El rincón del historiador

Melchora Pringles, una mujer de agallas

Hermana de Juan Pascual Pringles, a quien nos referimos en una nota unos meses en ocasión del aniversario de su proeza, la vida de Melchora no fue menos interesante y como suele suceder es una de las tantas mujeres olvidadas en nuestra historia. ­

Nació en San Luis el hogar del próspero comerciante mendocino don Gabriel Pringles y de su segunda esposa la puntana Andrea Tomasa de Sosa, hacia el año 1800, según referencias del historiador puntano don Urbano J. Núñez. Era la sexta hija, precedida por María Isabel (1786), Jacobo (1788), Margarita (1790), José León (1793), Juan Pascual (1795) y Úrsula (1802).­

Su padre era un vecino respetable que había sido invitado a sesiones del Cabildo para tratar asuntos referidos al gobierno de la ciudad, cultivaba unas tierras muy cercas del ejido de la ciudad y al final de sus días en la esquina N.O de las actuales calles Colón y 9 de Julio, que era de su propiedad abrió una pulpería. Todo ello nos permite inducir el grado de educación que recibieron sus hijos y las muchachas.­

En noviembre de 1814 cuando comenzó el gobierno de San Martín en la gobernación de Cuyo, su hermano Juan Pascual a quien su padre deseoso de procurarle un futuro en el comercio lo había hecho viajar a Mendoza como dependiente en una tienda, regresó a su ciudad natal y se alistó al año siguiente en el regimiento de Caballería de San Luis. En noviembre de 1819 habría de revistar como alférez del Regimiento de Granaderos a Caballo, en el que habría de obtener el grado de capitán batiéndose con ese grado en la última batalla Ayacucho, después de haberlo hecho con heroísmo en otras acciones previas.­

Tras la batalla de Chacabuco, un grupo de prisioneros encabezados por el gobernador Francisco Casimiro Marcó del Pont (de quien este año se cumplió el 5 de mayo el bicentenario de su fallecimiento) fue trasladado por orden del Libertador a San Luis, adonde llegaron el 7 de mayo de 1817. Luego de Maipú llegó otro grupo, Reynaldo Pastor afirma que la idea era tenerla como "la ciudad de los confinamientos, debió surgir de su ubicación geográfica y de la necesidad sentida de los patriotas de liberarse de la preocupación cotidiana que significaba la vigilancia de enemigos, que representaban un peligro real y que eran de difícil custodia, enemigos que por otra parte les repugnaba someterlos al régimen cruel de las mazmorras carcelarias''. 

Tenían la ciudad por cárcel y no faltan recomendaciones de personas expectables de esa sociedad dirigidas al teniente de gobernador don Vicente Dupuy, recomendando a algunos prisioneros.­

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RELACION AMOROSA­

­En medio de esas circunstancias, en el paseo por la Plaza Mayor, en la misa de la matriz, o vaya a saber sino en alguna tertulia, Melchora se cruzó con uno de los prisioneros Juan Ruiz Ordóñez, teniente del batallón Concepción de 17 años, sobrino del brigadier realista, iniciándose una relación amorosa. En febrero de 1819 los realistas que tramaban una conspiración en la que participaron el brigadier José Ordóñez compañero de armas de San Martín en Cádiz; Gregorio Carretero, comandante de una compañía del regimiento Burgos; los coroneles Antonio Morgado y Lorenzo de Morla y José Primo de Rivera que emparentaba con los Larrazábal porteños y de hecho con los Escalada a la que pertenecía la esposa de San Martín. Todos ellos ofrecieron su vida en la lucha o en el patíbulo, en manos de un implacable juez como era Bernardo de Monteagudo.­

Junto con otros se dispuso que "don Juan Ruiz de Ordóñez, confesos y sabedores de sabedores de la conjuración'' debían sufrir la pena capital. Alguna tradición afirma que Monteagudo también estaba prendado de Melchora Pringles, por eso el "ardoroso contrincante'' había pedido la pena capital, delito que se agravaba "por haber tenido indicios anticipados'' de la conspiración. Melchora luchó por su amor, y decidió "encadenarse" en la Plaza principal para llamar la atención y así obtener el indulto, cosa que cualquiera haya sido en método, lo obtuvo. Otras versiones llegan más lejos atribuyéndole a Monteagudo haber provocado los acontecimientos "por su enfermiza pasión a la que no era ajena una beldad sanluiseña''.­

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INTERVIENE SAN MARTIN­

­San Martín impuesto de los sucesos llegó a San Luis el 2 de marzo, Juan W. Gez sostiene que el joven Ruiz de Ordóñez, fue llamado a su presencia engrillado y que el Libertador llamó a un herrero y mandó limar los hierros, perdonándole la vida.­

En 1820 Melchora y Juan se casaron y el matrimonio tuvo dos hijas: María del Rosario que nació en 1821 y María Margarita que nació en 1823 y murió en 1867. El matrimonio se estableció a partir de 1836 en España y Ruiz Ordóñez falleció en 1873 y a excepción de la noticia que ella terminó sus días en Buenos Aires el 7 de julio de 1885 en la casa de doña Tránsito Pérez de Lucio Lucero, no hay otra noticia.­

El inagotable Archivo del General Mitre, nos ofrece un dato interesante en una carta que le escribió Mariano Balcarce desde París el 7 de octubre de 1863: "Antes de mi salida de Madrid recibí una carta de una paisana, doña Melchora Pringles de Ruiz, casada con un capitán español retirado, que con dos hijas enfermas (una nacida en San Luis y la otra en Mendoza) se hallan en Barcelona en la mayor miseria, y me pide la socorra con una limosna, interponiendo el recuerdo de los servicios que prestó en la Guerra de la Independencia su desgraciado y valiente hermano, el general Pringles. Escribí inmediatamente, pidiendo informes al respecto de esta pobre familia, y los que he recibido confirman plenamente lo que la señora de Ruiz me dice. Le he remitido una suma de veinte duros, sintiendo no poder hacer más en su obsequio, y la recomiendo a la consideración de Ud. y del Gobierno, pues su hermano, el infortunado general Pringles, fue un buen servidor de la Patria''.­

El Congreso de la Nación le otorgó en 1869 una pensión. Este es uno de los tantos ejemplos de vidas olvidadas o como las llamara Félix Luna de segunda fila. El bicentenario de Mitre nos permite encontrar en su Archivo estas perlas dignas de rescatar. La foto de doña Melchora y su hija Rosario nos permite conocer en sus años maduros el rostro de la protagonista de una historia de amor que se entrelaza con personajes de nuestra Historia nacional, recordando en este mes de los 200 años de la Independencia del Perú a su hermano Juan Pascual Pringles, el héroe de Chancay.