Dijo que no tiene intenciones de atacar y prometió enviar alimentos a Pyongyang

Bush ofreció un ramo de olivo al régimen de Corea del Norte

En un puesto fronterizo, expresó su deseo de ver una península unida. Llamó déspota a Kim Jong Il por permitir que su pueblo pase hambre.

Seúl - La política de acercamiento de Corea del Sur con su vecino del norte recibió ayer el respaldo del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, quien sin embargo calificó a Pyongyang como un régimen "déspota" y uno de los países más peligrosos del mundo. Bush respaldó la política del rayo del sol del presidente surcoreano Kim Dae Jung, y reiteró su ofrecimiento de diálogo con Corea del Norte, a la que antes había acusado de integrar un eje del mal junto a Irán e Irak. Aun así, mostró su desolación porque el régimen comunista parece no haber aceptado el espíritu de esos esfuerzos. Tanto en la reunión que mantuvieron por la mañana en la Casa Azul presidencial de Seúl, como en el viaje en tren hasta la estación de Dorasan -en la frontera entre las dos Coreas- Bush y Kim se comprometieron a resolver pacíficamente los contenciosos por las armas de destrucción masiva y los misiles que vende Pyongyang. Bush afirmó que los Estados Unidos "no tienen la intención de atacar a Corea del Norte", y recordó que las tropas de su país están en la zona desmilitarizada "con la misión de defender, porque existe una amenaza". Al respecto, aseguró que no cambió su política de dureza con el régimen comunista, y calificó al líder norcoreano Kim Jong Il de "déspota", porque en lugar de cuidar a sus ciudadanos permite que pasen hambre y se vuelca al desarrollo de armas de destrucción masiva. Con todo, separó sus acusaciones contra los gobernantes norcoreanos de los sentimientos hacia sus habitantes, de quienes dijo sentía una gran simpatía, y aseguró que seguirá enviando alimentos a ese país. Kim no escondió su entusiasmo por el resultado de la reunión, que en su opinión sirvió para reforzar la alianza eterna entre Seúl y Washington. UN PAIS UNIDO Por la tarde, el presidente surcoreano visitó con Bush la estación de Dorasan, erigida a apenas 300 metros de la zona desmilitarizada de la frontera, que forma parte del nunca concluido ramal ferroviario entre el Sur y el Norte. Desde el puesto de observación de Ouellette, Bush echó un vistazo con prismáticos hacia el Norte y expresó su deseo de que el régimen comunista brinde a su pueblo una vida mejor reunificado con el Sur democrático. "Lo que veo es claro -dijo-. Una península que un día estará unida por el comercio y la cooperación, en lugar de separada por el miedo y los alambrados de púas".