El lunes la Justicia resolvió otorgarle la prisión domiciliaria al empresario Lázaro Báez luego de más de cuatro años de cumplimiento de una prisión preventiva que no tuvo demasiados argumentos para justificarla.
Sencillamente porque el riesgo de fuga o el entorpecimiento de la causa no eran demasiado sostenibles en el marco de un gobierno como el de Mauricio Macri, donde el empresario santacruceño ya había perdido sus influencias en el Estado y en la propia justicia. Sin embargo, su detención -como la de otros ex funcionarios kirchneristas detenidos en el mandato de Cambiemos- no se ajustó a derecho y desde el Poder Ejecutivo, como mínimo, se avaló el accionar del Poder Judicial en ese sentido. Es difícil creer que no hubo presión política para que eso suceda, aunqu
Auspiciosamente, Alberto Fernández anunció con bombos y platillos en el discurso de asamblea del Congreso de la Nación que uno de sus principales objetivos en el gobierno era terminar con la tarea de los servicios de inteligencia que oficiaban como auxiliares de la justicia en determinadas causas, en especial en aquellas con alto voltaje político. Lo que en otras palabras se traduce en
Por otro lado, si fuera cierto lo que expresó el jefe de Estado en una reciente entrevista televisiva respecto a la llamada reforma de la justicia, que en rigor no es otra cosa que la depuración de los tribunales federales de Comodoro Py, se trataría de
Si todos coindicen en que la reforma que se necesita es integral -incluida la vicepresidenta Cristina Fernández- y si lo único que se toca en este proyecto de ley es la justicia federal, ¿Cuál es el pensamiento equivocado respecto a la búsqueda de impunidad de toda la clase política en su conjunto, sin limitarlo al kirchnerismo?
Como la Justicia padece los males de largas décadas de mal funcionamiento y falta de credibilidad por parte de la opinión pública, sea cual sea el veredicto, habrá siempre una mitad de la población engrietada que enfrentará el fallo y creará su propia justicia por mano propia. Como pasó con Lázaro Báez, que al dirigirse a una de sus propiedades en el country Ayres de Pilar para cumplir con la prisión domiciliaria que la Justicia le otorgó, fue interceptado por decenas de vecinos que impidieron el paso de la camioneta del servicio penitenciario que lo trasladaba y tuvo que regresar al penal de Ezeiza.