Alberto Migré en nuestra piel
El talentoso autor de telenovelas, antes vilipendiado, ahora merece elogios de sus críticos. "Lo atacaban por escribir para mujeres y ser homosexual", señala la autora Liliana Viola, quien acaba de lanzar una biografía completa sobre el escritor.
"He soñado con Migré, me he peleado con él, le he pedido perdón", asegura Liliana Viola, autora de una inteligente, conmovedora y muy sólida biografía sobre el gran escritor argentino (de radioteatros y telenovelas) publicada a fines del último año. En entrevista con La Prensa, Viola -editora del suplemento 'Soy' de Página/12- cuenta los detalles de 'Migré. El maestro de las telenovelas que revolucionó la educación sentimental de un país' (Editorial Sudamericana) y revela los secretos de un autor que "paraba a la Argentina" en la década de 1970 con éxitos inolvidables y entrañables como 'Rolando Rivas, taxista', 'Pobre diabla', 'Piel naranja' y 'Pablo en nuestra piel'.
La periodista escribió con respeto, pero también con una saludable distancia. "Lo quiero traer al presente, no que sea un monigote", señala sentada en un bar de Palermo, bien alejado de los que el autor usaba tanto en sus historias.
-Usted no es "migreliana".
-No, no lo soy, pero si se cuenta la vida de alguien es porque vale la pena ser contada. Entonces, se produce una sensación muy extraña: pasa a formar parte de tu vida.
-Es que Migré tiene muchos fanáticos, todavía hoy.
-Sí, es cierto. Me costó mucho hacer esta biografía. Entrevisté infinidad de actores que trabajaron con él y ocurre algo con este tipo de personajes: despierta los mismos recuerdos, las mismas confidencias en todos. Todos tienen un amor real por él. Los convirtió en ellos mismos. Y en general fue muy difícil salir de la veneración y, hasta te diría, de un cierto miedo sobrenatural a que Migré estuviera escuchando lo que decían.
-Es que él era bravo.
-Sí, lo era. Incluso hay una escena que se repitió mucho: se acercaban al grabador y decían "Gracias Migré".
OTRA TELEVISION
-¿Cuál era su secreto para ser quien fue?
-Entre otros factores, manejaba como nadie el suspenso dentro del discurso amoroso.
-En una época muy precaria.
-Tal cual. Una televisión que era una empresa cuasi familiar, donde había tantas cosas que estaban mal en cuanto a luz, vestuario, recursos. Ante todo eso, él tenía el gran secreto: el poder del texto. Decía: "No se preocupen, yo todo esto lo voy a resolver con este diálogo, con esta imagen, con diez páginas de un monólogo". Y lo resolvía. Luego lo que ocurrió fue al revés, lo que pasa hoy, tienen todo el despliegue pero falta lo otro.
-Cuesta encontrar esa palabra.
-O salir de la fórmula. Que era paradójicamente lo que se le criticaba a Migré, que es también la forma en que se critica con ojos cerrados al género telenovela. Se dice que es esquemático pero, por ejemplo, el policial también es esquemático, por eso se llama género. Ahora, lo que él no hacía precisamente era fórmulas.
-Las evitaba siempre con pequeñas cosas.
-Pequeñas o bestiales. Pero sólo las podría hacer él. Es que, por otro lado, se lo consideraba tan berreta, tan malo, que la censura de algún modo lo agarró pero no tanto como podría agarrar a la televisión prestigiosa, la que representaba la izquierda. Cosa que él no representaba, claro está.
-Le permitían y él avanzaba.
-Sí, yo creo que él avanza tremendamente en todo lo relacionado con lo sexual, sobre todo en lo referente a la corrupción de la familia. En sus historias, los más adultos son seres egoístas, perversos y con compulsiones sexuales. El lo pudo hacer no porque fuera de avanzada sino porque se había nutrido del radioteatro de los años cuarenta, donde todas estas cosas ya estaban.
-Eso es curioso: ya había un cierto grado de libertad en esa época del radioteatro, incluso en temas que después se censurarían.
-Yo lo compararía con lo que han sido los cuentos de hadas o leyendas, una zona de la literatura infantil que es tremendamente perversa. Los niños se pierden, los padres son atroces. Esa zona yo la comparo con todo lo que fue el melodrama radial del que se nutrió Migré.
-Usted dice en el libro que a pesar de tener escritos más de 700 libretos, él tiene unas pocas historias fijas que con ligeras modificaciones repite.
-Sí, así es. Por ejemplo, "Una voz en el teléfono" es la repetición de la fórmula que le funcionó prácticamente siempre. Sería la más tradicional y la más ingenua entre comillas: la chica presa que conquista por la voz al hombre que está medio borrachón o perdido o viudo. Otra cosa que lo persigue siempre, desde "Rolando", es el fantasma del guerrillero porque es algo que a él le interesa y que nunca lo pudo terminar de componer.
PRESTIGIO
-Con los años, empezó a ser mejor considerado. De hecho, hay una cantidad de gente que antes lo "ninguneaba" y ahora lo acepta, lo valoriza.
