Diego Gentile, en la piel de un personaje audaz y controvertido
La película de Martín Desalvo llega mañana a los cines. Relata la fuga de dirigentes peronistas del penal de Río Gallegos en 1957. El actor evoca su paso por "Toc toc" y anticipa la vuelta a la televisión.
Diego Gentile tiene en su haber dos logros importantes para cualquier actor. Integró el elenco de "Relatos salvajes" (Damián Szifron, 2014), la película más taquillera del cine nacional y, a su vez, protagonizó durante seis años la comedia más vista del teatro argentino, "Toc Toc". Pero nunca se la creyó, y entre tantos premios y récords, acepta papeles menores como para bajar a tierra.
Ante el estreno, mañana, de "Unidad XV", película de Martín Desalvo que protagoniza junto a Carlos Belloso, Lautaro Delgado y Rafael Spregelburd, sobre el encarcelamiento y fuga de dirigentes peronistas del penal de Río Gallegos en 1957, habló con La Prensa.
De aquel hecho, acontecido durante la Revolución Libertadora, tomaron parte Héctor Cámpora, Jorge Antonio, John William Cooke (designado por el general Juan Perón como su representante desde el exilio) y el dirigente nacionalista Guillermo Patricio Kelly, a quien encarna Gentile. Aun así, el actor se reconoce apolítico, aunque cercano al gobierno kirchnerista. A la vez, se declara dichoso de poder elegir sus trabajos, mientras prepara el desembarco en Telefe con la serie "Campanas en la noche".
-En "Unidad XV" personifica a una figura polémica.
-Sí, la película apareció en el momento justo y no dudé en filmarla. Ya había hablado con el productor de "Toc toc" para bajarme de la obra después de seis años y medio. Me iba a ir al sur a filmar la película de Carlos Sorín "Joel". Me pareció la excusa más amorosa y menos culposa para cerrar una maravillosa etapa de mi vida. Y de pronto apareció esta propuesta.
-Kelly fue un protagonista controvertido de nuestra historia. ¿Qué le generó el papel?
-Más allá de mi ignorancia histórica, sabía quién había sido Guillermo Patricio Kelly porque fue el más snob de estos cuatro detenidos (Kelly, Héctor Cámpora, Jorge Antonio y John William Cooke). Pero leí el guion de un tirón como si fuera una ficción y eso fue una señal. Me copaba el elenco y todo me cerraba. Además, a mi parecer, mi personaje es el más pintoresco, el loquito, y eso es un plus, no a priori pero sí a la hora de filmar.
DISPUESTO A CREAR
-¿Leyó la historia de la Revolución Libertadora?
-La verdad que no. No es políticamente correcto lo mío pero no investigué mucho. Me aburre ese proceso de acercamiento al personaje, y como el director nos había pedido que no quería que copiáramos, mucho mejor. Porque una vez que entendimos la dinámica de esas cuatro cabezas, el resto era nuestro. Esa impunidad, el vínculo entre ellos, que aun sin llevarse bien se prometieron unión para poder escapar. Tampoco tenía que hacer de Freddie Mercury, que está muy en el imaginario colectivo de la gente y del que no me podría apartar ni un centímetro.
-La técnica de imagen que tiene la película revela un tratamiento especial, inédito en el cine argentino.
-Desde el inicio, el filme fue pautado en blanco y negro, pero en el doblaje me dijo el director que estaba en duda porque del laboratorio le habían propuesto el estilo que al final quedó. Cuando lo vi, aluciné. Era una belleza. Y creo que fue la mejor decisión porque a todos los que la vieron les impactó. Además, la película juega con que el final termina siendo en colores plenos.
-La ideología política, en su caso, ¿cómo jugó? El peronismo en nuestro país es un tema sensible.
-Vengo de una familia bastante apolítica, donde nunca se me inculcó ninguna figura ni ninguna fecha. Y de grande continué así; pero mis amigos sí me acercaron más a la política. Hoy difiero bastante de mi viejo. En el fondo, no termino de confiar en ningún político pero reconozco que tengo más afinidad con el gobierno anterior que con el actual.
GUSTO A SANGRE
-Participó de la comedia más vista del teatro nacional. ¿Qué le dejó?
-Me dejó 2.204 funciones en mi currículum. No soy obsesivo pero con los números me divierto. Cuando me propusieron "Toc toc" estaba en otra obra con un personaje menor, pero me tentó ser protagonista en una obra coral. Me salvaba el verano y listo. Mientras ensayábamos, pensábamos que era lo peor que habíamos hecho en nuestras vidas y que nos iban a tildar de berretas. No nos causaba gracia y en las primeras funciones nos venían a ver nuestros amigos y no nos decían nada. Todos sabíamos que era una cagada pero continuamos por inercia.
-Pero en algún momento algo cambió.
-En el primer ensayo general cambió todo. Porque los que estaban ahí no pararon de reírse. La obra duró literalmente quince minutos más por las risas. El elenco original lo integraban Mauricio Dayub, Daniel Casablanca, Jorgelina Vera, María Fiorentino, Melina Petriella y Gimena Riestra. A mí la obra no me causaba gracia pero veía que era una muy buena idea. En las primeras funciones entendimos que el personaje que faltaba era el público, que la risa contagiaba y terminaba siendo otra obra.
-En usted también habrá cambiado algo...
-Cambió todo al principio, y después volví a mi cauce normal. Recién había cumplido 31 años y la verdad es que no estaba preparado física ni mentalmente para una obra así.
-¿Cómo fue eso?
-Empezó como una comedia de verano y al poco tiempo nos confirmaron trabajo para dos años. El primer año terminamos haciendo ocho funciones semanales. Llegué a diciembre pensando que me moría. Sentía gusto a sangre en la boca, me latía mucho la cabeza y pensaba que me iba a morir en el escenario. Hasta que me dijeron que era estrés puro, que no me bancaba lo que me pasaba. Cuando entendí eso, mejoré.
-Vuelve a la televisión.
-Sí, estoy terminando de grabar para Telefe "Campanas en la noche", un thriller de ochenta capítulos. Ahí hago de Pablo Ballesteros, un político y abogado que saca trapitos al sol de toda la corrupción argentina.