"El Gobierno le dio señales claras al productor ganadero"

Muchos campos que se habían volcado a la soja vuelven a apostar por las vacas.Los argentinos pasaron de comer 70 kilos por año, a 55. Los precios aumentaron 47%. Sin embargo, la política oficial le devolvió rentabilidad a la actividad, explica Miguel Schiaritti, titular de Ciccra. El pésimo legado de Guillermo Moreno.

A la luz de las últimas estadísticas, cuesta creer que en el sector ganadero pueda reinar el optimismo. El consumo promedio de carne por habitante cayó a 55,2 kilos, el más bajo desde 2011, motivado en parte por el aumento interanual de los precios del orden del 47%. Y sin embargo, los criadores e industriales frigoríficos ven que el Gobierno les brinda señales claras para invertir y prosperar. Todo tiene una explicación.

"El eje principal de la caída del consumo de carne pasa porque hay una fuerte disminución de la oferta -explica Miguel Schiaritti, presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y derivados de la República Argentina-. A partir del cambio de gobierno se han generado condiciones para que el productor ganadero, sobre todo el que cría ganado, tenga una actividad rentable. Sobre todo luego de la caída del precio de la soja de 600 dólares la tonelada a los actuales 300. Esto ha provocado que muchos campos que, por los altos precios internacionales se habían vuelto transitoriamente sojeros vuelvan a volcarse a la ganadería. Esto generó lo que nosotros llamamos una fuerte retención de vientres.

-¿Esto significa enviar menos animales a faena?

-Cuando hablamos de retener vientres hablamos que el productor ganadero decidió recuperar las más de 10 millones de cabezas que se perdieron durante el Gobierno anterior. En total se perdieron 12,5 millones entre el 2009 y 2010, de las cuales sólo se recuperaron 2,5 millones. Lo que resulta increíble es que para liquidar 12,5 millones de cabezas demoramos solamente dos años, mientras que para recuperar esas 10 millones de cabezas estimamos que demoraremos una década.

-Veo que acuerda con la política ganadera que impulsa el Gobierno. Avala el cambio de rumbo.

-Sin ninguna duda. Sino la Argentina iba a abandonar la producción ganadera y la exportación de carne.

-¿La apertura de las exportaciones condiciona al mercado interno en materia de abastecimiento y precios? ¿Es más tentador vender afuera que acá?

-Actualmente el 92% de la producción de carne va destinada al mercado interno. La realidad es que los productores no apuntan todo al mercado externo, porque es una plaza que no consigue el producto que necesita. Haciendo un poco de historia, en el 2005 antes de que Guillermo Moreno interviniera en el mercado ganadero, Argentina producía 3,5 millones de toneladas y exportaba 675.000 toneladas. Por ese entonces los argentinos consumían 70 kilos de carne por habitante, en promedio.

-La caída del consumo ha sido abrumadora.

-Claro, más del 20%. Ahora la Argentina produce 2.700.000 toneladas de carne -es decir, 500.000 toneladas menos-, los argentinos consumimos 2,5 millones de toneladas y se exportan 200.000 por año. Esto es lo que generó una política antisectorial, tal vez por desconocimiento, por mala fe o por ensañamiento luego de aquel enfrentamiento por la 125.

LOS COSTOS

-¿Cuánto subieron los costos de la producción tras la devaluación?

-En realidad el precio del ganado aumentó más que el precio de los insumos. Cuando no hay un producto siempre se generan escapadas de precios. Las expectativas que se produjeron a fin del año pasado hicieron que en el corto plazo el precio del ganado aumentara de manera muy significativa. Al punto tal que en el último año los precios crecieron un 47%.

-¿Es exagerado este aumento?

-Es un aumento que permite que el productor ganadero se entusiasme y retenga vientres. No se pasó de rosca. Está en valores rentables para el productor de cría.

-El precio de la hacienda en pie también es récord 24,94 por kilo. ¿Es acorde con los costos?

-Ese precio es el promedio de todas las categorías. Es un buen precio para el productor, acorde con los costos que se manejan a la hora de producir.

-Las estadísticas indican que el nivel de faena es el más bajo de los últimos 37 años.

-Es correcto, porque la oferta ganadera es también la más baja de los últimos 37 años. La oferta ganadera tiene relación directa con la producción de carne y va a seguir teniéndola hasta que no aumentemos el peso de faena.

-¿Se están faenando muchos animales livianos?

-Se faenan muchos livianos, mucho ternero. Eso hay que cambiarlo.

