Un nombre, en mi recuerdo escolar, se repetía cuando despuntó la Patria: Juan José Paso. Pero, lamentablemente, ello no se replicó con la valoración popular de su figura: Si Moreno fue el númen de la Revolución, Castelli su voz, Belgrano el alma, y Saavedra la fuerza militar, ¿que lugar se le guardó a Paso en nuestra historia?
Nacido en 1758, se recibió de abogado en la Universidad de Córdoba en 1779. "Al regresar a Buenos Aires -según su biografía en el tomo I de `Crónica Histórica Argentina' (1968)- se dedicó a la docencia superior. Desde 1781 hasta 1783 ocupó las cátedras de filosofía, física y metafísica en el Colegio San Carlos. Luego marchó al Perú, donde permaneció por un lapso prolongado. En 1803, otra vez en Buenos Aires, las autoridades españolas lo designaron agente fiscal de la Real Hacienda".
Un hecho destacado es que fue uno de los primeros pobladores de San José de Flores, el actual barrio porteño de Flores, asentándose en 1804.
Relacionado con Manuel Belgrano, en la época que éste fue secretario del Real Consulado, fue designado diputado sustituto en España, para poder defender los intereses comerciales locales, amén de redactar el informe sobre la Reconquista contra el invasor británico, y sumar su apoyo al Cabildo Abierto que designó a Santiago de Liniers como nuevo Virrey.
La cercanía con el futuro creador de la bandera nacional, lo llevó a adherir al grupo "carlotino", que buscaban que la infanta Carlota Joaquina, hermana de Fernando VII, tuviese una regencia americana en tiempos de la invasión napoleónica a España. Afirmó Marcela Ternavasio en `Candidata a la corona' (2015), que: "El primer documento que expresó esta adhesión fue una memoria fechada en Buenos Aires el 20 de septiembre de 1808, firmada por Juan José Castelli, Antonio Luis Berruti, Hipólito Vieytes, Nicolás Rodríguez Peña y Manuel Belgrano. Los firmantes aseguraban allí que eran `muchos los hombres de bien y de sano juicio' con que podían contar las propuestas bragantinas". Allí se encuentra el germen de los hombres e ideas de Mayo de 1810, donde Paso no estuvo ausente.
Producido el Cabildo Abierto del 22 de Mayo de 1810, apoyó la visión del grupo patriota que pugnó por el cese del virrey Cisneros, respondiendo certeramente al cuestionamiento del fiscal de la Audiencia, Genaro Villota.
Juan José Paso fue terminante: "Dice muy bien el señor fiscal, que debe ser consultada la voluntad general de los demás pueblos del virreinato; pero piénsese bien en el actual estado de peligros a que por su situación local se ve envuelta esta capital. Buenos Aires necesita con mucha urgencia ponerse a cubierto de los peligros que la amenazan, por el poder de la Francia y el triste estado de la Península. Para ello una de las primeras medidas debe ser la formación de una junta provisoria de gobierno a nombre del señor don Fernando VII y que ella proceda a invitar a los demás pueblos del virreinato a que concurran por sus representantes a la formación del gobierno permanente".
Consignó Miguel Angel De Marco en `Revolución en el Plata': Protagonistas de Mayo de 1810' (2010): "Se produjo un momento de vacilación entre los patriotas, pero al instante se adelantó Juan José Paso, quien, con serenidad, comenzó por dar la razón a Villlota con respecto a la necesidad de una consulta general a los pueblos del virreinato, pero agregó que la situación era muy crítica y cualquier retardo podía tornarla peligrosa. Buenos Aires, `la hermana mayor', debía constituir un gobierno provisional a nombre del rey, y luego invitar al resto para que concurriera a la formación de un gobierno definitivo. Aplicaba la figura del `gestor de negocios', aprendida en la cátedra de Instituta".
Secretario de Hacienda en la Primera Junta, acompañó el impulso morenista y buscó, sin éxito, obtener el acatamiento de Montevideo, siendo expulsado de dicha ciudad.
Resistió la arremetida de incorporar nuevos diputados de las provincias, pero, a la salida de Moreno, se alineó a la posición saavedrista. Eso le valió ser uno de los pocos en continuar en la llamada Junta Grande.
Integró la diputación que firmó el armisticio, en 1811, por la que la Banda Oriental quedaba bajo el dominio de Montevideo.
Los disturbios contra Saavedra, con la anuencia del propio Paso, dieron lugar al Primer Triunvirato con Chiclana, Sarratea y el citado Paso, quien lo integró desde septiembre de 1811 hasta abril de 1812. Este último renunció en desacuerdo con Chiclana y Rivadavia, secretario de dicho Triunvirato. El alzamiento militar promovido por San Martín e instigado por la Logia Lautaro, fuerza la renuncia de los triunviros e impulsa un Segundo Triunvirato con Alvarez Jonte, Nicolás Rodríguez Peña y otra vez Paso, quien se incorporó desde el 8 de octubre de dicho año.
Se lo comisionó a Chile para respaldar al gobierno local, tratar -infructuosamente- de limar asperezar entre José Miguel Carrera y Bernardo O' Higgins, y pedir a nombre del Directorio -que había reemplazado al Triunvirato- la extradición de Cornelio Saavedra. Los sucesos de Rancagua lo obligan a regresar a Buenos Aires, saliendo de la política pro diferencias con Carlos de Alvear, pero, tras la sublevación de Fontezuelas, fue nombrado asesor de gobierno y auditor general de guerra.
El Congreso de Tucumán lo encuentra como diputado por Buenos Aires y su secretario hasta 1919. Participó de la redacción del Estatuto Provisional de 1817, de la Constitución unitaria de 1819, fue asesor de Rondeau, diputado provincial bonaerense entre 1822 y 1824, integró el Congreso de ese año como diputado, votó la Constitución de 1826.
Pero no será su última tarea política. Señaló Héctor José Tanzi en `Juan José Paso y la independencia' (2016) que: "Por el tratado de Cañuelas firmado entre Lavalle y Rosas en junio de 1829, Paso es elegido para integrar nueva Junta de Representantes en elecciones del 12 de julio. El acto electoral es impugnado y anulado por fraude, pero Lavalle, sin poder, debe dejar el mando al gobernador provisional Juan José Viamonte propuesto de común acuerdo con Rosas. Este decide formar un Senado Consultivo que lo asesore, y en este organismo está nuevamente Paso. Será su última función oficial pues fallece el 10 de septiembre de 1833".
Reconocido por sus contemporáneos, como un "hombre de "Estado". Preocupaba al mismo Rosas, quien -según Tanzi- durante su campaña al desierto y queriendo estar al tanto de los quehaceres políticos de la ciudad, le escribía a su amigo Juan Terrero desde el río Colorado el 12 de septiembre de 1833, que le informase de "Paso y demás unitarios de su categoría". Hacía dos días que había fallecido.
Calificado con agudeza por Juan Thames como "el primer funcionario todoterreno de la política argentina", su tránsito por la gestión pública cruzó casi todos los gobiernos patrios y dejó una impronta que debemos rescatar y valorar.
* El autor es politólogo; docente de la UCES y secretario del Instituto Nacional Juan Manuel de Rosas.