Tres generaciones de la realeza holandesa vestidas de azul
Si para la cena de gala de ayer en el Rijksmuseum, Máxima de Holanda eligió el rojo, para la ceremonia de hoy ha escogido un majestuoso vestido-capa largo en tono azul cobalto, confeccionado en encaje y realzado con cristales y pedrería, firmado por el diseñador holandés Jan Taminiau.
El azul ha vestido hoy a tres generaciones de la monarquía holandesa en la investidura de Guillermo-Alejandro y de su esposa, Máxima Zorreguieta, quien al igual que la ya Princesa Beatriz y la nueva heredera, Amalia, han elegido este tono frente a los neutros de muchas invitadas.
Si para la cena de gala de ayer en el Rijksmuseum, Máxima de Holanda eligió el rojo, para la ceremonia de hoy ha escogido un majestuoso vestido-capa largo en tono azul cobalto, confeccionado en encaje y realzado con cristales y pedrería, firmado por el diseñador holandés Jan Taminiau.
El azul, símbolo de unidad y nacionalidad, también ha estado presente en la tiara que ha portado la nueva reina, una pieza realizada con diamantes sudafricanos y zafiros de Cachemira. Un fabuloso broche y un juego de pendientes de zafiros y brillantes completaban el aderezo de joyas.
Tocada con un discreto casquete, la princesa Beatriz de Orange ha apostado por un modelo azul con grandes estampados, más oscuros, y manga al codo rematada con un volante.
Sus nietas Amalia, Alexia y Ariane, que han permanecido a su lado durante la ceremonia, lucían sencillos vestidos de manga corta también en azul, tono que también adornaba sus dorados cabellos.
Por la mañana, para el acta de abdicación, Máxima Zorreguieta optó por un vestido de cóctel en tono "nude" con falda con bordados y cuerpo liso, con una hermosa lazada en un hombro y manga al codo abullonada. Una cinta drapeada y un broche de brillantes lateral definían el modelo.
Tras 33 años de reinado, la ahora princesa Beatriz firmó su abdicación con un sobrio modelo en tono berenjena, que adornó con un collar de brillantes de tres vueltas y un sencillo alfiler en la solapa.
Mientras que para esta misma ocasión, las hijas de Guillermo y Máxima, se vistieron con tres idénticos vestido amarillos de corte sesentero y firmados por la española Pili Carrera.
Frente a estos colores fuertes, la mayoría de las invitadas de las casa reales se han decantado por los tonos neutros, entre ellos, el azul, el beige, el gris o el blanco roto.
La Princesa de Asturias, Letizia, ha vuelto a elegir una creación de su diseñador de cabecera, Felipe Varela. Un vestido largo, en seda y tul titanio, con un bordado con microperlas de acero y cristal, que realzaba su figura, sobre el que lucía la Gran Cruz de Carlos III.
La princesa María de Dinamarca escogió un vestido con escote en pico, manga ajustada al puño, en el que destacaba un fajín con un dibujo de hojas de diferentes colores, que acompañaba con un tocado en un suave gris.
Combinación dual de gris y blanco que también eligió la princesa Mette-Marit de Noruega, en un vestido con estampado adamascado y cuello a la caja, mientras que Matilde de Bélgica volvió a sorprender por una colorida elección, decantándose por un traje en color rosa fucsia con sombrero rosa palo.
Por su parte, la duquesa de Cornualles, Camilla, optó por un vestido en color azul bebé que coronaba con un tocado floral en tonos plata, con un vuelo similar al que lució en su boda.
Una de las que, sin lugar a dudas, ha despertado mayor curiosidad ha sido la princesa heredera de Japón, Masako, quien realizaba su primer viaje oficial en once años y reaparecía muy sonriente, fiel a su estilo sobrio, con un vestido en beige y casquete a juego.
El champán fue en cambio la elección de color de Victoria de Suecia, quien eligió para la esperada ceremonia de investidura en Holanda un vestido sobrio, de líneas rectas, con pamela a juego rematada con una gran rosa.
Las tonalidades oscuras han sido la excepción de la ceremonia, como el "total look" de la Jequesa de Qatar o la elección de Mabel de Holanda, una de las más elegantes de la jornada con un vestido en negro, largo, con un único aplique en blanco que transformaba su manga izquierda en un gran lazo.
El terciopelo salpicado de pedrería fue el tejido elegido por Lalla Salma, la princesa de Marruecos, quien lució una túnica verde botella que resaltaba aún más su cabello rojizo, de los pocos libres de tocado o sombrero.