Por Mario Cabanillas *
Casi toda la opinión publicada y también la pública, ya por cobardía, perversidad o supina ignorancia, ha hecho suya la mentira de que el 24 de marzo de 1976 se inició una represión orquestada por los militares contra aquellos civiles que se rebelaron contra el gobierno surgido del golpe de estado. Nada más falso. Cualquier consulta, por superficial que fuere, de los medios de comunicación de la época indica que, en general, la mayor parte de la sociedad estaba a favor del gobierno militar. Ni la iglesia, ni los partidos políticos y, menos todavía, los grandes diarios, objetaron al general Jorge Rafael Videla. Más bien, todo lo contrario.
Es que la del '70 no fue una década fácil. Inspirados y perturbados en la Revolución Cubana, en el Che Guevara y en el fundamentalismo marxista, jóvenes acomodados de la clase media y alta, organizados en bandas armadas (ERP y Montoneros), creyeron que estaban dadas las condiciones objetivas para hacerse del poder y hacer la revolución. Esto es, establecer una dictadura totalitaria clásica de estilo leninista. Jóvenes, y no tanto, que jamás fueron demócratas.
En el caso de los Montoneros, consideraban al sistema democrático como un simple instrumento para escalar al poder; del que se debía prescindir una vez alcanzado éste. Enfrentados a Perón, renunciaron a sus bancas en el Congreso y se presentaron como el Ejército Montonero.
El ERP, por su parte, ni siquiera hizo el intento de colocar a alguno de sus cuadros como legislador. Eran militares puros; de allí que su actividad se ciñera exclusivamente al asalto de cuarteles, toma de pueblos, secuestros, asesinatos, etc.; delitos ejecutados principalmente por sus dos unidades militares: la Compañía de Monte "Ramón Rosa Giménez" y la Compañía "Decididos de Córdoba".
EL INICIO DE LA GUERRA CIVIL
El mismo día en que Juan Domingo Perón regresó definitivamente a la Argentina, el 20 de junio de 1973, se enfrentaron en el Aeropuerto de Ezeiza la izquierda y la derecha peronista. Ese fatídico día, y no el 24 de marzo de 1976, debería tomarse como el inicio de la guerra civil en la Argentina.
En este mismo sentido, otro día para considerar sería el 6 de septiembre de 1973, cuando el ERP asaltó al Comando de Sanidad del Ejército en la Capital Federal. No habían pasado todavía cinco meses desde la asunción del gobierno democrático. Luego el ERP copó la Guarnición de Azul.
La reacción del presidente de la Nación, Juan Perón, fue inequívoca y explícita al prometer: ``El reducido número de psicópatas que van quedando, sea exterminado uno a uno para bien de la Republica''.
El terrorismo marxista montonero y erpiano había declarado la guerra al gobierno constitucional y este respondió; primero, con la represión ilegal ejecutada por banda paramilitar dirigida por el ministro José López Rega (La Triple A) y, luego, a través del decreto presidencial que ordenaba a las Fuerzas Armadas aniquilar a la subversión en Tucumán. Con este decreto el gobierno reconocía la guerra. Nadie cuestionó dicho decreto.
La sangrienta década del 70 con sus miles de muertos tuvo, básicamente, un responsable: el terrorismo marxista. La respuesta por parte del estado era necesaria. Se puede discutir la forma en que reprimió el gobierno constitucional y el militar, mas no el hecho de reprimir. Como debería ser obvio, no se puede poner en la misma categoría a las fuerzas legales que defendían a la sociedad de un gobierno totalitario y a los malhechores que querían imponerlo. Sin embargo, la mentira ha triunfado a lo largo y ancho del país. Los militares y policías son los genocidas y los terroristas los buenos.
El 24 de marzo como fecha principal de efemérides en el calendario oficial tiene un principal objetivo: el consagrar oficialmente la mentira de que no fue una guerra sino un genocidio y que la represión comenzó con el golpe.
Fue durante la presidencia de Eduardo Duhalde que el Congreso de la Nación Argentina dictó la ley 25 633, creando el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia; y fue durante la presidencia de Néstor Kirchner que otra ley estableció la condición de feriado de la fecha.
Que hayan sido presidentes peronistas los que hayan establecido esa fecha no es casualidad. Es la mejor forma de borrar la actuación del peronismo en el poder desde el 25 de mayo de 1973 al 24 de marzo de 1976. Pero fueron tan miserables que eligieron el chivo expiatorio ideal: las Fuerzas Armadas. Que ello signifique destruir una institución tan importante les importa un cuerno.
El 24 de marzo es cualquier cosa menos el día de la Memoria, la verdad y la Justicia.
Y si en verdad señores peronistas ustedes creen que en los '70 hubo un genocidio entonces, háganse cargo porque, nada más peronista que La Triple A.
* Presidente del Centro de Estudios Salta.