-¿Cómo definiría la política ganadera del Gobierno? Está decidido a no intervenir en el mercado, como ocurrió con la lechería.

-El problema de la lechería me parece que pasa porque Argentina hace muchos años eligió una política equivocada en la instalación de las usinas lácteas. Generé enormes usinas lácteas en muy pocos centros de concentración. Entonces la leche consume grandes cantidades de litros de gasoil para llegar hasta allí. El costo más fuerte es el combustible. Deberían haberse armado centros más pequeños o intermedios. Llevan a General Rodríguez leche desde 400 kilómetros. Esto genera el costo final.

-¿Y con la carne ocurre lo mismo?

-El Gobierno intervino en la toma de decisiones. Cuando le saca las retenciones a las exportaciones de carne está dándole una señal al productor. Dicen: los dejamos que tomen el precio internacional cuando produzcan para ese mercado. Modificó el tipo de cambio y brindó señales para que el productor tome una decisión.

-¿No se produce para el mercado internacional?

-Todavía no. Lo que ocurre es que entre un novillo de 350 kilos y uno de 550 kilos hay un año y medio de diferencia. No es posible que se vea ahora el estímulo que le están dando a la producción de animales más pesados porque el tiempo biológico todavía no lo permite. La actividad ganadera es una actividad biológica y lenta. En marzo se retuvieron las terneras que salieron del destete, y tenían dos caminos: ir a una recría o un engorde a corral o guardarlas para convertirlas en madres. La ternera que se retiene este año va a dar una cría en condiciones de llegar a una góndola para las próximas elecciones presidenciales.

LOS FRIGORIFICOS

-¿Cómo es la situación de la industria frigorífica?

-A la industria podemos dividirla en dos ramas: mercado interno o consumeros, y mercado externo. El mercado de consumo está muy mal, básicamente porque todavía están los resabios de la política de Moreno. La realidad es que ningún carnicero o supermercadista va a vender más barato de lo que puede, porque es comerciante. Siempre va a sacar el mejor precio. Lo que hacemos es distorsionar la comercialización y generar una competencia desleal, generando la formación de pseudo cooperativas donde los pobres trabajadores se transforman casi en esclavos, trabajando por monedas y en muy malas condiciones. Ganan 2.500 pesos por semana y en negro. Tampoco pagan impuestos ni cargas sociales. Y hoy están faenando el 11% del total en la provincia de Buenos Aires.

-¿Qué pasa con el resto?

-Estos ponen al resto, a los que trabajan de la mejor manera posible, de forma más normal y dentro de la reglamentación, en una situación compleja con posibles quebrantos en el corto plazo.

-¿Se ha logrado sostener el empleo este año?

-Hasta ahora sí, después de la política de Moreno, que generó el cierre de 163 frigoríficos y el despido de 19.650 trabajadores.

-¿Esto tendería a cambiar con la nueva política que ejecuta el Gobierno?

-Con esta nueva política veremos qué es lo que ocurre. Recién hoy, tras siete meses de la asunción presidencial, se hizo la primera fiscalización. El ministro Ricardo Buryaille, por indicación del presidente Macri, está decidido a combatir la evasión en la carne, que ronda los $ 10.000 millones anuales. Por lo que entiendo hay directivas expresas que emanan de la Casa Rosada.

-Las paritarias del sector cerraron finalmente en un 42% de aumento. ¿Hay margen para que parte de esto llegue al mostrador?

-En realidad la industria frigorífica había cerrado el 37% con la Federación de la carne hace 90 días. Hubo un reclamo y discusiones, y se decidió aumentarles un 5% más. Pero no es que de golpe pasamos de 0 a 42% de incremento salarial. Antes de cerrar el 37%, la industria les venía dando anticipos a cuenta desde marzo a los empleados. No hay chances de que pase al mostrador porque el último aumento real fue del 5%, y el 5% del 8%, que es el costo de la mano de obra de la industria, es el 0,4%. No es significativo, suponiendo que hubiera un traslado directo a los precios.

-Ante el aumento del precio de la carne vacuna, ¿creció el consumo de carne aviar y porcina?

-Sin ninguna duda. Ya no es una competencia, en realidad son carnes complementarias. El argentino consume 55 kilos de carne vacuna, 46 de pollo y 16 de cerdo. Cuando yo era chico, el pollo se comía algunos domingos, a la portuguesa, después de los ravioles. Hoy es una comida cotidiana que llega a todas las casas. Ha habido un cambio cultural importante.