Genio discutido, trabajador obsesivo y mujeriego empedernido. Así se lo podría definir a Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Cipriano de la Santísima Trinidad Mártir Patricio Clito Ruiz y Picasso, quien, a pesar de la invocación de tantos santos, era un agnóstico que solo creía en la fuerza de su obra.
Cuentan que fue afortunado desde el primer día de su vida. Dado por muerto por la partera, un tío le tiró una bocanada de humo del cigarrillo que estaba fumando, haciendo que se despertara el genio.
Su padre, también pintor, se percató del talento de su hijo a muy temprana edad. Años más tarde, Pablo diría: "A los tres años pintaba como Velázquez, me tomó toda una vida pintar como un niño de tres años''. A pesar de ser un buen estudiante, faltaba frecuentemente a la escuela con la anuencia de su padre para poder dibujar. Su primer cuadro fue pintado a los 9 años (El picador) y desde los quince años en más, se dedicó a pintar como un prolífico trabajador. Su obra asciende a 13.500 pinturas, cien mil impresiones, 34.000 ilustraciones y 300 esculturas y cerámicas que acumulaba en palacios que atiborraba con sus obras. "La inspiración existe -decía Picasso- pero debe encontrarte trabajando''.
EL MAS ROBADO
No solo fue el más prolífico sino también el más robado de los artistas, por lo menos 350 de sus obras fueron sustraídas. Y si de sustracciones indebidas hablamos, Picasso y su amigo, el poeta Guillaume Apollinaire, fueron sospechosos del robo de la Mona Lisa, acaecido en 1911. Los artistas fueron detenidos e interrogados, pero nada se pudo demostrar en su contra. La historia de ese robo dio para varias novelas.
La vida de Pablo Picasso estuvo signada por las muchas mujeres que amó. Seductor irremediable, de corazón voluble y fidelidad esquiva, tuvo Picasso una extensa lista de amantes que comienza con Fernande Olivier, la musa que inspiró su período rosa (después del lúgubre período azul que plasmó después del suicidio de su amigo Carlos Casagemas). Ella describió la relación que los unió en su libro Amar a Picasso, publicado después de su muerte.
La siguió Eva Gouel, la musa de su período cubista, muerta a temprana edad. Olga Khokhlova, la bailarina rusa a quien conoció cuando hacía los decorados para Serguéi Diáguilev, fue su primera esposa y madre de Paulo. Fue Olga quien inspiró esas figuras maternales y a quien retrato en varias oportunidades.
Al tener conocimiento de que Marie-Thérèse Walter estaba embarazada del artista, decidió alejarse, aunque nunca se divorciaron por cuestiones monetarias. Después del nacimiento de Maya, Marie Therese inspiró no menos de cien grabados conocidos como Vollard Suite. Sin embargo, el voluble corazón de Picasso encontró rápidamente un nuevo amor y la relación se deterioró. Tres años después de la muerte de Pablo, Marie-Thérèse se suicidó.
Dora Maar fue la fotógrafa de sus cuadros y justamente la tercera en discordia que ocasionó la ruptura con Marie-Thérèse. Picasso la retrató en la serie La mujer que llora, un reflejo de la constante zozobra en la que vivía con un hombre siempre en busca de nuevas aventuras eróticas.
Su próxima amante fue la joven pintora Françoise Gilot, madre de Claude y Paloma Picasso. Cuando se conocieron el artista tenía 62 años y ella 21. Después de su separación forzada por la infidelidad y desaprensión de Picasso, Françoise vivió con Jonas Salk, el mismo que había desarrollado la vacuna contra la poliomielitis. Fue una feliz pareja a pesar de la disparidad...
La nueva conquista del Picasso fue Geneviève Laporte, la única mujer a quien retrata sonriendo.
LA SEGUNDA ESPOSA
En 1953, con 71 años a cuestas, cuando su nombre era sinónimo de arte, prestigio y de escándalo, Jacqueline Roque se convierte en su segunda esposa (Olga había fallecido meses antes), la musa de muchas de sus obras del período final de su vida y la mujer que estuvo junto al artista en sus momentos postreros, cuando Picasso muere de un edema agudo de pulmón en 1973. Jacqueline se suicidó en 1986, siguiendo el camino de muchas de sus antecesoras.
"El amor es el mayor refrigerio de la vida'', decía este hombre signado por una pasión egocéntrica, quien creía que el arte es un engaño que nos permite comprender la verdad. "La calidad de un pintor depende del pasado que lleve consigo'', sostenía Picasso casi al final de sus días.Y su pasado plagado de infidelidades y aventuras, parece asegurar la calidad de su obra.