Terminando mayo, el mercado global se encuentra en un momento de decantación. Por un lado, se espera en Estados Unidos otro paquete de estímulo fiscal y un presupuesto que favorezca al nivel de actividad. Por el otro, siguen convergiendo una serie de nubarrones oscuros que permiten predecir una tormenta. La suba de impuestos que preparaba la administración Biden dejó de ser una noticia de todos los días, pero las atenciones están concentradas -o deberían estarlo- en el tapering, es decir el proceso para aumento de tasas de la Reserva Federal. Dada las condiciones actuales, creo que debería ir del 0,25 % actual a 1,25 %.
El tapering siempre es una amenaza para el mercado bursátil, le fija un techo y le da un espaldarazo al dólar frente a otras monedas. Los inversores están buscando hoy con lupa las señales que permitan deducir cuando comenzará tal proceso, básicamente signos de crecimiento económico pues se entiende que un marco de debilidad económica la Fed retrasaría la suba del costo del dinero. Y esas señales ya están. Por ejemplo, el menor numero de desempleados que la semana pasada fue a buscar su cheque: 406.000 frente a las 427.000 esperados y a las 444.000 de una semana atrás. Es el número más bajo desde que apareció el virus chino.
Espero en consecuencia que la Bolsa estadounidense, dentro de un ciclo alcista, tenga en los actuales niveles de 34.500/35.000 puntos del Dow Jones un techo razonable de corto plazo; y de 4.300/4.350 para el Standard Poor's 500. Pero mucha atención a lo que haga Joe Biden, no sea cosa que lo asalte la tentación populista.
Mis tres mercados favoritos (oro, petróleo y bitcoin) están en un proceso de alza diferente. La cotización del metal precioso -ya en los 1.900 dólares- muestra que el rebrote inflacionario y la suba de tasas lo favorecen. Va para los u$s 2.100 en poco tiempo. En cuanto al crudo, opera sobre los u$s 66,50 gracias a algunas noticias alentadoras y la reducción de stocks. Lo veo camino a los u$s 80.
CRIPTOMONEDAS
Retomo el tema de la columna anterior. Las criptomonedas siguen bajo ataque por parte de distintos Estados y de magnates que aseguran que la minería de algunas de ellas es mala para el medio ambiente. Se sumó la India a esta cruzada perniciosa. Los burócratas se parecen mucho en todo el planeta: les encanta gastar, por eso odian los activos desregulados que se mantienen fuera de su alcance. Desde Estados Unidos a Venezuela, pasando por la triste Argentina, los funcionarios quieren controlar el dinero de la gente.
Los ladridos de la jauría estatista son algo lógico en un proceso de crecimiento y consolidación de una nueva forma de inversión. No soy partidario del concepto de burbuja respecto a las cripto; más bien veo la altísima volatilidad como el resultado de un mercado donde los participantes prefieren asegurarse ganancias con mayor asiduidad dado la novedad del juego.
El bitcoin ha ido de los 2.000 a los 66 mil dólares. Una tempestad lo ha llevado a los niveles actuales de 34.000 y 35.000. Es normal. Nadie puede creer que un activo -sea bitcoin, oro, plata o acciones- va a crecer indefinidamente sin corregir alguna vez. En esos swings, somos nosotros -los advisors- los que tratamos que nuestros clientes aprovechen en su beneficio las fluctuaciones. Para eso tenemos que pelarnos la espalda estudiando el comportamiento de los mercados, que no es otra cosa que usted, que su vecino, que yo, tomando decisiones todos los días. Las expectativas de los actores son cruciales.
Los activos exitosos (acciones de Google, de Tesla, de Zoom, de Mercado Libre) son todo lo contrario al peso argentino, que quema en los dedos. Sentimos la compulsión de gastarlo. Nadie la quiere a nuestra devaluada moneda; el mercado (es decir la gente) prefiere intercambiarlo por dólares o por bienes cada día de la semana. Se intuye que algo malo va a pasar. Eso malo se llama inflación galopante, que lleva a la moneda estadounidense al sendero de los 300 pesos por unidad.
Me despido con una advertencia no por escuchada menos importante: son tiempos de mucha volatilidad; sea prudente, cuide sus inversiones.