Nuevo reto para la energía eólica: la gestión de las aspas en desuso:
Por Laura V. Canale *
La actividad vinculada a la producción de energía eólica tiene muy en consideración su propio impacto ambiental. No obstante se puede observar un creciente desafío en lo que hace al reciclaje y/o disposición final de algunas de las partes componentes de los aerogeneradores.
En líneas generales las partes que componen estos molinos se reciclan con métodos de bajo costo por tratarse de acero, hormigón, madera o chapa, entre otros. Pero la excepción son las palas de los aerogeneradores por tratarse de elementos fabricados, fundamentalmente, con fibra de vidrio y de carbono entrelazadas entre sí para darles rigidez, fortaleza y ductilidad. Luego, se inyectan resinas y otros productos químicos que, a los productos potencialmente reutilizables, los conviertenen altamente contaminantes si no se los disponen en forma correcta.
Si bien las aspas para aerogeneradores son diseñadas para tener una vida útil estimada de 25 a 30 años, el choque con aves, los fuertes vientos y tormentas o el simple desgaste por el uso, provocan roturas prematuras que si bien son reparadas, reducen el período de utilización inicial.
Por lo tanto la necesidad de recambio de aspas crecerá, acelerando los tiempos para encontrar una solución de correcta gestión de estos componentes que llegan a pesar 30 toneladas y a medir más de 60 metros.
RELATIVAMENTE JOVEN
La generación de energía eólica es relativamente joven a nivel mundial, pero cada vez representa una mayor participación en los sistemas eléctricos integrados de diferentes países. Así, en España, desde e 2000, esta modalidad es una de las principales apuestas dentro del sector de las renovables, convirtiéndose en la segunda energía que más volcó al sistema eléctrico, luego de la nuclear, según datos de la Asociación Empresarial Eólica. Lo mismo sucede en Portugal.
En Argentina, el primer aerogenerador experimental se instaló en 1983, en Vicente López, Provincia de Buenos Aires; pero el sector empezó a desarrollarse a mediados de los noventa, especialmente a partir de la sanción de la Ley 25.019.
A junio de 2020, Argentina ocupaba el quinto lugar en América en relación a la potencia eólica, con más de 20 parques operativos conectados a la red de distribución nacional. Hoy día debemos sumar otra cantidad similar de proyectos encaminados en su construcción, que duplicarían la producción eléctrica.
Aquí es donde surge como alerta la razón que me lleva a escribir este artículo. La experiencia internacional ubica a la vida útil de los parques eólicos en 30 años, promedio. Es de suponer entonces que, observando un futuro para nada lejano, se deberán encontrar las técnicas apropiadas para el reciclaje o la disposición final de los aerogeneradores y sus componentes, especialmente las aspas.
Esta problemática representa un planteo de indispensable tratamiento y solución tanto para las autoridades ambientales nacionales, provinciales y municipales como para las empresas involucradas.
Habiendo mencionado más arriba los casos español y luso, es justamente en esos países donde se están empezando a plantear el cuestionamiento sobre la gestión de este residuo emergente (las palas de los aerogeneradores) atento a que la mayoría de sus parques eólicos están superando la media de su vida útil. En España como Portugal existen reparticiones públicas y empresas privadas que se encuentran avocadas al diseño de tecnologías de reciclado de materiales compuestos basándose en procesos de transformación termoquímica.
Las resinas de las palas se transforman en combustibles líquidos y gases combustibles (combustibles de biomasa), además de obtener fibras de vidrio o de carbono, que pueden reutilizarse para confeccionar todo tipo de mobiliario o materiales para la construcción.
A nivel supranacional cabe destacar que el Global Wind Energy Council, la asociación comercial internacional para la industria de la energía eólica, publicó en junio de 2020 el Green Recovery Statment instando a gobiernos, organismos intergubernamentales y a instituciones financieras multilaterales a que sitúen a la inversión en energía eólica en el centro de sus planes de recuperación económica y crecimiento.
El documento sugiere diversas medidas que van desde el apoyo a programas de innovación e I+D para la generación de nuevas plataformas de turbinas eólicas y a crear marcos adecuados para permitir un aumento eficiente de la potencia de las antiguas instalaciones de energía eólica.
También propone desincentivar la inversión en activos de combustibles fósiles contaminantes, y generar nuevos puestos de trabajo relacionados a las energías renovables.
Nada menciona esta Declaración multilateral sobre el tratamiento ex post de los residuos generados por la actividad eólica, específicamente sobre las aspas de los generadores.
Esta falta de análisis y consideración de la problemática ya existente e in crescendo, constituye una gran oportunidad perdida. Atento a su condición de soft law, dichas recomendaciones podrían ser recibidas por los ordenamientos legales internos de cada Estado dando así solución al vacío legal y de gestión sustentable ante el que nos encontramos.
Para que la actividad eólica pueda considerarse verdaderamente sustentable y respetuosa del nambiente, es fundamental realizar el análisis de todas las etapas del ciclo de vida de los elementos componentes que le son propios, aplicando el precepto de la cuna a la tumba (from cradle to grave); es decir, desde la obtención de las materias primas hasta la gestión final de los residuos generados, bien sean revalorizados y reciclados o debidamente acondicionados para su disposición final.
*Abogada. Especialista en Derecho Ambiental. Universidad de Buenos Aires.
canalelaura@hotmail.com