POR ESTEBAN TRIES Y ESTEBAN OCAMPO *
"Lo que hacemos en la vida, resuena en la eternidad", expresaba años atrás el protagonista de una de esas películas taquilleras de Hollywood. Y lo cierto es que, ese pensamiento se enmarca perfectamente en la vida del Libertador General José Francisco de San Martín y Matorras, porque sus acciones resuenan al día de hoy.
Nació un 25 de Febrero de 1778 en Nuestra Señora de los Reyes Magos de Yapeyú, actual provincia de Corrientes. Hijo del Capitán Juan de San Martín y Gómez (oriundo de Cervatos de la Cueza) y doña Gregoria Matorras y Del Ser (de Paredes de Navas), pasó sus primeros años de vida en América, para trasladarse luego a la Península donde, tiempo después, y ya con once años de edad ingresó como Cadete en el Regimiento de Infantería de Murcia, conocido como "El Leal", un 21 de Julio de 1789.
Como en aquellos tiempos no existía una Academia para Oficiales, los Cadetes que eran admitidos a los "Reales Exércitos" recibían su instrucción en el Regimiento donde sentaban plaza, quedando a órdenes de un Capitán Instructor, quien era el encargado de introducir a los jóvenes en la rigurosa vida militar a través de la Teoría con las Reales Ordenanzas, pero también en lo práctico de la vida de Cuartel y hasta de Campaña. En el caso del Cadete San Martín, su instructor fue el Jefe de la Compañía de Granaderos del Segundo Batallón del Regimiento, el Capitán Antonio Córnide. El sería también quien comandaría a San Martin en su Bautismo de Fuego durante el sitio de Orán, Argelia, en la madrugada del 28 de junio de 1791: ese día comenzaba su brillante carrera de Armas.
Hasta 1811 permaneció en los Reales Exércitos, tomando parte con y contra los mejores Ejércitos de la época: ingleses, franceses, portugueses. Combatió en tierra firme y en el mar; en apacibles planicies, y grandes alturas.
Su carrera militar en Europa, y el retorno a América, quedan resumidos en sus propias palabras: "Veinte años de honrados servicios me habían atraído alguna consideración, sin embargo de ser americano; supe la revolución de mi país, y al abandonar mi fortuna y mis esperanzas, solo sentía no tener más que sacrificar al deseo de contribuir a la libertad de mi patria".
DE VUELTA EN BUENOS AIRES
Arribó a Buenos Aires el 9 de Marzo de 1812, a bordo de la fragata "George Canning", junto a otros americanos que venían a ponerse al servicio de su Patria en la lucha por la Libertad e Independencia, y a los pocos días, el ya Teniente Coronel José de San Martín recibía su primera designación como Oficial del Ejército de las Provincias Unidas: "Comandante del Escuadrón de Granaderos a Caballo que ha de formarse".
Allí se encargaría de mostrar todo su profesionalismo y conocimientos, los cuales se basaban en el ejemplo personal hacia sus hombres. Un ejemplo y conducta que lo acompañarían hasta el último día de su vida, mostrando la coherencia entre su pensamiento y acciones.
Sus logros y carrera militar en América son hechos bien conocidos por todos nosotros. Y es por ello que quisiera referirme al "otro San Martín", al que surge de su pensamiento y acciones: Como buen soldado, remendaba su propia ropa y cosía cada uno de sus botones flojos. Al finalizar el Cruce de los Andes, y estando ya instalado en Santiago de Chile, rechazó todos los premios en dinero que quisieron otorgarle por su hazaña, así como los ascensos y designaciones políticas.
SU PENSAMIENTO
De su bolsillo salió el pago para el sastre que se encargó de arreglar su ropa y el famoso falucho (sombrero militar) que había portado en el Cruce. No compró nada nuevo; simplemente arregló y remendó sus prendas: "Mis necesidades están más que suficientemente atendidas con la mitad del sueldo que gozo". (Mendoza, 22/11/1815).
"Protesto a nombre de la independencia de mi patria no admitir jamás mayor graduación que la que tengo, ni obtener empleo público, y el militar que poseo renunciarlo, en el momento en que los americanos no tengan enemigos". (El Censor, 12/12/1816).
