Un filme sobre el paso del tiempo
"La cama" (Argentina-Brasil-Alemania- Holanda, 2018) Dirección y guion: Mónica Lairana. Fotografía y cámara: Flavio Dragoset. Arte: Maru Tomé, Renata Gelosi. Montaje: Eduardo Serrano. Sonido: Germán Chiodi. Actores: Sandra Sandrini, Alejo Mango. Duración: 94 minutos. Calificación: apta para mayores de 16 años.
Un hombre y una mujer en una habitación. El comienzo que incorpora al espectador en una intimidad sexual naturalista que no termina bien, preanuncia algo que no funciona. Porque ellos pasaron los sesenta y no pueden asumir con madurez un encuentro poco satisfactorio como si fueran caprichosos adolescentes pasionales. Después sabremos que tienen una relación de años, que conviven, hay una hija y fotos, muchas fotos que testimonian una vida. Ahora se están separando y la casa está en venta. Como parte de sus vidas en las que se abre el paréntesis de la interrogación.
DEGRADACION
Centrada en la experiencia afectiva, sin alusiones a profesiones, familia de cada uno de ellos ni amigos, el filme explora con algunas escenas duras y explícitas el paso del tiempo. Colgajos, flojedades, exhibidas sin pudor con trazos que recuerdan pasajes de Emile Zola internándose en el decadentismo de "La taberna" o "Gervasia", se exhiben como subrayando algo que se degrada y termina. Sin embargo, no todo es tan cruel como el comienzo, hay momentos en que lo espiritual de la relación se mantiene, como cuando ella lo espera y cree que puede no regresar (escena lograda con sensibilidad).
"La cama" es un filme austero, sensible, hecho descarnadamente. Ese comienzo lo muestra y nunca sabemos el grado de desesperación que podría haber tomado la historia de mantener ese tono inicial que llega a lastimar, subrayado por los gritos de la protagonista. Con destacadas actuaciones de la pareja protagónica (recordable rostro de Sandra Sandrini), el filme retoma el protagonismo expresionista del cuerpo humano en su condición simbólica. Un realizador argentino, Jorge Polaco, intentó en su valiosa "Diapasón" asumirlo como campo de operaciones; Mónica Lairana parece retomar la búsqueda de imprevisibles resultados.
Calificación: Muy buena