Junto con el auge del sushi en la Argentina, el consumo de salmón se puso de moda y hoy las formas de prepararlo se han diversificado: desde grillado o a la parrilla, hasta en sandwich, en su versión ahumada. Además, los nutricionistas lo destacan por su aporte de ácidos grasos Omega-3, saludables para el corazón. Sin embargo, en los últimos tiempos, la seguridad de este pescado para la salud humana se ha puesto en duda.
Y es que más de la mitad del salmón que se comercializa a nivel mundial proviene de piscifactorías, es decir instalaciones dedicadas a la cría en cautiverio de peces para su consumo, en las cuales se alimenta a los salmones con piensos fabricados con otras especies marinas afectadas por la contaminación de las aguas.
De hecho, un estudio publicado por la revista `Science', en 2004, alertaba que la carne del salmón de cultivo contiene niveles mucho más altos de compuestos tóxicos que los presentes en el salmón salvaje.
El trabajo examinó cerca de dos toneladas de salmón de granjas del norte de Europa (Escocia, Noruega, Irlanda, Islandia e Islas Faroe), Chile, Canadá y Estados Unidos y de comercios de casi una veintena de ciudades del mundo.
"Las muestras estudiadas constataron la presencia de insecticidas y pesticidas de uso industrial y agrícola, como el toxafeno, dieldrina, DDT, lindano y bifenilos policlorados (PCBs)", afirmaron los autores del estudio, pertenecientes a instituciones de Estados Unidos y Canadá.
Dependiendo de la concentración y de la exposición continuada, estas sustancias pueden tener efectos cancerígenos, provocar alteraciones reproductivas, nerviosas e incluso de comportamiento , advirtieron.
Según los investigadores, el consumo de dos filets de salmón de piscifactoría al mes puede implicar la ingesta de una cantidad de contaminantes orgánicos superior a los niveles de peligrosidad marcados por la Agencia de Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés). Si la ingesta es de dos raciones a la semana, excedería además los umbrales de riesgo totales fijados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Una de las demandas planteadas en esta investigación fue la de identificar con el etiquetado los salmones de acuicultura (de cultivo) y su país de origen, además de instar a realizar mayores controles de seguridad sanitaria.
¿DE DONDE VIENE?
Según reporta el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (MAGyP), la mayoría del salmón que se vende en el país proviene de Chile, el segundo mayor productor a nivel mundial de este pescado.
El mismo informe consigna que en la Ciudad de Buenos Aires, en 2010, se consumía alrededor de 8,4 kilos anuales de pescado por habitante y que la temporada de mayor consumo en el país se produce durante Semana Santa, aunque hay "una estabilidad de la ingesta de pescado durante todo el año".
El documento del MAGyP también da cuenta del récord que marcó el salmón chileno en 2013, con la llegada al país de 6.600 toneladas de este pescado en sus distintas formas (producto natural, ahumado y en conserva), y afirma que las "expectativas de crecimiento en el mercado argentino para las exportaciones de salmón chileno son positivas".
TENDENCIA INVERSA
La tendencia en la Argentina es contraria a la postura que empieza a adoptar Estados Unidos, donde la preocupación por el elevado uso de antibióticos en la producción chilena de salmón ha llevado a que algunas cadenas mayoristas y minoristas decidan reducir la importación desde Chile de este pescado.
Tal es el caso de la mayorista Costco, que anunció hace dos semanas su decisión de privilegiar la importación de salmón noruego, libre de químicos, sobre el chileno.
Ante la creciente preocupación de la industria alimentaria estadounidense de que un alto uso de antibióticos en animales pueda engendrar bacterias más poderosas que pongan en riesgo la salud humana, Costco dijo que su intención es comprar un 60 por ciento de su salmón en Noruega, recortando las importaciones chilenas al 40 por ciento.
Otras cadenas de supermercados estadounidenses, como Whole Foods Market Inc, Target Corp y Trader Joe's, también han reducido sus compras de salmón cultivado en Chile y las reemplazaron por la de pescado salvaje, libre de antibióticos.
Junto con Japón, Estados Unidos ha sido hasta el momento el principal comprador de salmón chileno.
POR UNA BACTERIA
Según publicó el diario trasandino `La Tercera', el litoral de Chile está invadido por la bacteria `Piscirickettsia salmonis' o Síndrome Rickettsial del Salmón (SRS ), que causa lesiones y hemorragias en los peces infectados, además de aumentar el tamaño de sus riñones y bazos, lo que eventualmente provoca su muerte.
"Ante la incapacidad de desarrollar una vacuna efectiva, los cultivadores chilenos tuvieron que aumentar el uso de antibióticos", señala el artículo.
