LO QUE VENDRA

Este será un año difícil

Las elecciones legislativas de octubre ya condicionan todo y lo peor de la política y de los políticos asoma con fuerza en busca de ensuciar, confundir y difamar, además de empuñar todas las armas electorales usadas por la gran mayoría de nuestros hombres públicos en los últimos 70 años.

 

Este será un año difícil para los argentinos en general. Las elecciones legislativas de octubre ya condicionan todo y lo peor de la política y de los políticos asoma con fuerza en busca de ensuciar, confundir y difamar, además de empuñar todas las armas electorales usadas por la gran mayoría de nuestros hombres públicos en los últimos 70 años.

El gobierno de Macri comete errores casi infantiles y su comunicación es realmente deficiente, pero se debe admitir que es más difícil reconstruir que gobernar y mucho más complicado realizar ambas cosas a la vez.

Este Presidente es el primero en nuestro país que no viene del peronismo ni del radicalismo, que no tiene los vicios clásicos y por eso es probable que en la arena política pierda muchas contiendas; además su equipo de colaboradores tampoco tiene muchas batallas libradas en ese campo y parecen más ingenuos que listos ante los entrenados políticos que deben enfrentar.

Esto no es una disculpa porque cuando se asume la responsabilidad de gobernar un país, no hay excusas, no debe haber excusas.

Por otra parte, uno se pregunta si será que los argentinos no estamos acostumbrados a tener un gobierno que no sea populista, que no nos diga lo que queremos oír para dejarnos tranquilos y lo que es peor, que nos diga que tenemos que trabajar, poner el hombro y atravesar el duro camino de algunos sacrificios. Macri habla de "responsabilidad" y pretende repartirla entre los cuarenta millones.

LA GEMA
Ya comenzó la lucha por los votos que se prevé que será reñida y que el bastión de la provincia de Buenos Aires será la gema preciada por todos. El Gobierno tiene que mantener y si es posible ganar algunos electores sin caer en las promesas facilistas, inaugurar hospitales falsos o seguir ampliando los subsidios sociales que hoy mantienen a más de diez millones de personas (sin contar los jubilados), miles de las cuales viven en los países limítrofes y sólo vienen a cobrar una vez por mes y a votar cuando se los convoca.

Tal vez no nos guste el cambio, no queramos sentirnos que el Estado ya no nos protege tanto aunque sea hipotecando el futuro, que parece que no nos importa porque no lo vemos. 

Este año será difícil y veremos a los políticos haciendo de payasos oportunistas como ese diputado ya mayor que llevó un buzón a su escaño para burlar al Gobierno por el affaire del Correo Argentino con el Estado y la familia Macri. Si los legisladores oficialistas hubieran llevado pilas de bolsos con dólares falsos para apoyar sobre sus bancas o réplicas en yeso del hotel Los Sauces, el diputado del buzón se hubiera indignado.

¿No será tiempo de hacer política de otra manera? Digamos seria, con dignidad, ir al Congreso a trabajar por los que los votaron y no para ser parte de la campaña electoral haciendo shows mediáticos lamentables.

Terminemos con estas cosas, seamos serios o al menos intentémoslo. 
Tengamos una campaña electoral en paz donde se hable de construir y no se revuelva la basura del pasado porque nadie está totalmente limpio ni siquiera los que se apuntan como alternativa porque fueron parte del proceso populista y entonces cómplices.

Acostumbrémonos a tener que ver y oír cómo la violencia verbal va ir creciendo a lo largo de los meses que vienen. No temamos a las amenazas de rebeliones populares, ni planes desestabilizadores, pensemos en el país y seamos racionales más que emocionales a la hora de ser, como pedían los griegos, animales políticos.