El conflicto entre católicos y peronistas en la Provincia Eva Perón
A 63 años de la Revolución Libertadora que, el 16 de septiembre de 1955, derrocó al gobierno constitucional. El análisis de dicho enfrentamiento -una de las principales causas del golpe de Estado- en una provincia del interior permite profundizar la comprensión de los acontecimientos ocurridos en Buenos Aires. Por Mariana Funkner *
Por Mariana Funkner *
Durante los años 30, se conformó un bloque nacional y popular articulado en función de la Iglesia y el Ejército, pilares del denominado -según el historiador Loris Zanatta- "mito de la nación católica". En el golpe militar de 1943, los católicos vieron la oportunidad de concretar los proyectos que en la década del 30 quedaron truncos. De esta manera, los vínculos entre el Ejército y la Iglesia se estrecharon.
El gobierno militar estableció algunas concesiones a la Iglesia católica: la implementación -a través del Decreto Nø 18.411- de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, la incorporación de un grupo de católicos dirigentes al aparato gubernamental, el aumento de los recursos destinados a la construcción de seminarios, entre otras.
Como partícipe de la revolución militar de 1943, Perón comenzó a utilizar en sus discursos un vocabulario análogo al empleado en el catolicismo social e ideas provenientes de la Doctrina Social de la Iglesia, conformada básicamente por dos encíclicas papales, Rerum Novarum (1891) y Quadragesimo Anno (1931). Perón no sólo se proclamó a favor de la enseñanza religiosa, sino que también afirmaba el origen y contenido cristiano de la propuesta peronista. Al mismo tiempo, propuso un programa de equidad social basado en la cooperación entre las clases.
Por estas cuestiones, era el mejor candidato para la Iglesia católica. Juan Domingo Perón fue elegido como presidente el 24 de febrero de 1946. Sin embargo, las relaciones entre catolicismo y peronismo se quebraron en 1954.
EL CONFLICTO EN LA PROVINCIA EVA PERON
En el Territorio Nacional de la Pampa -creado en 1884 a través de la Ley Nø 1532 y transformado en Provincia Eva Perón desde 1951 a 1955- la representación simbólica del "mito de la nación católica" tuvo su correlato con la construcción del "mito de la pampeanidad católica".
Los lazos entre el catolicismo y el gobierno territoriano fueron estrechos y las máximas autoridades pusieron a disposición la estructura estatal para garantizar el éxito del proyecto católico.
No obstante, en febrero de 1955, eclosionó en la provincia Eva Perón el conflicto entre la Iglesia católica y el peronismo. Una de las primeras manifestaciones fue a través de diversos panfletos que se distribuían en los domicilios de los militantes católicos.
En el verano de 1955, comenzaron a circular panfletos tanto en General Acha como en General Pico. En el primero, los autores anónimos criticaban al gobierno peronista porque permitía el divorcio, mientras que, en el segundo se convocaba a la ciudadanía a despertar de su letargo y organizar una resistencia civil.
Las diferencias también se notaron en la Cámara de Representantes. En correlato con las medidas nacionales, el 12 de mayo de 1955 se aprobaron los proyectos de ley que derogaban tanto la enseñanza religiosa en la provincia como la exención de impuestos, tasas o contribuciones provinciales y municipales acordadas a las instituciones religiosas. El proyecto del Poder Ejecutivo Provincial involucraba a todo espacio católico: a sus templos, conventos, colegios, etc. Pero los enfrentamientos también traspasaron la Legislatura pampeana.
LAS PERSECUCIONES SACERDOTALES
Existen cinco casos de persecuciones a sacerdotes que se desempeñaban en el ámbito católico pampeano. Las parroquias afectadas fueron "Santa Rosa" de la capital provincial pampeana, "San José" de Colonia Barón, "San Antonio de Padua" de Trenel, "Nuestra Señora de la Merced" de General Pico y "Nuestra Señora de la Merced" de Victorica.
Las ataques a las tres primeras parroquias poseen elementos en común: los asedios comenzaron en junio de 1955, con allanamientos de la Policía Federal tanto a los templos parroquiales como a los salones de Acción Católica, su posterior clausura y la presencia policial en las celebraciones religiosas.
