Uno de los libros más promocionados del mes que pasó fue Somos Belén (Planeta), de la periodista y abogada Ana Correa. Fue escrito con la bendición de Amnistía Internacional, incluye un prólogo de la ubicua Margaret Atwood, el mayor símbolo literario feminista del momento, y a su presentación asistió el presidente electo Alberto Fernández, que se sacó una selfie rodeado de entusiastas pañuelos verdes. ¿Hace falta decir que su tema es el aborto?
Sus páginas exhuman un caso judicial de 2014 en Tucumán. Una joven, a la que se insiste en identificar con el nombre ficticio de "Belén", fue condenada a ocho años de prisión por el delito de homicidio agravado por el vínculo. La víctima había sido un bebé de 32 semanas de gestación al que, según el fallo inicial, dio a luz en un parto prematuro, ahorcó con el cordón umbilical y quiso eliminar arrojándolo al inodoro del baño de un hospital. A partir de entonces el caso fue adoptado por los "colectivos" abortistas. Intervino la abogada Soledad Deza -del grupo Católicas por el Derecho a Decidir- que tuvo éxito en transformar el homicidio en "aborto espontáneo". La causa fue apelada, revisada y llegó a la Corte Suprema tucumana, que en 2016 absolvió a la joven luego de pasar dos años y cinco meses en prisión.
El periodismo militante no ha muerto. Somos Belén vuelve a confirmarlo. Correa lo escribió en servicio a una causa, la causa de la legalización del aborto. "Fui una de las tantas que sintió mucha frustración cuando se perdió la votación en el Senado para tener ley de aborto legal", dijo a la agencia Télam refiriéndose a lo ocurrido en agosto del año pasado.
De aquella frustración nació el libro. ¿El objetivo? Rebatir la idea de que en el país no hay mujeres condenadas por perpetrar abortos. Ese mensaje de Correa es una respuesta retroactiva al "debate" de 2018 pero también podría abrir una estrategia hacia el futuro, acaso la vía de escape que elegirá el próximo gobierno para "despenalizar" el aborto sin tener que legalizarlo. Todo suma para la causa.
FERIA DEL LIBRO FEMINISTA
Que en verdad todo suma es algo que debe entenderse con la mayor literalidad. El 23 de noviembre el Museo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero sede Hotel de Inmigrantes organizó un "Festival del Libro Feminista" con las lecturas y debates que son obligatorios en esa clase de citas. También se efectuó un taller de fanzines con esta estimulante denominación: "Si mi biblioteca ardiera esta noche".
El encuentro fue pensado para presentar nuevos títulos y proyectos editoriales vinculados a esa gran caja de pandora que se conoce como "temática de género". Rubro al que no le faltan editores. Del festival participaron los siguientes sellos: La Coop, Alto Pogo, Editorial Conejos, Madreselva Editorial, Milena Caserola, Paisanita Editora, Hilanderas, Trench editora, entre otros.
NOTICIAS COMO ARMAS
"Somos víctimas de una guerra que no se hace con armas sino con noticias", ha dicho en una entrevista reciente Luisa Valenzuela. La flamante ganadora del Premio Carlos Fuentes, también distinguida por la FIL de Guadalajara, no se refería, claro, a la guerra cultural del feminismo y afines, sino a la remanida moda de la posverdad y las "fake news". Frente al auge feminista, Valenzuela más bien se felicitó por la tarea cumplida.
"Estamos en un momento extraordinario, de inusitada fuerza y participación -aseguró-. Es como si por fin eclosionaran las semillas que con tenaz lucha sembramos desde los años sesenta y mucho antes. Las multitudes de hoy, la marea verde, las voces disidentes, todas esas movidas intensas e inteligentes me llenan de entusiasmo". Orgullo de militante.