Un ser en crisis, víctima de su propia adolescencia extendida

Conocimos la primera película del sanjuanino Rosendo Ruíz, criado en Córdoba, en el recordado Festival de Pinamar. "De Caravana" era una divertida comedia con ambiente de bailanta y clásicos personajes de la noche, sumado a la efervescente presencia de la Mona Giménez y un grupo de actores jóvenes.

Pasaron más de diecisiete años, hubo algunas películas antes que ésta y ahora se estrena "Casa propia". El director depuró su estilo narrativo, incorporó inquietudes formales, pero su contenido sigue estando dentro de una estética realista, consustanciada con personajes cotidianos y poco conformes con su realidad.

Alejandro, el protagonista, tiene algo del Laucha de "De Caravana", un poco de su resentimiento, pero también una comprensión especial al juzgar situaciones que, llamativamente no son las suyas (consejos al amigo que ganó la beca). Alejandro no maduró, un poco por comodidad, otro quizás por falta de ambiciones. A los cuarenta vive con la madre, mientras enseña Literatura en un secundario de la zona. Su actitud un tanto infantil lo acerca a Martha, aunque siempre le discute, lo lleva a no tener relaciones amorosas estables y saltar de una habitual, Verónica, a amigas ocasionales y profesionales del sexo. Dubitativo e inestable, merodeador de departamentos para alquilar que sabe cada vez más lejanos por la imposibilidad de rentarlos, Alejandro parece jugar al interesado en comprar algo, cuando sabe que no está en condiciones de hacerlo.

Hombre en crisis, con la edad, con la profesión, con la vida amorosa, Alejandro puede estar al borde de un drama, pero entre sentimientos encontrados permanece en equilibrio sobre el vacío. Su madre está enferma y con su hermana convierten a quien los crió en un objeto molesto que está a punto de ser dejado en un geriátrico o convertido en trashumante por las casas de parientes. Alejandro no encuentra paz ni en su trabajo, ni con su amigo escritor o con algunas de sus chicas.

CARACTERIZACIONES
Ruíz, como en su película inicial, sabe elegir actores: tanto Gustavo Almada, el Laucha de "De Caravana", como Irene Gonnet, dan sólidas caracterizaciones de sus personajes, acompañados por un buen elenco. Ambientada en Córdoba, respetando su particular habla individual, el director elige ciertos juegos formales, en algunas ocasiones se decide por el plano secuencia y logra un "tono urbano", lejos de toda posible sofisticación.
Filme intenso donde "la sangre no llega al río", pero que varias veces plantea conflictos que no resuelve por la particular personalidad de su protagonista. Ruíz cuenta bien, mantiene un buen ritmo y dota al filme de una atmósfera especial, en la que se destaca la tonada de la zona.

Calificación: Buena