No dejemos de mirar hacia Comodoro Py, pero demos vuelta la cabeza y pongamos nuestros ojos y nuestra atención sobre el otro lado de la realidad argentina, aunque lo que vamos a ver tampoco nos gusta. Volvió la violencia a las calles con una fuerza irracional y desmedida; la frase de "la plata no alcanza" sale de las bocas de los ciudadanos y de los miembros del Gobierno; el Conicet está al borde de la quiebra; algunas cosas como los combustibles aumentan dos veces en tres días; anuncian que el salario real perderá el 7 por ciento y las jubilaciones el 8.
En cuanto a los ingresos los números más que preocupan. Para no ser considerada indigente una familia tipo ya necesita 9.896 pesos por mes y para no considerarse pobre, alcanzar un ingreso de 20.000 pesos. Un dato que pocos consideran porque se trata de la clase media a la que se supone "siempre le alcanza" para mantener su nivel de vida, vale la pena saber que los ingresos familiares deben superar los 33.000 pesos para poder seguir perteneciendo al grupo pero sin expectativas de mejorar.
En agosto la inflación superará los 3,4 puntos, estiman los que más saben. Y no hay explicaciones salvo frases sueltas de algún que otro ministro que dice que ""vamos a pasar momentos difíciles"", como si ya no los estuviéramos pasando. Querido lector, no fijemos la mirada hacia un solo lado porque estaremos descuidando también el estado de nuestras más básicas necesidades. Por las razones que fueran, esta administración no pudo cumplir lo que prometió, tal vez por un exceso de optimismo o por un desconocimiento de la realidad. Hoy no se ven soluciones a corto ni mediano plazo y para colmo para los que deben buscarlas, en pocas semanas les comienza la batalla electoral, por cierto para ellos mucho más importante que nuestros bolsillos. No hay que dejar de manifestarse democráticamente contra una política económica errada y que busca tapar agujeros con más agujeros, un imagen surrealista, pero real. Prometieron proteger el salario, las jubilaciones y los puestos de trabajo y no pueden hacerlo, les fallaron las metas primero y luego un criterio único para arreglar el desaguisado. Fueron más las luchas internas en el muy poblado equipo económico, que los comunicados aclaratorios para la población que no entiende si tal o cual presidente del Banco Central hicieron o no bien su trabajo. Los que no sabemos especular cuándo hay que cruzar el puente entre los Lebac y el dólar o entre el dólar y los plazos fijos; los que no sabemos de estos secretos de la timba financiera grande o chica, siempre nos quedamos mirando como los únicos que nos jodemos somos nosotros. Alguien viene y nos dice comprá Lebac que la tasa está en el 45 por ciento y uno, con cara de pobre porque el libreto nacional lo impone, dice ¿y de dónde saco plata para comprar Lebac? ¿Será muy difícil tener un país en el que para sobrevivir no haya que ser un experto en finanzas y que alcance con trabajar y ser honesto? Sí, parece que en el caso de Argentina, es muy difícil, o mejor dicho imposible.
No se olviden, un ojo en Comodoro Py y el otro en el Gobierno, no hay que descuidar ningún flanco, porque si uno nos asquea, el otro nos obliga cada día más a sobrevivir con angustia.
El señor presidente, debe dejar de sacarse fotos con bebés mediáticos y explicarle a su gente qué está pasando pero no con frases "duranbarbistas" ni con metáforas de colegio primario, sino con datos concretos, debe explicarnos dónde estamos y a dónde vamos y si fuera necesario todos los días, que así sea. Solo su compromiso real y no sus promesas pueden generar tranquilidad en los argentinos que ya casi no pueden más, porque viven con la basura acumulada durante doce años en la puerta de sus casas y con la espada de Damocles de otra terrible crisis económica que termine por arrastrarlos a la desesperación y ya sabemos lo qué es eso. No perdamos de vista estos asuntos porque nos jugamos el futuro.
V. CORDERO