POR MARÍA TERESA FUSTER
De todo el abanico de las múltiples actividades que Domingo F. Sarmiento desempeñó a lo largo de sus 77 años de vida, en la memoria colectiva se destaca luminosamente su papel en la educación. Instantáneamente su nombre nos remite a escuelas y maestros.
Y las palabras Sarmiento y maestros a su vez nos lleva a relacionarlo con una mujer norteamericana que ejerció una influencia decisiva en él y fue una de las responsables de la extraordinaria aventura de trasladar a nuestro país a decenas de abnegadas maestras que serían vitales para la transformación de la educación en Argentina. Nos referimos a Mary Tyler Peabody, quien se casó en 1843 con el famoso educador norteamericano Horace Mann.
-Sarmiento visitó a Horace Mann en su casa de West Newton durante su primer viaje a los Estados Unidos en 1847. En esa ocasión conoció a Mary. Entre ellos nació una amistad que se prolongó en el tiempo. Mantuvieron una correspondencia regular durante más de veinte años. En sus cartas Sarmiento en reiteradas ocasiones la llama "su ángel protector" y de hecho lo fue por la ayuda que le brindó en sus proyectos.
LEER Y ESCRIBIR
Sarmiento sostenía la importancia de la educación popular, se proponía que toda habitante de la República Argentina supiera leer y escribir. En una carta del 19 de marzo de 1866 a Mary Mann lo expresa de la siguiente forma "las escuelas son para mí fundamento de la República".
Su sueño comenzó a plasmarse con la llegada al país de los primeros docentes norteamericanos en cuya concreción Mary Mann fue un eslabón fundamental. Pues sería la encargada de ayudar a Sarmiento eligiendo las mejores candidatas para la monumental tarea.
La preparación de maestros locales era fundamental para la realización de su monumental proyecto. El país necesitaba Escuelas Normales. Para tal fin se precisaba contar con personal capacitado en pedagogía, buenos formadores de docentes que supieran organizar estos establecimientos de una manera efectiva "a iniciar la grande obra de la educación pública...", escribía a Mary Mann en 1866.
Cuando por fin dio a luz la Ley Nº 1869 del 6 de octubre de 1869 que disponía la creación de dos Escuelas Normales ubicadas en Paraná y en Tucumán, Sarmiento comenzó a hacer realidad su plan de traer maestros desde los EE.UU.
LA PRIMERA MAESTRA
Ese mismo mes llegó al país la primera maestra llamada Mary Gorman, a quien Sarmiento pensaba destinar a San Juan, sin embargo ante la inestable situación política la destinaron a una escuela primaria en Buenos Aires.
La Escuela Normal de la ciudad de Paraná sería la pionera en formar educadores para la Nación. El decreto de 13 de junio de 1870 estableció que la Escuela comenzaría sus actividades en el edificio donde había funcionado el gobierno de la Confederación. Finalmente un 16 de agosto de 1871 comenzaron las clases en la primera Escuela Normal del territorio. Tanto su director como el plantel docente estaba formado íntegramente por maestras venidas de EE.UU.
El primer director fue George Stearns, quien con su esposa Julia Adelaida Hope, también maestra normal, organizaron la institución. En 1876 regresó a su país dejando un imperecedero recuerdo de su labor.
Trabajaron en el Normal de Paraná George Lane Roberts, Clara Allyn, Franc Allyn, Clara J. Armstrong, Bernice Avery, Sarah M. Boyd, Antoinette Choate, Mary E. Conway, Elizabeth Coolidge, Annette Doolittle, Lucy Doolittle, Sarah Chamberlin de Eccleston, Emily Eccleston, Mary O. Graham, Katharine Grant, Annette Haven, Jennie E. Howard, Alcinda Morrow, Anna A. Rice, Sarah Strong, Amy Wade, Susan Wade, Abigail Ward, Mary Youmans.
Muchos de estas abnegadas maestras permanecieron solo un tiempo en Paraná para ocupar otros destinos dentro de la enseñanza, pues Paraná fue solo el principio.
Un año después, en 1872 se organizó una escuela normal en Tucumán dirigida por un hermano de Stearns, en 1873 en Concepción del Uruguay, en Catamarca se fundó otra en 1878, en Rosario y San Juan en 1879 y en 1884 en las provincias de La Rioja y Jujuy para mencionar solo algunas.
Las maestras y maestros norteamericanos que llegaran al país entre 1869 y 1898, se instalaron en Mendoza, San Juan, Catamarca, La Rioja, Jujuy, Tucumán, Córdoba, Corrientes, Concepción del Uruguay, Goya, Esquina, Paraná, Rosario, Buenos Aires, La Plata, Mercedes, Azul, Dolores y San Nicolás.
No solo ingresaron bajo la presidencia de Domingo F. Sarmiento sino también bajo los gobiernos de Nicolás Avellaneda y Julio A. Roca. Las últimas maestras llegaron al país en 1898. La cantidad exacta de maestras y maestros norteamericanos que vinieron no se sabe con precisión por carencia de fuentes, pero se calcula un número cercano a las cien. Muchas de ellas permanecieron solo un tiempo en el país, otras toda la vida, pero todas dejaron a paso una huella imborrable.
Finalmente el sueño de Sarmiento alcanzó su culminación cuando el 8 de julio de 1884 bajo el gobierno de Julio A. Roca se sancionó la Ley de educación común N°1420 que estableció en su artículo 2° "La instrucción primaria debe ser obligatoria, gratuita, gradual...".