En el caso de la Parroquia "Santa Rosa" el sacerdote José Ochoa recibió amenazas telefónicas que le advertían de un grupo de terroristas que se estaba preparando para asaltar la Iglesia, incendiarlo todo y eliminarlo a él, junto a quienes en ese momento estuvieran a su lado. Momentos más tarde, la misma voz le confirmó que estaba todo ya decidido, que tomara en consideración la amenaza y que se retirara de la Iglesia.
Sin embargo, los hechos no pasaron de meras amenazas. Ochoa tenía una estrecha amistad personal con ciertas autoridades civiles situación que le permitió obtener una autorización, a pesar de las relaciones del Estado con la Iglesia, para realizar una procesión el 30 de agosto de 1955 -en honor a Santa Rosa de Lima, patrona de la provincia-. Además, los poderes públicos participaron con la colocación de banderas en la ciudad para el evento.
Por el contrario, en el resto de las parroquias hubo prohibiciones que luego se transformaron en permisos controlados por las autoridades policiales. En la parroquia "San José" de Colonia Barón se presentó una orden del Poder Ejecutivo Nacional que prohibía la celebración de funciones religiosas en las Colonias de José (Colonia Barón), Villa Mirasol, Mauricio Mayer y otras localidades que abarcaba esta extensa parroquia. Ese mismo día la orden fue revocada y las diversas celebraciones religiosas, encabezadas por el párroco Carlos Riedrich, comenzaron a ser controladas por la policía.
En la localidad de Trenel, el párroco local Celso Valla realizó una fiesta patronal, autorizada por la policía local. Sin embargo, Valla tuvo conocimiento de que el Juez de Paz local presionó al comisario para que se instruyera un sumario sobre su persona por actividades contra la seguridad del Estado. Dichas actividades consistían en la celebración de misas y la atención religiosa en las diversas capillas de la parroquia. El comisario se negó porque no se presentaron hechos concretos.
Una acusación diferente a las anteriores tuvo el sacerdote Albino Castellaro, encargado parroquial de "Nuestra Señora de la Merced" de General Pico. Castellaro fue citado a declarar ante las autoridades policiales durante los primeros días de junio, acusado de haber propiciado, en una casa particular, palabras injuriosas y agraviantes para con el Gobierno Nacional. El hecho no pasó a mayores.
COLEGIO SALESIANO
Por último, el caso más significativo ocurrido en la Provincia Eva Perón se concretó en la parroquia "Nuestra Señora de la Merced" de Victorica, atendida por el Director del Colegio Salesiano Manuel Tomás Lario.
El conflicto en esta parroquia se inició a finales de marzo de 1955 con la implementación de un impuesto confiscatorio al Ateneo Parroquial "Don Bosco" por parte del Comisionado Municipal. Los sucesos continuaron con la clausura de la procesión del Viernes Santo, el cierre del cine parroquial y la suspensión de las funciones religiosas en distintos lugares de esa extensa parroquia.
in embargo, en mayo, el ayudante de policía de la localidad-encargado de vigilar los actos que realizaban los curas que se encontraban al frente de la parroquia- detuvo al sacerdote Lario. En este sentido, el ayudante argumentó que se encontraba en la plaza cuando fue interrumpido por las palabras del párroco que se propagaban a través de dos altoparlantes que se encontraban colocados en la Iglesia. Según el policía, la conducta de Lario de criticar al Superior Gobierno de la Nación era habitual, ya que reprobaba la forma de actuar de la Nación con respecto a la Iglesia.
El agente convocó a cinco testigos que se encontraban presentes en el momento de la injuria, que declararon y coincidieron en sus exposiciones. Según consta en el Expediente Nº109-1955, entre las numerosas palabras que Lario habría pronunciado se encontraban las siguientes: "Los que están en contra de la Iglesia y que atacan a la Religión son necios que están dando patadas y coces contra rocas y clavos, pero la Iglesia es inamovible, no la vencerán". Agregando que "el temor de los curas eran aquellos que militaban en calidad de cristianos dentro de la Iglesia misma y no a los que abiertamente se habían declarado enemigos (...)".
