J. Armando.
LA SINTESIS
Boca 0 (5) - Cruzeiro 0 (4)
Boca:Hugo Orlando Gatti; Vicente Pernía, José Luis Tesare, Roberto Mouzo, Alberto Tarantini; Jorge Benítez, Rubén Suñé, Mario Zanabria; Ernesto Mastrángelo, Carlos Veglio, Darío Felman. DT: Juan Carlos Lorenzo.
Cruzeiro:Raúl; Nelinho, Morais, Darci Menezes, Vanderlei; Eduardo, Neca, Zé Carlos, Ely Mendes; Joaozinho, Eli Carlos. DT: Dorival Yustrich.
Incidencias
Segundo tiempo: Livio Damiao por Eli Carlos (C); 15m Mariano por Nelinho (C); 27m Jorge Ribolzi por J. Benítez (B). Primer tiempo suplementario: Daniel Severiano Pavón por Ribolzi (B).
Definición por penales: para Boca convirtieron: Mouzo, Tesare, Zanabria, Pernía y Felman; para Cruzeiro lo hicieron: Darci Menezes, Neca, Morais y Livio Damiao. Gatti (B) atajó el remate de Vanderlei.
Cancha: Estadio Centenario (Montevideo). Árbitro: Vicente Llobregat, de Venezuela. Fecha: 14 de septiembre de 1977.