"VAMOS A LA LUNA": LA EPOPEYA ESTADOUNIDENSE CON MOSCAS AVENTURERAS

La conquista del espacio

Ficha técnica:

"Vamos a la luna" (Fly me to the moon). Estados Unidos, 2008. Animación. Dirección: Ben Stassen. Guión: Domonic Paris, basado en la idea de Gina Gallo y Domonic Paris. Dirección artística: Jeremy Degruson. Animadores: Melanie Beisswenger, Jesus del Campo, Sebástien Ebzant y Laurent Laban, entre otros. Música: Ramin Djawadi. Voces: Tim Curry, Robert Patrick, Kelly Ripa y Buzz Aldrin, entre otros. Presenta: DCA. Duración: 82 minutos. Calificación: Para todo público.

La primera pregunta que surge cuando se ve "Vamos a la luna", es ¿qué hubiera dicho un adelantado del cine como fue Georges Meliés, creador de aquel verdadero juguete cinematográfico llamado Viaje a la Luna (1902), ante esta experiencia digital cinematográfica sobre nuestro querido satélite?. Por supuesto que le hubiera fascinado. Claro, era un aventurero del arte. Mago y prestidigitador; siempre estaba abierto a la novedad y a las aventuras estéticas.

Y ésta es, precisamente, la aventura de una familia como cualquier otra. La diferencia es que es una familia de moscas. Comen cosas que nos repugnan (y que se marcan una y otra vez en la película), y tienen una condición que todos envidiamos, volar.

TODO UN SUEÑO

Ellas son norteamericanas y como todo norteamericano que se precie, tiene un sueño y su sueño está relacionado con el vecindario en el que habitan.

Viven cerca de Cabo Cañaveral y estamos en 1969. O sea, se aspira la euforia de la aventura espacial con toda su carga de competencia respecto de la Unión Soviética.

Ya la perra Laika en el Sputnik se ha convertido en un recuerdo de doce años y es momento que también las moscas demuestren su interés por los viajes lunares.

Nat, Scooter y I.Q son adolescentes, quieren vivir una aventura, de ésas que tanto le gustan al abuelo y que repite una y otra vez y finalizó con un amor ruso inolvidable.

La aventura comenzará por el espíritu pionero de Nat que impulsa a sus amigos para ubicarse dentro de la nave espacial junto con los astronautas e iniciar el viaje lunar con alunizaje incluído. Cuando todo el mundo saluda a los tripulantes por la televisión, el abuelo Mc Fly y su hija ven, en un escondido rincón, a los polizontes. Ha comenzado un viaje en el que los jóvenes moscas tendrán un protagonismo que sólo su familia conocerá.

LA TECNICA 3D

El filme es simpático y entretenido. Los personajes tienen un diseño "naif", poco trabajado y de movilidad muy simple. Pero lo que impacta es esa técnica 3D a la que se accede anteojitos de plástico mediante, y que hace que el espectador participe de ese viaje espacial como un tripulante más y que los más chicos no se resignen a que sus brazos extendidos no alcancen a tocar estrellas e insectos que aletean alrededor de cada uno. Revolución iniciada ya en los "50, con experimentaciones que datan de los comienzos del cine, el 3D alcanza una perspectiva distinta con los nuevos sistemas de proyección y el cine digital.

El guión muestra ciertas inquietudes, buen humor, pero una desvalorización chauvinista de los personajes de gobierno rusos, los villanos de la película, afectan la historia. Sólo se salva la bella Nadia, ex novia del abuelo, con su belleza, enamoramiento y actitud pro-norteamericana.

Hay exaltación del nacionalismo, de la voluntad para alcanzar objetivos, condescendencia y cariño de los más jóvenes por los viejos y valorización del concepto familiar y de amistad. En el final aparece uno de los verdaderos tripulantes de la Apolo 11, Buzz Aldrin.

Isabel Croce