El gobierno en el tramo más oscuro y estrecho del túnel

Siete días de política- Por segunda semana se mantuvo el dólar controlado, pero llegó el pico inflacionario. La presión de la clase política obligó a Macri a dar marcha atrás en puntos centrales de su gestión.

El presidente consiguió una tregua cambiaria, pero no la pudo festejar porque los sobresaltos del dólar fueron reemplazados rápidamente por las presiones de por lo menos tres sectores: el oficialismo, la oposición y el Fondo Monetario Internacional. Esa es la consecuencia de gobernar con financiamiento escaso y muy condicionante.

Los que viven del presupuesto (una mayoría en la Argentina) se descontrolan cuando el Estado se queda sin recursos. El ambiente se caldea, los reclamos se multiplican. En este marco el presidente equivocó la repuesta. Apostó a conteporizar con los que tienen como único oficio vivir del dinero público. Parece esperar que la parte más estrecha y oscura del túnel quede atrás, que la inflación se calme y la economía se recupere para retomar el liderazgo. Ahí está el error, porque la capacidad conducción se prueba en situaciones críticas.

Entretanto el ajuste inevitable será pagado por María Eugenia Vidal. Las versiones sobre tensiones entre el gobierno de La Plata y la Casa Rosada nunca aclararon la única causa posible de las divergencias: por solidaridad política Vidal pierde fondos que van a parar al bolsillo de gobernadores peronistas.

Macri cede ante el PJ porque quiere aprobar el presupuesto para dar una señal de gobernabilidad y satisfacer una exigencia del FMI. Bajo esas circunstancias Vidal debe hacer los recortes que sus colegas se ahorrarán.

Las versiones de su posible candidatura a presidente obedecen, en cambio, a otros propósitos. Son difundidas por sectores peronistas que saben que, si va por la reelección, será difícil ganarle. Por eso, aunque los funcionarios y los voceros del PRO dicen al periodismo una y otra vez que el candidato presidencial será Macri, las versiones sobre su reemplazo por Vidal no tienen fin.

Por su parte la presión sobre Macri de los aliados radicales y de Carrió empezó a hacerse explicíta dos semanas atrás a raíz del aumento de la tarifa de gas y sigue escalando. Los socios del presidente no sólo lo abandonaron en un trance complicado, sino que se sumaron al pataleo opositor y lograron que el gobierno retrocediera en una de sus políticas centrales: terminar con los subisidios al consumo de gas y electricidad que provocaron un desastre fiscal y energético sin precedentes. 

Después de que Macri cedió con el aumento del gas los radicales pasaron a pedirle que saliera de la "agenda del ajuste". Una especie de "kiciloffismo" light que ignora la realidad y bordea peligrosamente el suicidio. Actuaron así después de ver a la ex correligionaria Elisa Carrió tomar la delantera en una maniobra frecuente de la dirigencia nativa: compartir el poder, pero minimizar los costos políticos cuando las cosas salen mal.

Como dirían los peronistas el ajuste es la única realidad, pero no piensan hacerlo ellos. Por eso en la discusión de las finanzas del año próximo le sacaron amplia ventaja al gobierno. Alargaron el trámite del presupuesto para presionar, de manera que habrá más fondos para las provincias y muncipios que para la Nación. Guillermo Dietrich, por ejemplo, les prometió un fondo para girar recursos a los municipios por la quita del subsidio al transporte. Vale decir, el subsidio que era la "bête noire" del macrismo, se mantiene.

También se sube el mínimo imponible del impuesto a las ganancias, otra de las banderas arriadas por el presidente. Se espera recaudar 35 mil millones de los cuales sólo el 40% irá a la Nación. Con esto se espera calamar los reclamos del PJ. El aumento del bienes personales y el revalúo de las ganancias representan otro incremento de la presión fiscal que pesará no sólo sobre las empresas sino también sobre los sectores de clase media que votaron al gobierno.

Esa quema de banderas incluyó la luz verde para un proyecto de ley de alquileres para favorecer a los locatarios, típica maniobra de corto plazo que terminará restringiendo la oferta, aumentando los precios y perjudicando a quienes se pretende beneficiar.

Lo único positivo que le pasó al gobierno en los últimos días se lo debe al peronismo, que festejó el 17 de octubre con distintos actos en los que exhibió la pobreza de su oferta electoral. Sin renovación, con figuras patibularias y promesas de restauración kirchnerista contribuye a mantener competitivo a un gobierno paralizado que sólo espera que pase el mal momento.