-Ahora es más fácil revalorizar todo, pero es bueno que no sea al modo de un bazar vintage. Otra forma es tratar de entender por qué era visto así en ese momento. Era una crítica que consideraba lo popular como berreta pero también se veía una influencia concreta de un sector de derecha que estaba también imponiendo sus fórmulas en la televisión. Pero en el caso de Migré, yo diría que es casi aberrante la violencia de la crítica con él. Había un permiso extra.
-¿Por qué?
-Escribía para mujeres, su público eran mujeres y él era homosexual. A mí lo que me interesa revalorizar en el tema Migré es cómo fue atacado por escribir un género considerado femenino y por ser él considerado afeminado. En esto la izquierda y la derecha estaban de acuerdo. Los bienpensantes de ambas partes estaban de acuerdo en que Migré representaba lo cursi y yo hoy bajaría el telón y diría: representaba lo femenino.
-Todo lo femenino era de bajo nivel.
-Sí, aunque no estuviera enunciado así. Era algo absolutamente menor. Hoy podemos verlo diferente. Ha pasado el tiempo y las mismas personas que han criticado a Migré en su momento y eran muy brutales con él, como por ejemplo (Carlos) Ulanovsky, han pedido disculpas. Aparte, hoy obviamente tenemos muchas más herramientas y una gran distancia y podemos revalorizar a Migré pero leyendo la crítica de Migré, viendo cómo cambió la televisión. Por eso, entonces nos preguntamos qué pasa con el gusto de las mujeres que las propias mujeres hemos reconocido como menor. ¿Por qué menor?
ATREVERSE A MIRAR
-Otra cuestión interesante es la aparición de los hombres mirando las novelas de Migré.
-La tradición dice que "Rolando Rivas" es la primera telenovela que miraron los hombres, aunque Migré desmiente eso. Dice algo que me parece muy interesante: "No es la primera que miran los hombres, sino la primera que los hombres se atreven a decir que miran". Y se atreven porque el protagonista no es una "princesa" sino que es un taxista. En general, las protagonistas eran las mujeres lloriqueras, pero Rolando es un hombre melancólico que puede llorar, un trabajador, un tipo de familia, de barrio.
-El anclaje con el barrio también era clave en sus historias.
-Con el barrio y con la política.
-Eso llamaba la atención.
-Sí, pero estaba asociado a la época. Era una época politizada. Pero lo que hace Migré es no perder nunca la historia amorosa. Aparecía la sensualidad y el suspenso, pero siempre relacionados con lo amoroso, y lograba también que todo lo relacionado con lo político formase parte del melodrama.
-Era todo muy verosímil.
-Era verosímil dentro de su gran inverosimilitud. Entonces, el guerrillero hermano de Rolando es mucho más un personaje de melodrama. Va a ser el que va a raptar al papá de la heroína. Va a generar una fractura al estilo Romeo y Julieta. Eso es lo que le criticaba en parte la izquierda. El tomó ese personaje y lo cierto es que hay discursos muy politizados dentro de la telenovela, muchos personajes lo tienen, pero nunca sale de su género.
-Finalmente, le piden hacer algo muy alejado de él.
-No puede. Eso sí es lo que Manuel Puig ve en Migré. Puig tiene una sensibilidad para todo lo que fuera cultura popular y un gran aprecio para el éxito popular. El éxito era sospechado. Pudo ver esto y lo respetaba por exitoso, por esa conexión con lo popular.
-Al final de su libro, usted cuenta la anécdota de los taxistas que fueron al cementerio a rendirle homenaje el día del entierro.
-Eso es para llorar. El dueño del taxi original de Rolando llevó 35 taxistas a Chacarita. Y había muchos más que fueron de manera espontánea. Eso es maravilloso. No es fácil de lograr.
-Los taxistas le están muy agradecidos.
-Es que ha producido, por lo menos durante una época, una imagen deseable de un personaje muy antipático como es un taxista. El taxista se convierte en el hombre más sexy del universo. Ganaban como locos. Migré hizo una conexión muy loca y que haya perdurado con el paso de los años es formidable.
"El vivió la peor época de la homosexualidad"
Algunos se enojaron con Liliana Viola por hablar abiertamente en su libro de la homosexualidad de Migré. Al respecto, ella se defiende: "Es que él habló. En una entrevista dijo que hacía diez años que estaba en pareja. Que no digan que no lo dijo. El vivió la peor época de la homosexualidad y nunca quiso estar en el closet necesariamente. Era un modo de existir. No es que se metió o salió del closet sino que el closet en un momento fue un modo de vida que formaba parte de ser homosexual".
-Y a su modo, habló.
-Cuando empieza a ver que hay un desclosetameinto quiso de varios modos empezar a pulir capas y en dos entrevistas sale hablando, ya cuando su madre había muerto o tenía Alzheimer. Estaba saliendo con un actor, al que no voy a nombrar, que al ser "nombrado sin nombre" sintió que lo estaba exponiendo, lo cual es cierto.
-¿Migré compartía su orientación sexual con los actores?
-Sí, claro, pero había un pacto de silencio.
-¿Cómo le caía cuando lo trataban de autor rosa o lo criticaban por amanerado?
-Lo vivía como se vivía en ese momento. Pero nunca tuvo la convicción de que no estaba tan mal ser gay. El respondía con un código de closet. "He vivido triste, hay algo en mí que no se resuelve", decía. Lo concreto es que cada época tiene su modo de decir.