Fue el inolvidable Payaso Malaonda que animó las 'Mañanas informales' de Jorge Guinzburg, y el inesperado campeón de 'Bailando por un sueño' en 2014. Fue el Mariachi Loco que provocaba carcajadas con sus caídas y ocurrencias, y el desopilante actor de La Banda de la Risa, aquella memorable compañía que llevaron adelante Claudio Gallardou, Tony Lestingi y Diana Lamas, entre otros. Con orgullo, Marcos `Bicho' Gómez mantiene hundidas sus raíces en el circo que lo vio nacer y regala sonrisas en el teatro, el cine y la televisión. Y aunque desde niño, entre trapecistas, magos y animales, aprendió a domar los nervios previos a cada función, el estreno de su primer unipersonal lo provoca cierta inquietud. Este sábado a las 22, vía streaming desde el teatro Astros, hará Sin carpa (entradas por Tuentrada.com), una obra en la que confluirán varios de los personajes que acompañaron su infancia itinerante.
"Lo tenía escrito hace un par de años pero por distintos compromisos no había podido estrenarlo. Casi siempre un trabajo trae otro y este proyecto iba quedando relegado. Pero durante la cuarentena, al tener más tiempo libre, me decidí a ensayarlo'', cuenta sobre el espectáculo en el que su pareja, Verónica Pecollo, se encargó de la coreografía y la puesta en escena.
EN COMPAÑIA
En la obra, el comediante y director nacido en Río Cuarto encarna diversos personajes ligados al mundo circense, "figuras que me han marcado desde chico, y que me han divertido mucho también''. Claro que -hace la salvedad- aparecen representados de un modo grotesco, "fiel a mi estilo de actuar y a mi humor, porque si algo tiene este unipersonal es mucho humor''. La galería de figuras que se darán cita sobre el escenario del Astros incluye a un mago, una domadora, un payaso, el clásico presentador y una enanita, "todos personajes característicos del circo que me acompañan a contar una historia''.
-En su fuero íntimo cada uno de esos personajes debe tener un nombre propio.
-Sí, todos. Son personas reales con las que me crié, me emocioné, me reí. Gente con la que he vivido parte de mi vida. A medida que uno crece los recuerdos florecen desde otro lugar, y en mi caso resurgen con mucha más intensidad desde el lado del amor.
-Tengo la impresión de que hoy resulta más difícil el trabajo del payaso que en otras épocas. ¿Es así?
-No hay una dificultad real en el hecho de hacer reír a la gente. Depende siempre de cuán dispuesta esté la persona a divertirse. El circo es un ámbito al que la gente la va a pasar bien, el espectáculo de por sí es súper familiar. Para el artista, mirar la platea y ver que están los padres, los hijos y a veces hasta los abuelos compartiendo ese momento, con sus pochoclos y sus panchos, riéndose juntos, es maravilloso. Lo que tiene de mágico el circo es que si tuviste la suerte de que te llevaran de chico, ese recuerdo no se te borra nunca más, y cuando volvés con tus hijos o tus nietos la emoción vuelve a aparecer. Pasa mucho que ves en la platea a tres generaciones riéndose de una rutina o de un chiste, y quizás el más chico no entiende bien cuál es la gracia, pero al ver que los grandes se ríen, él también lo disfruta.
-¿Le ha pasado eso con sus hijos?
-A Homero, mi hijo adolescente (también es papá de Rocío y de la pequeña Renata), a veces le muestro los cómicos que a mí me gustan, Chaplin, Biondi, y él me ve reír y también se ríe con ese humor blanco. Ese momento es único, es algo mágico.
CIRCO MODERNO
-¿Qué sentimientos despierta en usted el circo moderno?
-El circo ha cambiado muchísimo, se ha adaptado bien a esta nueva era. Antes, si no tenía animales no era circo. Hoy, por suerte, ya no los tiene. Cada vez que piso un circo estoy con mi familia. Cada tanto hago mis gracias en algún circo durante las vacaciones de invierno, y llevo a mis hijos para que vivan la experiencia desde adentro. Ahí yo estoy con los míos: el dueño es mi primo, la vestuarista es mi tía...El payaso es el que te vende también la naricita, la trapecista corta la entrada y el malabarista es el que te acomoda. Es un mundo muy lúdico, algo hermoso.
-Antes los payasos ejercían una violencia simulada que hoy estaría mal vista.
-Ya no se usa más pegarse cachetadas, pasó de moda. Eso es parte del cambio del que hablaba. Antes el payaso era más criollo, por definirlo de alguna manera. Pensá que Marrone, Sandrini, Balá, Pepe Biondi, figuras con las que nos hemos criado, también pasaron por el circo. El circo ha sido la cuna del teatro nacional y muchos de nuestros grandes cómicos pasaron por ahí. Pero el lenguaje de aquel payaso cambió, se acercó más al estilo del Cirque du Soleil, donde necesitan que los payasos se expresen con un lenguaje físico pero no oral, porque es una compañía que gira por todo el mundo. El payaso de hoy se parece más al mimo.
PRESENCIALIDAD
Filmada a tres cámaras, con calidad cinematográfica, 'Sin carpa' es una producción de Daniel Comba que se mantendrá en cartel en el teatro Astros apenas se habilite el regreso del público a las salas. Será la primera temporada veraniega del Bicho Gómez en Buenos Aires y la novedad lo tiene muy entusiasmado. "Estoy feliz de la vida porque parece que todo arranca pronto'', dice sobre la situación general del sector, aunque sabe que las heridas provocadas por un cierre de tantos meses tardarán en cicatrizar.
-¿Cómo es la situación de los circos hoy?
-El cuadro es muy complejo. Pensá que son grupos de gente, mayormente familias, que no tienen un lugar físico donde quedarse. Dependen de un espacio que puedan alquilar o que les preste algún municipio. Con el parate quedaron todos desparramados en distintas provincias y sin poder trabajar.
-Y antes del aislamiento obligatorio, ¿cómo era el cuadro?
-El circo es muy parecido al teatro. Cuando se habla del teatro uno piensa siempre en la calle Corrientes, pero no piensa en los teatros que están más alejados, o en los independientes o del interior del país, que se llevan lo más difícil. En el circo pasa lo mismo: hay cuatro o cinco que la están llevando recontra bien, y setenta que la van pichuleando. Igual que en todos los rubros.