Amor y anarquía en un filme sobre el romanticismo heróico
"Soledad" (Argentina-Italia, 2017) Dirección: Agustina Macri. Guión: A. Macri, Paolo Logli. Fotografía: Daniel Ortega. Sonido: Claudio Grandi. Actores: Vera Spinetta, Giulio Corso, Marco Leonardi, Marco Cocci, Luis Luque, Silvia Kutika. Duración: 103 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años.
Una madre arroja las cenizas de su hija al mar con lágrimas en los ojos. Es la primera secuencia del filme de Agustina Macri. Las cenizas son de una casi adolescente de 23 años, Soledad Rosas, que se convirtió en un emblema "okupa" de la rebelión.
Es la historia de una chica rebelde que se fue a buscar lejos de su país un destino, hasta ese momento un tanto caótico que abarcaba un título en Turismo, un trabajo de paseadora de perros, ideal para ella por la libertad que le permitía, y algunos romances frustrados.
La invitación de sus padres a Europa la hizo despegar de Buenos Aires con una amiga, aterrizar al tiempo en Turín y, por casualidad, en una pensión barata, que resultó ser una casa ocupada del Asilo de la Vía Alessandria, morada de punks y anarquistas.
El tiempo haría que Soledad formara parte de esa suerte de contracultura, que mostraba su oposición al capitalismo con pequeños hechos subversivos. Una ideología que postulaba libertad y el amor por un integrante del grupo, Edoardo Massari, ayudaron a la jovencita a encontrar su lugar.
Después vendría la represión policial que los asociaba con los Lobos Grises, grupo que atentaba con explosivos en el Piamonte. De ahí a los cargos de subversión y terrorismo, la cárcel y la muerte.
LA ODISEA
Basado en una estupenda novela de Martín Caparrós, "Amor y anarquía. La vida urgente de Soledad Rosas", el filme, primera ficción de la directora Macri, toma la figura de la joven de clase media y retoma un itinerario en que la figura de su hermana Gabriela obra de puente hacia el pasado y la odisea de la protagonista.
La película tiene una narración con altibajos en la que la extensión de ciertas secuencias ralenta el ritmo del filme. Alcanza su verdadero climax en la segunda parte, cuando el drama se desencadena. A la elaboración de este climax contribuyen no sólo algunas actuaciones sino la fotografía, de logrados claroscuros que ennegrece metafóricamente todo el contexto.
Mientras los personajes actúan se siente la necesidad de alguna explicación sobre motivaciones y experiencias, que en el libro original aparecen como disgresiones históricas o actuales de movimientos sociales que apuntan a los "70 en Italia con las Brigadas Rojas. La carencia de este tipo de elementos en el filme dificulta el relieve de los personajes al dejarlos desprotejidos. Sin embargo, destaca la entrega de un filme que evoca un suceso que resulta casi anacrónico en el siglo XXI: morir por la causa y por amor. Algo así como el resurgimiento de un romanticismo heroico protagonizado en 1997-1998 por una argentina y un italiano.
Calificación: Buena