YPF paradigmático

POR CARLOS ALMA *

Aunque las referencias ofrecidas por las distintas encuestas señalan que, mayoritariamente, los argentinos consideran acertada la decisión del Gobierno Nacional respecto de la expropiación de YPF, no deja de ser éste un caso paradigmático para tratar de entender la lógica por la que la República Argentina, de manera polar, cambia de manera diametral y periódica, decisiones que alteran las pautas y modifican, unilateralmente, contratos. Esta conducta inveterada, se ha convertido en el mecanismo lamentablemente característico que expone una línea que desorienta a inversores serios y atrae aventureros y oportunistas.

En este escenario, lo de YPF es apenas una muestra que ratifica la inconsistencia de las políticas argentinas, ya que lo que pone en evidencia es la absoluta falta de definición de un modelo de país debidamente consensuado.

La comprobada ausencia de un plan maestro, maduramente acordado por la estructura política, capaz de superar la temporalidad de un gobierno, cualquiera sea su color y duración, es la explicación de estas inconsistencias que cambian de eje de manera drástica generando inestabilidad entre propios y ajenos.

Considerar la esencia de la expropiación de YPF como algo definitorio para la política nacional, es abjurar de lo que históricamente se ha evidenciado en las últimas seis décadas. Nadie, conciente de lo acontecido, puede aseverar que la línea a seguir es la trazada por el gobierno en turno pues la experiencia demuestra que a menos que se definan políticas de Estado, compartidas, sólo resulta posible pensar en el mediano plazo como fórmula para estimar la sostenibilidad de determinadas medidas. Esto, que ha sido sin dudas, una gran tragedia para el desarrollo del país en función de su potencialidad natural, debe caer en cabeza de quienes han tenido la responsabilidad de administrarlo sin concebir que un proyecto nacional reclama trascender a los actores circunstanciales.

En medio de esta inexcusable saga de desaciertos, cuando no de intencionadas acciones, se encuentra la gente que padece la turbación de no comprender muy bien por donde está el camino para vivir el presente y proyectar el futuro sobre algo sólido y consistente.

Hayek y Keynes

Cualquier lector interesado por conocer los modelos que han marcado definiciones filosóficas sobre la economía, sabrá que sobre la mitad del siglo pasado, se han postulado dos concepciones opuestas en procura del mismo objetivo. La de Hayek, premio Nobel de economía, sosteniendo la teoría liberal por la que el Estado, básicamente, debe controlar el cumplimiento de la estabilidad jurídica y contribuir de esa forma a generar desarrollo desde el sector privado, y la de Keynes que propicia para situaciones de emergencia, un rol activo de la administración pública para motorizar sectores con capacidad de generar empleo y a partir de ello, hacer girar la rueda del consumo. La realidad, es que la primera es una postura que define el largo plazo en cambio la segunda es de coyuntura.

Lo cierto, es que la República Argentina viene debatiéndose, alternativamente, entre ambas teorías sin definir una solución de continuidad capaz de ofrecer un horizonte estable y mucho menos seguro, pues a partir de 2003 y superada la crisis, se debió definir una opción alejada de cualquier híbrido antinatural e inviable en el tiempo.

En lugar de esto, se abundó en la aplicación de controles lábiles alejados del perfil seriamente fiscalizador del cumplimiento de los compromisos asumidos. Lo que está aconteciendo con Repsol YPF es una muestra cabal de ello pues los procesos han sido recurrentemente de sentido contrario sin dar una solución de continuidad a ninguno de los procesos y lo grave de esto, es que muchos de los actores han participado sucesivamente de ambas opciones.

Esto, que puede ser digerible para el estilo nacional, no lo es para el resto del mundo que asiste azorado, pero sin sorprenderse demasiado, a las extravagancias reiteradas que acostumbra aplicar la clase política del país, aprovechándose de la sensiblería argentina. Sin perjuicio de los motivos que pudieran haber inducido la toma de la decisión, que vuelve a exponer de manera controvertida la imagen internacional, es de esperar que alguna vez se elaboren políticas basadas en consensos superadores de la partidocracia.

* Presidente de cacsa s.a. consultora de negocios