La palabra pánico, que es el miedo intenso a lo desconocido, deriva del dios griego Pan, cuidador de pastores y rebaños. Tenía el rostro barbudo, con cuernos y expresión animalesca, y con miembros inferiores como los del macho cabrío. Representaba a toda la naturaleza salvaje y se le atribuían los ruidos de causa desconocida en campos y bosques, como los truenos, que con frecuencia amedrentaban a los campesinos. De allí la expresión panikón, "miedo causado por Pan".
Esta figura mitológica aparece ya en textos clásicos de Heródoto, Ovidio y Virgilio, y hay quien ha creído ver en el enigmático lienzo El coloso, de Francisco de Goya, también conocido como El pánico, una representación de esta deidad golpeando con sus puños un cielo de nubes para espantar a la multitud.
La utilización política del pánico es tan antigua como el concepto mismo y también un fenómeno recurrente a lo largo de la historia, como se puso de manifiesto una vez más con la epidemia de coronavirus en curso. Así lo entiende también la doctora Andrea Greco de Alvarez, profesora en Historia en la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo).
Greco de Alvarez no duda de que, con la actual pandemia, se creó una situación de pánico social que derivó en comportamientos irracionales en las personas, algo que las hizo más proclives a ser obedientes a los dictados de los gobiernos, y recuerda que ya "Aristóteles hablaba del miedo como herramienta de control y manipulación".
"Si nos remitimos a la historia del pensamiento político, prácticamente todos los autores de las más diversas proveniencias y corrientes de pensamiento coinciden en cómo el miedo puede ser un medio de dominio social", advierte. "En esto coinciden desde Hobbes hasta Hannah Arendt", señala la docente, que preside el Instituto de Cultura Hispánica de San Rafael.
La profesora, que es miembro de diversos grupos de investigación de la UNCuyo, observa que no solo en el campo de la teoría política puede rastrearse su uso, sino también en la psicología social. "Pensemos en las obras de Viktor Frankl. Cuando habla de su experiencia en el campo de concentración, resalta esto. El señala que las mayores crueldades no las cometían los guardias sino los capos, que eran prisioneros, y que, como llevaban mucho tiempo en el campo, se convertían en auxiliares de los guardias. Ante el miedo perdían su conciencia moral, sus escrúpulos, sus ideas, para conseguir una ventaja".
COMO UN REBAÑO
"No es lo lógico actuar como un rebaño, pero para eso se utiliza el miedo. Detrás de todos los totalitarismos uno puede encontrar el factor del uso del miedo", afirma.
El académico y analista Marcelo Gullo, doctor en Ciencias Políticas, y profesor en la Escuela Superior de Guerra en nuestro país, concuerda en que el uso político del pánico social es tan viejo como el hombre. "Se usó siempre. Es lo que ocurre cuando Nerón quema Roma y acusa a los cristianos. Lo que creó con el incendio fue una situación de pánico social, mientras que con su acusación a los cristianos comenzó las persecuciones. Es tan viejo como la historia".
Gullo, que es consultor en relaciones internacionales, señala que este es un tema recurrente, y reconoce que a menudo se ha usado a una persona, a un grupo social o a un episodio, a los que se describe como una amenaza para los valores o intereses de la sociedad. Es lo que ha ocurrido tantas veces con la inmigración o las guerras.
"Fíjese en la Guerra Fría. En el bando de Estados Unidos se buscaba la idea del enemigo comunista que estaba al acecho, metido en las sociedades, dispuesto a destruir la civilización, y en el lado soviético sucedía exactamente lo mismo, es decir el enemigo capitalista que estaba inmerso secretamente en la sociedad socialista para destruirla", destaca.
"El que explica muy bien eso de la utilización del miedo es George Orwell en su novela 1984. Orwell hace una descripción magnífica de cómo se utiliza el miedo en política", agrega.
En el caso concreto de la actual pandemia, Gullo advierte este mismo mecanismo de control social.
"Sin importar si el virus fue creado o no, si se expandió de forma casual o no, lo que está claro es que el gran poder financiero internacional, que es dueño de las grandes compañías farmacéuticas del mundo, ha utilizado la pandemia, es decir, ha tratado de pescar en río revuelto", resalta Gullo, que es autor del libro Relaciones Internacionales, una teoría crítica desde la periferia sudamericana (Biblos, 2018).
