José Hernández: legislador del autonomismo y del roquismo
Grandes personajes de la historia- Máximo escritor de lo criollo, notable periodista político y militante de la causa federal y jordanista.
Por Pablo A. Vázquez *
Las facetas de José Hernández como máximo escritor de lo criollo, notable periodista político y militante de la causa federal y jordanista, de la que han dado cuenta autores de la talla de Leopoldo Lugones, Tulio Halperín Donghi, Noe Jitrik, Ezequiel Martínez Estrada, Horacio Zorraquín Becú, Pedro de Paoli, Osvaldo Gugliermino y Fermín Chávez, entre otros, han ensombrecido sus últimos años como legislador bonaerense, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado de Buenos Aires.
En 1870 lo encuentra entre el alzamiento del general Ricardo López Jordán (h) y la muerte del general Justo José de Urquiza. Su federalismo se debate entre la adhesión al primero y el dolor por el asesinato del último caudillo federal.
Para Hernández, desde la redacción del periódico El Río de La Plata, fue la mano de Bartolomé Mitre y del presidente Domingo F. Sarmiento quienes instigaron tal magnicidio, ambos centro de sus denuncias en defensa del Paraguay durante la Guerra de la Triple Alianza.
Aún con dudas, ya que López Jordán retacea la condena ante el brutal asesinato, Hernández adhiere a la revolución jordanista, desde la pluma y la espada, terminando exiliado en Brasil. Ese tiempo, con idas y vueltas a Montevideo, le sirvió para madurar los futuros textos del Martín Fierro, los que logra publicar entre 1872 a 1874, en distintos medios.
Fermín Chávez refirió en "José Hernández: Periodista, Político y Poeta" (1959) que: "reprodujeron sus cantos, en forma integral o fragmentariamente, La Libertad de Concordia; La Prensa y La República, de Buenos Aires; La Prensa, de Belgrano; La Epoca y El Mercurio, de Rosario; El Noticioso, de Corrientes; El Pueblo, de San Nicolás; La Tribuna y La Democracia, de Montevideo; La Constitución y La Tribuna Oriental, de Paysandú".
1874 lo encuentra con la dirección del periódico La Patria y los estertores finales del jordanismo, donde intenta reflejar la política de concordia de Nicolás Avellaneda.
Será el partido Autonomista del Adolfo Alsina quien suscite su adhesión, aunque la lucha interna entre las facciones del mismo, sea Antonio Cambaceres por el lado conservador, y Aristóbulo del Valle y Dardo Rocha, por el sector popular, sumado el acuerdo entre Alsina y Mitre, la Conciliación, plantean una severa crisis.
La Ciudad puerto de Buenos Aires entra en disputa por su posible federalización, lo que sumado a la gobernación de Carlos Tejedor, planteó un nuevo hecho de armas.
La fracasada Revolución de 1874 en manos de Mitre será, para Hernández, el punto final de las disputas por facciones para ingresar a plantear un proyecto que busque el orden institucional en la Argentina.
"En una serie de artículos periodísticos dados a conocer en "La Patria" de Montevideo a fines de 1874, Hernández -dice Roy Hora en el prólogo de "El pensamiento de José Hernández" (2010)- colocó la revolución Mitrista en una perspectiva más amplia, en la que la derrota del movimiento insurreccional clausuraba la etapa histórica abierta con el triunfo liberal de Pavón... todo el ciclo de guerras civiles y luchas facciosas que habían ensangrentado al país por medio siglo. Sobre la derrota definitiva de los promotores de las discordias que habían dividido a la Argentina desde los tiempos de la Independencia, comenzaba un nuevo tiempo caracterizado por un extendido consenso en torno al valor de la concordia, la paz y el progreso material... desaparecidos o derrotados los caudillos históricos -Rosas, Mitre, Urquiza-, y muerto su triste legado, la sociedad finalmente se hallaba en condiciones de abrazar el evangelio del progreso, erigiendo al Estado en su promotor y su custodio".
DIPUTADO PROVINCIAL
Su canto de cisne con el federalismo fue con la reedición, en 1875, de "La Vida del Chacho", en honor al general riojano Vicente Peñaloza. Si en 1877 integró sin éxito al lista "mixta" del autonomismo, y al año siguiente ingresará al partido Republicano, sería en 1879 su ingreso como diputado provincial, por la Tercera Sección Electoral, ahora sí por el partido Autonomista.
La crisis del "80 lo encuentra en la expectativa entre Tejedor y Avellaneda, o mejor dicho Roca. Con reparos iniciales, será, Hernández un portavoz autorizado del joven general tucumano, tanto en el espíritu de "La Vuelta de Martín Fierro", como en el proyecto de la federalización de Buenos Aires.
Enfrentado con su antiguo aliado Leandro Alem, Hernández será fiel sostenedor del proyecto de federalizar a la ciudad puerto, y será, con fuerte impronta de su hermano Rafael Hernández, el inspirador del nombre La Plata, para la recién creada capital del estado provincial bonaerense.
Su adhesión al roquismo se explicitó como uno de los firmantes del manifiesto de fundación del partido Autonomista Nacional (PAN), en su reconciliación con Mitre y Sarmiento, y con el consiguiente reforzamiento de sus vínculos con la Masonería, como reducto de lo más granado del patriciado local, en la logia Obediencia a la Ley.
LOS AÑOS ROQUISTAS
En los años roquista de Paz y Administración se lo encontrará como presidente de la Cruz Roja Argentina; en la Comisión Examinadora del Ministerio de Educación; como Vocal Consejero Consultivo del Monte de Piedad; Vocal del Consejo General de Educación; e integra el directorio del Banco Hipotecario.
Sus estudios en la cuestión agropecuaria lo hicieron publicar en 1881 la "Instrucción del Estanciero", aunque ya alejado del alegato social del Martín Fierro y más cercano al ideario agroexportador del roquismo.
No descuidó, finalmente, su rol de legislador, al ser elegido diputado un par de oportunidades, y luego senador provincial en 1881, siendo reelegido en 1885, ejerciendo su mandato hasta su muerte, el 21 de octubre de 1886.
Su obra legislativa tuvo, junto a la federalización de Buenos Aires, grandes hitos para el progreso de la provincia de Buenos Aires: el desarrollo de una fuerte política ferroviaria; la instalación de puertos, ya que "la política portuaria del Gobierno de la Provincia significa un imperativo de progreso", según uno de sus renombrados discursos en la Cámara de Diputados bonaerense; el impulso de "colonias agrícolas con hijos del país", con los mismos derechos que los inmigrantes; la reforma judicial, replanteando el rol de los jueces de paz "señores de horca y cuchillo"; la fundación de ciudades como Necochea; y la defensa de las pensiones graciables y pensiones en general como base de una correcta "justicia social".
"Su figura humana, conmovedora a veces hasta el patetismo en su búsqueda obstinada y optimista de un modesto triunfo, -nos dice Tulio Halperin Donghi en "José Hernández y sus mundos" (1985)- no deja por eso de estar habitada por una misteriosa grandeza".
Sus últimos años lo encontró encuadrado activamente en el proyecto positivista del presidente Julio Argentino Roca, en el antes criticado por él "sainete de la oligarquía", con una mirada, sí, racional y de planificación estratégica, del desarrollo bonaerense con trenes, puertos, arado y alambrado, muy a pesar, en apariencia, de su inmortal personaje Martín Fierro.
* Licenciado en Ciencia Política; Docente de la UCES; Secretario del Instituto Nacional Juan Manuel de Rosas.