Creía más que nadie en la importancia de la Educación como base de formación de los ciudadanos, y el camino para alcanzar el mejor futuro para América: "La ilustración y fomento de las letras son las llaves maestras que abren las puertas de la abundancia y hacen felices a los pueblos" (Mendoza, 17/03/1817).
Era dueño de una enorme cantidad de libros que lo acompañaron desde España, pasando por la Cordillera de los Andes, y llegando hasta el Perú, donde donó gran parte de ellos para la creación de la primera Biblioteca Nacional: "La biblioteca es destinada a la ilustración universal y más poderosa que nuestros ejércitos para sostener la independencia". (Lima, 18/09/1822)
GUITARRA Y PINTURA
Amaba la Cultura y las artes. Le encantaba tocar la guitarra y en la "pista nadie rivalizaba con él" como bailarín. La pintura era también su pasión, ya que en su juventud lo había ayudado a vivir y comprar los libros que lo educaban, cuando siendo un joven oficial pintaba óleos. Solía comentarle a sus amigos que si llegara a ser pobre cuando fuera viejo, retomar esa actividad lo ayudaría a pasar mejor sus últimos años.
Una vez retirado de América, y estando ya en Bélgica, vivió en una pensión modesta y se abonó a un Club donde por una cuota simple podía leer los diarios y comer de un menú fijo... ¡Era General de tres Naciones que le debían su Libertad y vivía en la mayor austeridad como en sus años de joven Cadete!
Sus bienes materiales eran en "papel" y "documentos" ya que la situación económica de América, sus desórdenes y hasta las estafas que sufrió, los destruyeron... Sin embargo, sus enemigos escribían aquí y allá que se había "robado una fortuna del Perú y Chile": "Si no hay arbitrio de olvidar las injurias, porque este acto pende de mi memoria, a lo menos he aprendido a perdonarlas, porque este acto depende de mi corazón". (Montevideo, 27/04/1829).
El General José Francisco de San Martín desde ayer al presente, con su coherencia y conducta nos expone a todos: A los ciudadanos, porque él fue uno más de nosotros, comprometido con su Patria: "Todo buen ciudadano tiene una obligación de sacrificarse por la libertad de su país". (Mendoza, 4/09/1818).
A los políticos, porque en su paso como gobernador intendente de Cuyo y luego como Protector del Perú, marcó y fundamentó su gobierno en el bienestar de su Pueblo y en la Honestidad de su obrar: "La seguridad de los pueblos a mi mando es el más sagrado de mis deberes", "El mejor gobierno, no es el más liberal en sus principios sino aquel que hace la felicidad de los que obedecen empleando los medios adecuados a este fin". (Mendoza, 26/01/1815 - Grand Bourg, 26/09/1846).
A los militares, porque desde su profesionalismo, conocimiento, estudio y enseñanza, marca los pilares fundamentales para esa vocación: "La suerte de muchos depende de sus decisiones para que no conozca la carrera...". (Manual para Sargentos y Oficiales del Regimiento de Granaderos a Caballo, escrito por San Martín).
A los padres, porque con sus Máximas a su hija Mercedes, deja lecciones de vida a ella que la acompañarán siempre: "Amor por la verdad y odio a la mentira".
"Que hable poco y lo preciso.", quiere decir que aquello que vaya a decir realmente deje algo en el otro, y no sean simples palabras echadas al viento.
"Acostumbrarla a estar formal en la Mesa". "Inspirarla amor por la Patria y por la Libertad."
Fue un hombre simple, cuyo castigo según él mismo señaló fue "figurar demasiado en la revolución", lo cual no le permitió terminar sus días en su tierra como un simple campesino.
Un hombre simple, austero, desinteresado cuyo norte para su vida estuvo basado en "serás lo que hay que ser, sino no eres nada...". (Bruselas, 18/12/1827).
Fue tan simple, que es el más grande de todos los argentinos.
* Esteban Ocampo es historiador, miembro de diferentes instituciones de investigaciones y autor de numerosos libros y artículos sobre San Martín.