¿En qué te han convertido?, supo preguntarle Mauricio Macri a Daniel Scioli en el debate presidencial del 2015. Y como un afilado boomerang el interrogante podría volver directo al cuello de Mauricio Macri en el 2019.
Cualquiera con un mínimo de sentido común y capacidad de razonar sabe que esa pregunta figura resaltada en los borradores de quienes asesoran a todos los candidatos opositores; al punto que dependerá de la mecánica del evento saber quién será el afortunado en lanzarla contra el Presidente, que derrotado en las PASO aparenta ir por su improbable reelección.
Los debates presidenciales tendrán lugar el 13 y 20 de octubre en ámbitos universitarios de Santa Fe y Capital Federal respectivamente. El saber popular afirma que quien pega primero pega dos veces, por lo que sería realmente difícil que esa pregunta no sea dicha en la Universidad Nacional del Litoral.
Hay mérito, oportunidad y conveniencia para que sea aprovechada por alguno de los retadores. O varios de ellos, si es que se contempla la repetición recargada de contenido al uso de otros postulantes.
Por ser la pregunta tan previsible, la respuesta debería estar estudiada por los asesores del candidato oficialista y ensayada su puesta en escena por parte del mismo, desde el blindaje de las palabras en la construcción del discurso hasta la gestualidad armonizada con el tono de voz.
Se sabe: se sabe el qué, igual que el porqué, el cuándo y el dónde, también se sabe quiénes aunque resta definir específicamente el quién y el cómo. O sea, se sabe lo que razonablemente puede ocurrir.
Ahora bien, si Mauricio Macri como gobernante -la responsabilidad más importante de su vida- no ha demostrado tener incorporados fundamentos de la Inteligencia en su toma de decisiones, razón por la cual se limita a correr detrás de hechos que ya por rutina lo sorprenden y sobrepasan, ¿por qué debería suponerse que irá al debate contando con las prevenciones del caso?
BOOMERANG AL CUELLO
Por el bien del candidato oficialista, ojalá que su equipo de campaña no esté integrado por los mismos inoperantes que conforman su equipo de gobierno en áreas de Inteligencia. Porque de ser así, lo único que va a parar ese boomerang es el cuello de Mauricio Macri.
En la anterior edición de esta columna (martes 3 de Setiembre) titulada: "Los países tienen los servicios de Inteligencia que se merecen", se expuso la notoria falta de eficiencia en el Sistema de Inteligencia Nacional; que tras el colapso al que fue llevado por el régimen kirchnerista hacia el final de la segunda presidencia de Cristina Fernández, no supo ser regenerado por el Presidente Mauricio Macri.
Más aún, se sostuvo aquí que el Presidente Macri no tiene incorporada la práctica de la Inteligencia en su toma de decisiones, por lo que el Director de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas es apenas un amigo con el que habla de fútbol.
Ratificando todo lo afirmado en la columna, se conoció en estos días que la AFI denunció penalmente al Dr. Osvaldo Pugliese por escribir un tuit en el que ironizaba sobre la situación política del oficialismo. Lo absurdo del asunto exime de mayores comentarios, porque solamente un lector muy estúpido puede interpretar en esas palabras una amenaza de muerte. Es sencillamente inconcebible que una institución dedicada a producir Inteligencia haga semejante papelón.
Para hacerlo todavía más vergonzoso, la AFI dejó trascender al periodismo que realiza cierto patrullaje automático de redes sociales a la búsqueda de posibles amenazas contra el Presidente, por lo que detectado ese mensaje (por incluir las palabras Macri y matarlo en un mismo posteo) se dio traslado a su área de legales y se formalizó la denuncia que presentaron Gustavo Arribas y Silvia Majdalani.
RECURSOS DILAPIDADOS
Si ese es el recorrido que dio lugar a este absurdo, queda claro que en la AFI no se valora el recurso humano y no hay analistas de Inteligencia, tampoco abogados con criterio propio. Nadie con espíritu SIDE, de vieja escuela, para plantarse y desobedecer una orden ridícula frenando el papelón. Y el que no los haya, necesariamente debe estar relacionado a la existencia allí de funcionarios políticos tan desprovistos de sentido común que no tienen noción del ridículo. Es imposible que funcione el Sistema de Inteligencia Nacional si quienes lo dirigen ni siquiera tienen la elemental capacidad de comprender textos y ubicarlos en contexto. Y al no tener eso ¿cómo diablos podrían juzgar mérito, oportunidad y conveniencia de algo?
A esta altura, cuando están de salida, ni vale la pena pedirles la renuncia. Designados por el Presidente Macri, Gustavo Arribas y Silvia Majdalani demostraron ser tan incompetentes para los cargos que ocupan que, por suerte para quien los nombró, no figura Inteligencia como un ítem específico en el temario de los debates presidenciales. Porque de ser un tema podría pasar que le pregunten: "¿En qué te has convertido Mauricio?", y sorprendido por la pregunta imprevista, que él ni nadie de su equipo imaginó, sería patético que el pobre Mauricio reconociera haberse convertido ni más ni menos que en Oscar Parrilli.