El semáforo en rojo me hace frenar de golpe, giro la cabeza y ahí la veo. La placa está en la pared de la esquina Santiago del Estero y Fleming, en Martínez. Muestra a dos individuos que no se conocieron, dos hombres que lejos estuvieron de ser contemporáneos. Si bien el de la izquierda -mudo, él- no necesita presentación, cabe recordar que las páginas de este diario se han ocupado largamente de él. El de la derecha tampoco, pero es lindo recordar que entre los mejores caballos que corrió Jorge Valdivieso -considerado el mejor jockey de la historia del turf argentino- pueden citarse a Mat Boy, Farmer, I'm Glad, Fain y Refinado Tom, éste último ganador de la Triple Corona en 1996. Los nombres de los caballos y los apodos de los cantantes de tango pertenecen a la picaresca más ingeniosa.
La placa se distingue porque se deja ver en una zona de talleres mecánicos, galpones y estudios de televisión. Técnicamente pertenece a San Isidro pero el lugar tiene el aire de una modesta Balvanera. Pasan algunos colectivos y camiones pero el rumor de los autos se tolera bien bajo la calidez del sol de los primeros días de mayo. Las estaciones comienzan el primer día que comulga con lo que sugieren la primavera, el verano, el otoño o el invierno. Este año el invierno comenzó el cuatro de mayo, la primera mañana en que amaneció fresco.
Sobre la avenida freno a almorzar en una pequeña parrilla, con mesas sobre la vereda. El plato del día es osobuco al vino tinto con arroz.
No he sacado autofotos ni imágenes del plato con destino de redes sociales porque entiendo que es de mal gusto. ¿Pero pueden imaginárselo? Inténtenlo. La imagen que generen se imprimirá en vuestras mentes con singular relieve e inundará sus bocas. La delgada laguna de aceite que inunda por debajo del arroz. La carne, tan tierna que se deshace. Frené en esta parrilla porque vi gente agolpada. Y la gente no es tonta.
NUEVA RUTINA
No son días de vacaciones pero se les parecen. He renunciado a uno de mis trabajos y las mañanas son mías. Me levanto a las nueve, escucho la radio, tomo mate, leo. Cocino bastante. Mientras lo hago bebo vino y escucho a Mendelssohn, tomo algunas siestas cortas. Me demoro y esa dilación es dulce y tibia. Durante el verano me tocó trabajar y mucho. Siento que hace casi cuatro meses que no salía a tomar aire. Me tomo dos horas para el almuerzo y siento que estoy muy lejos de mi casa. Respiro. Viajar nunca fue tan barato.
Jorge Valdivieso se retiró del turf el 15 de diciembre de 2007 después de obtener el segundo puesto en el Premio Carlos Pellegrini y haber ganado un total de 4630 carreras. De Gardel, gran aficionado a los caballos, se dice que la noche del 5 de noviembre de 1933, poco antes de su partida a Francia, se presentó junto a una orquesta de guitarras en el 1033 de la calle Von Wernicke, muy cerca del Jockey Club de San Isidro. lnvitado por Don Francisco Maschio (dueño del stud Yeruá) cantó hasta altas horas de la madrugada, en lo que tiempo después fue la casa de otro Francisco, un querido amigo. Por la época en que él vivía allí, junto a su familia, una parte de mí sentía que no lo visitaba, sino que iba a la casa donde había cantado Gardel. Eso pensaba cada vez que cruzaba la entrada, cuando tocaba las paredes o miraba por la ventana. Pensaba y no caía de mi asombro por estar casa del mudo.