GRANDES GANANCIAS
A su juicio, esta utilización es algo natural. "No tiene nada que ver con una conspiración. Tiene que ver con un mecanismo que es propio de la política y de la economía internacional. Si se produce una crisis dentro del sistema capitalista lo que siempre se produce después es una concentración del capital", recuerda.
"Tengamos en cuenta que hoy, según los estudios hechos por la Universidad de Zurich, el 60% del Producto Bruto Interno mundial está controlado por 600 empresas multinacionales y esas empresas están controladas por 300 compañías financieras, que incluyen bancos y compañías financieras informales. Si hay una crisis, está claro que van a exagerarla, a sembrar más miedo, para profundizarla, para comprar activos a precio regalado", explica.
"Compran activos y también hay compras a futuro. Se compran materias primas. Fíjese usted que el precio del barril de petróleo cayó a 15 dólares. Un precio ridículo. La acción de YPF llegó a costar 2,5 dólares en la bolsa de Nueva York, cuando el precio más bajo había sido 19 dólares en las peores épocas. Es evidente que hubo compras a ese valor y después habrá una toma de ganancias gigantesca cuando la situación se revierta", especula.
Por eso es que Gullo está convencido, "al contrario de muchos, de que la situación económica se va a revertir más rápido de lo que la mayoría de los economistas opinan. Porque, justamente, una vez que se termine de producir la toma de ganancias, en el mediano plazo se va a recuperar".
"Aquellos que compraron a bajo precio venderán una parte, y habrán obtenido en el camino una gigantesca suma de dinero. Es lo que decía Soros para explicar su riqueza: yo vendo cuando todos compran y compro cuando todos venden", remarca.
Greco de Alvarez apunta que, en situaciones en las que el miedo es fomentado por un gobierno o un Estado, también "los márgenes de la legalidad se corren. En la actualidad, ¿hasta qué punto las medidas o decretos emitidos durante la pandemia son legales? ¿Hay legitimidad? ¿Están fundamentados en la Constitución? ¿O hay un uso político?", se pregunta.
"No hay que olvidarse que toda la política contemporánea es heredera de Maquiavelo. Para él, el temor es mucho más fuerte que el amor como fuerza unitiva", argumenta.
GUERRILLAS
Cuando hoy se habla de una población dominada por el terror, parece haber quedado instalado en la memoria colectiva solo el régimen nazi y, en nuestro país, el último gobierno militar. Pero lo cierto es que la novela 1984 fue una evidente sátira del totalitarismo comunista, y en nuestro país el método del terror fue instalado por las organizaciones guerrilleras. Y en esto también concuerda Greco de Alvarez.
"Ahí está el caso de las ejecuciones ordenadas por el Che Guevara en La Cabaña, algunas realizadas por su propia mano. El incluso ordenó televisar las ejecuciones en el campo de beisbol para advertir a la población", comenta.
"Pero si vamos a la historia de nuestro país, encontramos también que cuando Bernardino Rivadavia impulsa la reforma eclesiástica, aquellos que se levantaron contra la reforma fueron sometidos a sangre y fuego. Esto no es muy conocido. No se ha escrito mucho sobre eso. Y eso mismo ocurrió en otros sitios del país", explica.
"Estos supuestos adelantados del liberalismo, cuando alguien se levantó en contra de sus designios, le aplicaron la ley marcial. Cualquier gobierno cae en esta situación porque es muy fácil controlar por este medio", asegura.
En la historia reciente, apunta la doctora, "el uso de los medios para garantizar el dominio de la población es clave. En el caso actual, es muy interesante observar la fuerza y unanimidad del mensaje de los medios de comunicación tradicionales, que están siendo usados como herramienta para someter de manera indirecta a las redes sociales. Pensemos que las personas están aisladas hoy. Es muy difícil algún movimiento civil de resistencia en estas condiciones".
A futuro, Gullo considera que "marchamos hacia un mundo con dos caras. Por un lado, tenemos una forma de ejercer el control social en Asia que está basada en un 80% en lo que postula Orwell en 1984 y en un 20% en lo que anticipa la novela Un mundo feliz, de Aldous Huxley, es decir, el uso de placebos a la conducta correcta. Y por otro, tenemos un control social en Occidente con una ecuación inversa: basado en un 80% en el escenario que plantea Un mundo feliz y en un 20% en el que plantea 1984.
"A eso es a lo que estamos asistiendo. A la construcción de un mundo jánico, con dos caras para el control social. Uno está tentado de titular el mundo que asoma como `un feliz 1984', por la combinación de ambos libros".