Según informó la Academia Zhuzi de China, investigadores de ese país han elaborado una base de datos para estudiar la doctrina de Zhu Xi, un famoso ideólogo, filósofo y educador que vivió entre 1130 y 1200. La base de datos, la primera de su tipo del mundo, tendrá más de 10.000 obras de literatura académica relacionadas con Zhu y su filosofía.
La iniciativa -gracias a la cual los lectores podrán acceder a la base en la red y descargar materiales- corresponde a la academia y la Escuela de Ziyang del distrito de Wuyuan, en la provincia oriental china de Jiangxi.
El proyecto se completará en cinco años y contendrá libros, grabaciones sonoras y de video, revistas y tesis académicas relacionados con el pensamiento del filósofo oriental y sus discípulos.
"Algunas filosofías de Zhu, que ejercieron una gran influencia en el pensamiento y cultura de China, así como en algunos países de Asia Oriental, Europa y Estados Unidos, siguen siendo practicadas hoy en día. La base de datos proporciona una plataforma para que los investigadores compartan informaciones y digitalicen el estudio de Zhuzi y sus ideas", señaló el vicepresidente ejecutivo de la academia, Zhu Jieren.
Zhu Xi es considerado el máximo exponente de la tradición confuciana del período de Song (siglos X-XIII). Obtuvo varios cargos oficiales en la administración del Estado, durante los cuales intentó en vano, tanto con memoriales dirigidos al emperador como en algunas audiencias judiciales, promover iniciativas destinadas principalmente a reformar la vida política y moral de la sociedad china.
Según Xi, existe un estado de la mente de quietud absoluta e inacción, donde uno siente la ausencia de pensamiento, de cualquier acto de voluntad, la imperturbabilidad en el movimiento.
La mente es el receptáculo más puro de la naturaleza recibido del Cielo y, por lo tanto, es una condición de equilibrio absoluto. Y gracias a este estado, la mente, incluso si debe actuar, penetrando todo y poniendo en movimiento cualquier sentimiento, siempre se medirá, correcto, en perfecta armonía.
La mente es, por lo tanto, la verdadera estrella, el sabio maestro del cuerpo humano, hasta el punto de guiar su acción perceptiva y cualquier otro movimiento.
Si la mente está en el cuerpo y, por lo tanto, inmanente, la naturaleza humana, el don del Cielo, es la huella de la trascendencia. Entre los dos no hay oposición: por el contrario, la naturaleza es el fundamento de la acción de la mente y la mente representa la forma en que los principios actúan en la naturaleza del hombre y, por lo tanto, en la naturaleza, la existencia diaria.
En cuanto a la moral, Zhu Xi entiende que el hombre es bueno por naturaleza. Incluso si una persona muestra un comportamiento inmoral, el principio regulativo supremo es bueno.
Tras su muerte, sus teorías lo hicieron merecedor del rango de gran filósofo y su memoria fue objeto de veneración generalizada desde 1241, cuando se decretó colocar sus restos mortales en el templo de Confucio.