En 2014, el país vecino produjo 895.000 toneladas de salmón y usó 563.200 kilogramos de antibióticos, según datos del Gobierno de ese país y del sector, lo cual representó un incremento del 25 por ciento en el uso de esas sustancias respecto de 2013.
La información publicada por `La Tercera' indica que los funcionarios chilenos sostienen que el salmón de ese país es seguro y que los antibióticos fueron aprobados por las entidades regulatorias de alimentos y fármacos de Estados Unidos.
En tanto que los salmoneros chilenos aseguran que no hay razón para preocuparse ya que los productores dejan de emplear antibióticos meses antes de la cosecha, por lo que "cualquier rastro en el salmón -al llegar al consumidor- está dentro de los niveles de tolerancia" .
"El producto final no tiene antibióticos", expresó en la misma publicación Ricardo García, presidente ejecutivo de la pesquera chilena Camanchaca. "Sólo se da a peces enfermos para que no mueran. No es algo preventivo", agregó.
Sin embargo, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) expresó su "preocupación por el uso inadecuado de antibióticos en los productos alimenticios derivados de animales, ya que esta práctica es un factor que puede contribuir a la resistencia a los antimicrobianos en los seres humanos" .
"Las bacterias responderán durante unos años al tratamiento de antibióticos pero luego se harán más resistentes y los antibióticos perderán eficacia", sostuvo por su parte Alex Muñoz, vicepresidente para Sudamérica del grupo ecologista Oceana.
Esta entidad también indica que Chile utiliza para el tratamiento de los salmones antibióticos de la familia de las quinolonas, "que no están aprobadas para su uso en acuicultura por Estados Unidos y otros países debido a sus efectos negativos sobre el sistema inmune de los seres humanos".
EN EUROPA
La preocupación por los peligros para la salud humana que implica el uso de antibióticos durante el cultivo del salmón también llegó a Europa. Ya en enero de 2012 un equipo de veterinarios gallegos reclamaba mayores controles para los productos acuícolas que ingresaban a la Unión Europea (UE) y alertaba sobre la llegada de pescado de cultivo con residuos tales como el `verde malaquita', una sustancia prohibida en la UE y que la industria acuícola no europea emplea como fungicida y antiparasitario.
"El verde malaquita es un elemento que se usa como fungicida y antiparasitario en las granjas de salmónidos y otros peces de agua dulce y que en las personas puede tener efectos cancerígenos" , explicó al diario `La Opinión A Coruña' un técnico gallego en seguridad alimentaria.
En esa publicación, los expertos informaban que los principales países de origen de estos productos de riesgo son Chile y Vietnam, que exportan al mercado comunitario salmón y panga, respectivamente.
"Antes, el verde malaquita se utilizaba en las piscifactorías europeas pero desde el año 2000 está prohibido por sus efectos cancerígenos, mutagénicos y de toxicidad respiratoria, por lo que es una amenaza para la salud humana", recordó ese veterinario.
En otros países, apuntó este experto, el verde malaquita sigue utilizándose por su bajo costo, su alta eficacia como fungicida y antiparasitario y la falta de alternativas de productos con similares ventajas.
"El verde malaquita -y su forma reducida leucomalaquita- es absorbido y acumulado en el hígado, riñón, músculos y otros tejidos de los peces, por lo que persiste durante largos períodos de tiempo y puede ser transmitido a los consumidores", insistió el veterinario gallego.
SIN VACUNA
El principal problema que enfrentan en la actualidad los productores chilenos de salmón es la falta de una vacuna contra el SRS, que les permitiría reducir la utilización de antibióticos, tal como sucedió en Noruega.
En ese país escandinavo se produjeron vacunas eficaces contra la mayoría de las infecciones bacterianas que se encuentran en las granjas de salmón y ahora el uso de antibióticos para la acuicultura se encuentra en su nivel más bajo desde 1970, según un informe reciente del Instituto Veterinario Noruego.
"La introducción en Noruega de vacunas efectivas en el cultivo de salmón y trucha junto con un mejor manejo de la salud de los peces, permitió una reducción del 98% en el uso anual de antibióticos entre 1987 y 2004", enfatiza la OMS en su libro `The evolving threat of antimicrobial resistance. Options for action' .
En ese sentido, la cadena estadounidense mayorista Sam's Club, perteneciente a Walmart, aseguró la semana última que brindará su apoyo a los productores chilenos para la creación de vacunas que permitan reducir el uso de antibióticos y que seguirá abasteciendo sus góndolas con el salmón proveniente de esa nación.
"Hemos pasado muchos años comprando a su país y lo seguiremos haciendo porque nos sentimos orgullosos de este vínculo", enfatizó Robert Fields, director de la división de `Carnes frescas, alimentos marinos y deli' de Walmart, durante la Alianza Global de Acuicultura `Made in Chile', que se realizó en el país vecino el miércoles último.