Al mismo tiempo, por las investigaciones policiales se incorporó el testimonio de un empleado de la escuela de Agricultura y Ganadería de la Nación que se encontraba con el sacerdote al momento de los improperios. En su declaración, este último afirmó que se encontró accidentalmente con Lario en la esquina de la Iglesia local y que en un estado de nerviosidad expresaba, según el expediente, "Dicen que hay libertad de culto y en cambio nos obstaculizan actuar en todas partes, tenemos un Gobierno Totalitario, en Rusia se está mejor que aquí, allá hay libertad de culto. Perón, es un dictador que con su obra está corrompiendo al país; que en las escuelas se le está inculcando su política a esos niños inocentes; que en este país ya no se puede vivir más, pero que algún día llegará la hora y explotarán bombas que terminarán con el caos y la barbarie de nuestra Patria (...)". Este testigo citó a otros dos vecinos que circulaban por el pueblo y que presenciaron los insultos.
Lario fue detenido y negó las acusaciones. En su declaración afirmó que nunca pudo encontrarse en compañía del empleado escolar porque, debido a circunstancias personales relacionadas con la tutoría de un menor familiar de quien quedaba una deuda por saldar a favor del Colegio, hacía mucho tiempo que no le dirigía la palabra. Al ser consultado por el resto de los testigos, no recuerda realmente que hayan pasado por la esquina de la Iglesia. En este sentido, Lario agregó que a algunos de ellos no les dirige la palabra, ya que no lo hace normalmente, y que a otros sólo los hubiera saludado por cordialidad.
El procedimiento continuó con careos entre los denunciantes, sin embargo éstos no coincidían sobre el lugar, la hora y demás circunstancias en las que el cura habría propagado sus palabras infames, sólo acordaban en repetir las palabras incriminadoras. Mientras tanto, el sacerdote permanecía detenido.
En julio se presentó a la seccional uno de los testigos con la intención de ampliar su declaración. En este sentido, según consta en el expediente esta persona argumentó que no se encontraba en el momento en cuestión y que, por lo tanto, no escuchó lo manifestado por Lario. Que en realidad fue citado por el comisario, quien lo hizo pasar a su casa particular, le leyó la declaración que el deponente firmó y que había sido redactada momentos antes en su presencia por el comisario, expresándole que aprendiera bien las palabras que constaban en el documento para sostenerlas durante el careo con el párroco; y en el lugar también se encontraban presentes el resto de los testigos de la causa.
Según el vecino su conciencia le recriminó y después de pasar unos días de situación moral intolerable decidió exponer la verdad. Asimismo se comprobó ante el tribunal que el tercer testigo, se hallaba ausente ese día del pueblo, por tanto no pudo presenciar ni oír el supuesto desacato hacia el Presidente de la República. No obstante, el tribunal luego de comprobar estos falsos testimonios, no tomó ninguna resolución respecto a estos simulados testigos. Además de estos hechos citados, se trató de intimidar con todo tipo de amenazas a los fieles para que desistieran de concurrir al templo.
Frente a esta declaración de falso testimonio, el juez convocó en julio nuevamente a careos con el objeto de dirimir las contradicciones existentes, aunque por una serie de sucesivas ausencias del Territorio y con "excusas" de trabajo, los careos se retrasaron hasta el mes de septiembre. Una vez que se efectuaron, los testimonios no concordaban, ya que cada uno de los testigos argumentaba que invocaban la verdad.
Finalmente, el Procurador Fiscal, enmarcándose en el decreto-Ley Nº 63 emanado por el gobierno de la Revolución Libertadora, que con fecha 26 de septiembre decretaba la amnistía para los procesados políticos, liberó a Lario y desestimó las acusaciones legales.
VISION FEDERAL DEL CONFLICTO
Los conflictos que tiñeron las relaciones entre la Iglesia y el Estado argentino fueron relativamente tardíos en el espacio pampeano respecto a los grandes centros urbanos. No se desarrolló en la Provincia Eva Perón, una política masiva contra la Iglesia católica, sino que fueron casos concretos y recién cobraron carácter confrontativo frente al clima de polarización de 1955. El caso de una provincia del interior argentino permite profundizar la comprensión de los acontecimientos ocurridos en Buenos Aires. De esta manera, la quema de Iglesias, la sanción del divorcio y el proyecto de separación de la Iglesia y el Estado, junto con el carácter competitivo del catolicismo y el peronismo llevaron a los católicos a movilizarse contra Perón. En este sentido, los aviones que bombardearon la Plaza de Mayo en junio de 1955 contaban con la leyenda "Cristo Vence". Los sectores católicos observaron con beneplácito el golpe militar de la Revolución Libertadora.
* Profesora y licenciada en Historia por la Universidad Nacional de La Pampa.