La reciente elección presidencial ecuatoriana enfrentó -entre otros- a dos candidatos con propuestas y modelos radicalmente diferentes. Por una parte estuvo Andrés Arauz, el inexperto
Para Ecuador, la dolarización ha posibilitado el poder vivir sin el drama de una inflación desbocada, pues no permite al gobierno de Ecuador emitir sin respaldo, como está sucediendo en la Argentina. Por otra parte, impide recurrir a la devaluación para tratar de resolver situaciones económicas complejas. Por último, modera la tendencia de los gobiernos a generar altos déficits fiscales, debiendo entonces recurrir, sea a recortar el gasto público, lo que no ocurre en la Argentina, sea a endeudarse, lo que desgraciadamente sí sucede en nuestro medio.
Hay quienes en Ecuador, definen la dolarización como una suerte de garantía de estabilidad económica que limita la capacidad de los políticos de tomar medidas irresponsables que dañan al conjunto de la economía. Y hay también quienes sostienen que, en rigor, debe ser vista como un freno al crecimiento. Lo cierto es que la última campaña política ecuatoriana demostró que proponer salir de la dolarización es una medida que hoy no tiene respaldo popular.
LA HISTORIA
La decisión de dolarizar se adoptó en 1998, en medio de un escenario de profunda crisis financiera, acompañada por un pico de alta inflación. Lentamente la inflación ecuatoriana ha caído y en los últimos años ha estado relativamente cerca de cero. Por esto nadie se anima a proponer, en Ecuador, un regreso al pasado. Ni Rafael Correa, después de 10 años de pésima administración se animó a sugerir -desde el exilio- que Ecuador debía abandonar el esquema de la dolarización.
Pero no todo es necesariamente positivo. Quienes compiten desde el exterior pueden devaluar sus respectivas monedas para adquirir así ventajas competitivas respecto de las exportaciones del país dolarizado.
Ecuador ha recurrido al endeudamiento externo, incluyendo respecto del Fondo Monetario Internacional y de otros organismos multilaterales.
ARGENTINA, LEJOS
¿Dónde está políticamente el actual gobierno argentino respecto de la gestión ecuatoriana del presidente Guillermo Lasso, que acaba de comenzar?
La falta de coincidencias sustantivas entre los países líderes de la región, en esta hora triste, que la encuentra sacudida por una pandemia, no es para aplaudir, ni celebrar. Perú, Ecuador, Nicaragua, Bolivia, y hasta México, tienen tasas de mortalidad que están entre las más altas del mundo. Pero también las tenemos, desgraciadamente, nosotros. Desde el punto de vista sanitario, sus respectivas administraciones parecen haber fracasado. Para esos países, la devastación producida por la pandemia será dura. Entre otras cosas, por la baja calidad e ineficiencia de sus
No es fácil explicar que Argentina y Francia gastan recursos similares, en términos de porcentaje de sus respectivos Ingresos Nacionales, en el capítulo crucial de la educación y que, pese a ello, los resultados obtenidos en ambos países son absolutamente distintos.
CASTILLO
A todo esto se suma en la región la aparición de personajes como el candidato presidencial peruano, Pedro Castillo, cuyas propuestas económico-sociales pertenecen al breviario marxista adoptado por Cuba, hace décadas ya, que ha mantenido al pueblo cubano sumido en un notorio atraso económico.
Todavía no ha aparecido una nueva generación de líderes capaces de anudar y mantener consensos horizontales y las