De las madres ideales a las madres reales

Dos psicoanalistas analizan las preocupaciones y exigencias frecuentes a las que se enfrenta la mujer actual luego de tener hijos e invitan a reflexionar sobre cómo disfrutar de una maternidad a la medida de las posibilidades de cada una.

La figura de la madre actual muestra marcadas diferencias con la tradicional imagen de la ama de casa, dedicada al cien por ciento a sus hijos. Ya sea por elección u obligación, las madres de hoy son multifacéticas y reparten sus horas entre el trabajo, las tareas del hogar, las amigas, la relación de pareja e, incluso, el estudio. Sin embargo, este querer hacer y cumplir con todo a la perfección puede llevar en ocasiones a que la fascinante tarea de la maternidad se vea opacada.

"La experiencia de ser madre es muy compleja. Hay una enorme distancia entre la tendencia a la idealización de las madres y las prácticas cotidianas de la maternidad, que muchas veces crean problemáticas insolubles a las mujeres", afirma la doctora Leticia Glocer Fiorini, médica y psicoanalista, presidenta de la Asociación Psicoanalista Argentina (APA).

Según advierte la profesional, a pesar de que muchas prácticas cambiaron, principalmente en Occidente, con una participación gradual de algunos hombres en tareas tradicionalmente "maternas", "esto es parcial y fragmentario".

"La exigencia de la madre perfecta, que puede contener, amar, comprender a sus hijos y, al mismo tiempo, estudiar, trabajar o tener otros intereses, dentro y fuera del hogar, es parte de las contradicciones subjetivas y culturales que generan conflictos difíciles de enfrentar", sostiene Glocer Fiorini.

En opinión de la presidenta de APA, ser madre implica mucho más que un instinto natural, requiere el deseo de serlo. En ese sentido, expresa: "Hay una idea que recorre siglos de historia cultural y social, la de una maternidad solamente instintiva que confina a las madres al campo de la Madre Naturaleza".

"Sin embargo, la maternidad solo puede ser deseante y simbólica. No hay otra forma de ser madre, ya sean madres biológicas o adoptivas, con óvulos propios o donados", remarca, para luego añadir: "Este reconocimiento va a la par con otro: que la maternidad en un sentido simbólico ya no es pura naturaleza, sino que es propia de la cultura".

UN ROL COMPLEJO

"Pensar en las complejidades de las funciones maternas implica reconocer la ambivalencia con los hijos y las contradicciones que experimentan muchas mujeres entre el amor a los hijos, el ejercicio de la maternidad y los anhelos personales de realización. Esto es más evidente en las últimas décadas en tanto las mujeres se incluyen cada vez más en el mundo del trabajo, en el ámbito de la esfera pública", argumenta Glocer Fiorini.

La psicoanalista cree que es indispensable encontrar un punto de vista que contemple "las determinaciones propias de las distintas culturas y subculturas así como comprender su influencia en la conformación de vínculos y en la construcción de subjetividad".

A la vez, considera necesario considerar la influencia, implícita o explícita, de las relaciones de poder con su impacto en el psiquismo de cada mujer y de cada hombre, "que determinan lugares específicos en los espacios públicos adjudicados a los padres, y los privados a las madres".

La presidenta de APA reconoce que la maternidad es una experiencia creativa y de vida de enorme significación, pero enfatiza que hay muchas otras facetas de realización en la vida de toda mujer. "Por eso, muchas veces, la idealización y el homenaje a las madres esconde como contracara la desvalorización de la mujer como tal. Las mujeres como sujeto de deseo, como sujetos creativos y con capacidad de decisión son todavía una deuda pendiente en nuestras culturas", se lamenta.

HACIENDO EQUILIBRIO 

Por su parte, la doctora Beatriz Zelcer médica psicoanalista y psiquiatra, vicepresidenta de APA, reflexiona: "Muchas veces pensé que la mujer para poder sentirse lo más realizada posible, necesita transitar por las caras de un poliedro y no caerse. Esas caras son muchas y, por lo general, están relacionadas con cumplir con los ideales femeninos epocales".

Entre las exigencias con las que se enfrentan muchas de las mujeres actuales, la profesional menciona:

* Poder atraer a los otros, para lo cual hay que (según de quien se trate el otro), ser atractiva, inteligente, sociable, amistosa, enigmática.

* Tener la posibilidad de ser productiva y no ser dependiente económicamente (del padre, marido, o de los hijos).

* Tener pareja o marido y como en otra época se decía "no quedarse para vestir santos".

* En el terreno de la sexualidad, ser una mujer como "se debe", con un desempeño sexual óptimo.

* Cumplir con el mandato de ser madre.

* Si tiene a su cargo a sus hijos, cubrir todas las necesidades de ellos, tanto económicas, afectivas, de supervisión de sus conductas. Funciones tanto de continencia como de transmitir lo que se debe de hacer o no, es decir aquello que llamamos la legalidad en lo social.

* Ser buena amiga, ya que en determinado momento de la vida tener buenas amigas, compañeras es muy importante.

* Verse siempre bien. Ante el paso de los años y la inevitable pérdida del "divino tesoro", la juventud, muchas mujeres encaran esto como una batalla a ultranza.

"Es mucho lo que hay que cubrir, pero hay estoicas que lo intentan todo", señala Zelcer, quien comenta: "A partir de mis largos años de experiencia, como psicoanalizada y como psicoanalista, considero que es fundamental sortear los propios prejuicios que devienen en creencias largamente constituidas, siendo esto una tarea de intensa revisión".

CAMINO POR RECORRER

"Aunque el hoy ya no es el ayer, con los cambios de estatus y posición social de la mujer, aún hay un largo camino a recorrer para ser mujer, poder reconocerse como alguien autónoma y saber lo que desea", remarcó la vicepresidenta de APA.

A la hora de transitar ese camino, la psicoanalista asevera que "es muy importante para la mujer llegar a deslindar los mandatos sociales y verificar quién es y qué es lo que la hace confortable".

En ese sentido, invita a preguntarse: "¿Se puede vivir una vida sin compartirla con una pareja y sentir que es una elección?, ¿Es imprescindible ser madre, existe el no deseo de serlo?, ¿Se debe ser la madre perfecta, que todo lo consigue en relación a sus hijos?, ¿Se pueden tener arrugas, las carnes flojas, algunos kilos de más, con celulitis, sin sentirse fuera de la seducción posible con sus pares?, ¿Puede una mujer no cubrir algunas de estar caras de este poliedro y sentirse sin culpa?".

"Desafíos todos estos generados por nuestra cultura, y que implican una dedicada elaboración para sortearlos", concluye.