Por Luciana Acuña y Luis Biasotto *
La creación colectiva de obras no es ninguna novedad. Aunque seguramente haya singularidades dentro de cada proceso creativo y de cada obra en particular.
Krapp es el grupo en el que trabajamos desde hace veinte años. "Rubios" es nuestra sexta obra. Un poco vagos, se podría pensar en relación a la cantidad de años. Pero es la manera que encontramos de seguir juntos. Grupo Krapp es lo más parecido a una familia, discutimos, nos amamos, nos peleamos, nos amamos, nos odiamos y nos volvemos a olvidar. No nos quedan heridas por esos actos, solo rasguños que cicatrizan rápidamente. Algo parecido ocurre con nuestras creaciones.
Cada pieza del grupo nace de una estrella muerta, de una estrella apagada que vuelve a encenderse, quizás en una fiesta, en una cena, o qué importa el lugar, sucede...¡y sucede! La maquinaria se pone en marcha y la intensidad de cada proyecto toma por completo nuestras vidas.
Nuestras obras se crean en los ensayos, ahí está el verdadero ser. Más allá de las ideas, del trabajo de mesa previo, del pensamiento infinito sobre los materiales y las modificaciones después de cada estreno, el proceso de ensayos lo determina todo.
Empezamos cada día, sistemáticamente una hora más tarde de lo pautado y en general sin calentar. Creamos desde el caos, el no orden es casi la única lógica de Krapp. Agotadora, sin duda, pero nadie le responde a nadie, las relaciones son horizontales, egoístas, pero genuinas a la vez. La obra es un viaje a nuestro interior, a nuestras oscuridades, a nuestra mente más torcida. Y así algo, desde algún lugar, se construye.
Los materiales que aparecen son infinitos, los soportes de esos materiales, en este caso, están en la escena y en la pantalla. Porque también en la obra hay una película que parte del mismo material y se fusiona con la obra generando un universo propio. La obra es una invitación al espectador a pasar, a habitar por un rato ese mundo. Como ir a la casa de un amigo, estar ahí, pasar el rato entre sus cosas.
"Rubios" está estructurada como una obra inacabada e inconclusa. Como un motor que nunca arranca, las acciones mueren en el mismo momento de nacer. La acumulación de estos elementos genera una idea constructiva que va avanzando casi sin detenerse, donde los personajes podrían estar así días o meses. Una obra como una vida.
Una coreografía que en lugar de afirmarse en su escritura se diluye en borrones. Un intento de construir sin construir. Un esfuerzo imposible. Una verdad efímera.
PURO PRESENTE
Hay atisbos, pequeños chispazos que parecen que van a continuar hasta encenderse y hacer un fuego gigante, pero no. Son solo destellos de momentos que nacen del interior de estos seres y que luego se diluyen. Consecuencias de actos o acciones que nunca trascienden más que por un momento. Destruyen la lógica causa-efecto, no porque no sepan qué decir o hacer, sino más bien porque se olvidan, porque tienen memoria a cortísimo plazo, porque no les importa, no les afecta, aparece algo más importante y nada les hace mella.
Puro presente en la lógica interna de los personajes y en composición coreográfica. Ni un atisbo de premeditación, ningún objetivo que encause la marcha. No hay narración lineal aparente, pero si aparece en algún momento, al instante le ponen una bomba. Todo se destruye, retrocede y vuelve a reinventarse solo por el placer de volver a explotarlo todo de nuevo. El principio de un lenguaje o el fin de uno. Visceral, inocente, abismal y fragmentado. Hicimos del caos y la disolución la materia de la obra.
* Directores del Grupo Krapp. Presentan "Rubios" los sábados a las 21 y domingos a las 19, en la sala A de El Cultural San Martín, Sarmiento 1551.